36. Congregación

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"Má, Pá:

Lamento no tener el valor suficiente para encararlos de frente, creí que tenía tiempo para hacerlo, pero no fue así. De ustedes no he recibido otra cosa que amor y apoyo y lamento mucho no pagarles con la misma moneda.

Primero, tengo que confesar que a pesar de haber aceptado el acuerdo matrimonial con el príncipe Wang Yibo, hace unas semanas una hermosa omega me encontró y debido a circunstancias especiales, la marqué. Lamento mucho el ocultarlo, pero no el haberlo hecho. Estoy segura de que ustedes me hubieran apoyado y lo único que me duele es que no la hayan conocido, ella es increíble, hermosa, inteligente, con un corazón noble y al mismo tiempo muy valiente. Sé que la querrían al igual que yo. Espero que tengamos un futuro en que la conozcan, en que podamos vivir todos como una familia.

Debo confesar que no dije nada antes porque no quise ponerlos en peligro. Estoy consciente del castigo por haber marcado a un omega. No quiero que mis decisiones los arrastren conmigo si lo que pase esta noche es un vano intento por recuperar la libertad de los omegas.

Los amo más que a mi vida, pero mi lugar está a lado de mi hermosa omega y espero con todo mi corazón que el día de mañana pueda regresar a casa con ella en mis brazos, pero si acaso no vuelvo a verlos, quiero decirles que los amo mucho y soy muy feliz por haber encontrado a mi alma gemela y seré feliz si vivo o muero junto a ella.

Los amo. Ziyi."

Gao Han había leído aquella nota un par de veces para asegurarse que había comprendido a la perfección el mensaje. Cuando levantó la mirada, se encontró con el rostro de su esposa que, a pesar de estar derramando lágrimas, no se encontraba triste del todo. En sus ojos brillaba un toque de orgullo por su primogénita.

-Cariño, creo que es tiempo de reunir a nuestra familia- Baoshan se acercó a su esposo tomando sus manos con una sonrisa en el rostro.

-Nuestro pequeño Zhan- murmuró Han abrazando a su esposa.

Y es que no había un día en que el matrimonio no pensara en su hermoso cachorro omega del que tuvieron que separarse tantos años atrás. Justo ahora tenían la oportunidad de luchar por reunirse con su segundo hijo, recuperarlo y mantenerlo a su lado.

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La reina Lan Yi odiaba esa noche. La misma fecha cada año se celebraba el estúpido "Linaje" y aunque había tratado de convencer más de mil veces a Qiren para que ya no se celebrara, este simplemente se negaba, pues era una ceremonia para alfas con el objetivo de reforzar alianzas, aunque la reina sabía bien exactamente qué era lo que en realidad se hacía allí.

Cada vez que la fecha se acercaba, se alejaba de Qiren como protesta, pero al final, después de unos cuantos días regresaba con él y seguía con su vida a lado del rey.

Lan Yi amaba al rey, pero había momentos, como lo era esta noche en especial, en que lamentaba los afectos de su corazón. Conocía muy bien a Qiren, sabía muy bien el peso de la corona sobre este y justificaba muchas de sus faltas para con sus hijos y para con ella misma en nombre del reino. Siempre creyó que, si él no fuera rey, tal vez ella se hubiera dejado embarazar y hubieran formado una verdadera familia sin la carga que un monarca llevaba a sus espaldas. No había otro sueño que ella quisiera más que tener sus propios cachorros con el hombre que amaba y aunque quería con todo su corazón a Yibo y Haoxuan, los había criado como sus propios hijos y educado para ser alfas buenos y responsables, le dolía el corazón el no poder haberlos llevado en su vientre. Muchas veces pensó en arriesgarse y dejar los anticonceptivos para procrear vida ella misma, pero el miedo de que naciera un omega y al final le fuera arrebatado jamás le permitió hacerlo. Desgraciadamente sabía bien que Qiren no rompería ninguna ley de la manada, no creía que el rey pudiera soportar el tener a un omega como cachorro.

Cuando la noticia de los ataques a los centros de crianza y a la Torre Carpa le fue comunicada, miró hacía la luna que brillaba blanca y enorme en una noche tan despejada. "Lo prometí y lo cumpliré" dijo en su mente haciendo una reverencia al hermoso satélite que parecía le estaba recordando la promesa que había hecho cuando nació Yibo.

No sabía exactamente qué debía hacer o cómo podía ayudar, más sin embargo encargo a su escolta de más confianza averiguar todo lo relacionado con los omegas. Se dispuso a partir para reunirse con el rey cuando al ir llegando a las oficinas de seguridad del reino, interceptó un alfa mensajero el cual le dio la alerta de que Yizhou había encontrado al omega dominante causante de los ataques. Era consciente de que el rey no tenía que saberlo y ella lo ocultaría tanto como pudiera, entonces confío en que su hijo se encargarse de el asunto de la mejor manera posible dado que él mismo había marcado a un omega.

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-¿Cómo van las cosas?- preguntó Yu Ziyuan a un omega en Yiling.

-Aún no hay presencia de oficiales reales. Los omegas siguen llegando, tanto los rescatados del centro de crianza así como aquellos que habían logrado ocultarse en diferente lugares del reino.

- ¿Podremos resistir un asedio o algún ataque? – preguntó buscando con la mirada a sus cachorros. Sobre todo buscaba a Xiao Zhan ya que nadie había logrado averiguar su paradero después de las explosiones y ya comenzaba a temer la suerte de su cachorro.

-Están llegando más de los que esperábamos- respondió el omega un tanto nervioso.

-¡Señora Jiang! – Yubin la llamó con urgencia – Hay varios alfas que vienen con omegas.

-¿Qué?- preguntó alarmada – ¿Ya ha llegado la fuerza real?, ¿los tienen como rehenes?

-Creo que es mejor que usted misma lo vea – dijo el pelirrojo liderando el camino.

Mientras caminaba, Yu Ziyuan iba haciendo un recuento sobre provisiones y armas y temía por no poder cuidar de todos los omegas que llegaban a Yiling en busca de protección por lo que tardó un momento en entender lo que estaba pasando. El camino principal a Yiling estaba lleno, una multitud llegaba a pie o en vehículos, pudo distinguir llegar algunos solos, otros en parejas y también varias familias completas, con niños con ellas. Alfas con sus omegas, betas con omegas. La visión era increíble, siempre se sintió parte de una minoría, creyó que como ella, había muy pocos omegas fuera de los centros de crianza, y aunque algunos betas de Yiling se unieron a su causa, lo que ahora sus ojos contemplaban le contaba otra historia muy diferente. Había alfas llegando con sus omegas de la mano, algunos otros solos o escoltando a lo que ella podía deducir a sus propias madres, padres. Los ojos se le nublaron de lágrimas porque se percató de que no eran pocos, no era una batalla que tendría que luchar sola. Todos ellos habían esperado una oportunidad para alzarse y luchar por los omegas.

-¡A-Yu!- alguien la llamaba constantemente entre la multitud. Una lujosa camioneta entraba por la avenida principal seguida de varios camiones de carga -¡A-Yu!, ¡Ziyuan!

Yu Ziyuan tuvo que limpiarse las lágrimas para poder enfocar a la voz que la llamaba, entonces se vio envuelta entre los brazos de una alfa -¿A-Bao? – preguntó con voz temblorosa – Estas aquí- pronunció emocionada y abrazó a su hermana. No creyó que pudiera volver a verla por el resto de su vida.

-Hemos venido a ayudar – repuso un imponente alfa a su lado quien puso la mano sobre el hombro de Baoshan – Trajimos con nosotros todas las armas y alimentos que pudimos obtener.

-No sé qué decir- dijo emocionada Ziyuan aún sin poder creer la cantidad de personas que seguían ingresando a Yiling, era como una evacuación masiva – No sé cómo agradecerles su ayuda, pero esto es muy peligroso, si se quedan, ustedes...

-No importa- interrumpió Baoshan – vamos a pelear por nuestra familia. A-Yu, no puedo esperar más, ¿dónde está mi cachorro?, ¿ZhanZhan se encuentra bien? Quiero verlo. – pidió emocionada.

DOMINANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora