•CAPÍTULO «𝐈»

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Todos tenemos un secreto, algo que nadie debería saber

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Todos tenemos un secreto, algo que nadie debería saber. Jimin lo tenía, desde luego, pero cometió un desafortunado error. Y ese error es que ya no era tan secreto para Naeun. En silencio y estática en su lugar, permanece mirando un punto fijo, con las cejas entrecruzadas, sus labios estaban en línea recta y su respiración era lenta pero intranquila. Su rostro no cambiaba de expresión. Solo la miraba sería mantenida con nerviosismo.

—¡Nae! —ladra una voz familiar, moviendo una de sus manos de arriba hacia abajo sobre su campo de visión de la aludida— ¡Te estoy hablando mujer! ¡Préstame atención!

Lee Naeun meció su cabeza de un lado a otro concentrándose completamente en su amiga.

—Oh, perdóname. Estaba distraída. ¿Qué me decías?  —se disculpa, llevando sus ojos hacia su ensalada de primavera, mordió su labio interior con los dientes.

Movió la cucaracha dentro del bowl, concentrándose en los huevos duros, comenzó a partirse de una manera inquieta, partiendo los más de lo normal. Casi haciéndolos papilla.

—¡Oye! ¡Para! ¿Qué carajos te pasa?

—¡Oh! ¡No me di cuenta! ¡Disculpa! —jadea, desconcertada— Nada. No me pasa nada. Tú tranquila, come que la hora pasa rápido y debemos entrar a clases.

—Wow, que sorpresa. ¡Si no me la decias no me daba cuenta! —dijo Somin sarcástica— Deberías disculparte con el huevo.

Naeun la miró a su amiga achicando los ojos, la contraria le saca la lengua y luego sonríe levemente.

—Te odio, pero me caes bien, así que solo por eso te soporto. —poniendo los ojos en blanco, y continúa mirando sus huevos aplazados dentro del bolw— Necesito cambiarme de universidad, urgentemente.

—Otra vez esto no, Nae. Ya supéralo. —gime Somin. Se tapa los ojos como si bloquear su vista fuera a bloquear, las palabras de su amiga.

Naeun le quitó la mano e intentó que le mirará. Se niega y se ríe, retira su mano de la suya y se quita unas migas inexistentes de su regazo. Ninguna de ellas tiene tiempo o habilidad para cocinar. Viven de la comida de los restaurantes. Quizá ese sea el problema. La mala alimentación, puede crear regularidades hormonales y eso genera que una mujer tenga cambios repentinos. ¿Sería eso o realmente estaba más que segura que ese profesor no traía nada bueno?

—Me caes mal. No me dejas irme de esta jodida mierda para ingresar a otra mierda, no tan mierda.

Somin se ríe falsamente y luego la golpea en el hombro, como siempre hace. En forma de juego.

—El sentimiento es mutuo, cariño. —soltó un suspiro largo y exagerado, como si ese aire subiera todo lo que pensará— ¿Qué tanto miras o piensas? ¿Qué es lo que pasa?

—En nada, o en nada importante. —se encogió de hombros indiferente, fingiendo demencia y miró hacia el otro lado, lo que indicaba que sí. Efectivamente pasaba algo.

«𝐀𝐋𝐎𝐍𝐄» ❝𝗣𝗝𝗠❞ (+¹8) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora