"Koneko-chan… Pese a que tengo un dragón legendario en mi cuerpo, no puedo hacerlo todo... Si hubiera sido más fuerte en esos tiempos por Asia y Buchou, si hubiera sacrificado todo mi cuerpo por más poder, ellas no habrían tenido tales tristes experiencias... Soy un inservible y lamentable demonio. Incluso cuando los anteriores Sekiryuuteis alcanzaron el Balance Breaker en corto tiempo, no sé cuántos meses tomará para mí... Tengo en claro la decepción que soy para todos, para Ddraig, para Buchou. Lo sé desde el principio. Tal poder es un desperdicio en mí porque soy un inútil... Es por eso que no puedo hacer todo por ustedes, Koneko-chan... Pero, a pesar de todo eso, seré tu escudo... Si tú pierdes el control de tu poder Nekomata, yo te detendré, aún sí muero en vano o en el intento. Como no puedo usar este poder para mí, incluso si no deseo hacerlo, puedo dárselo a mis amigos. Incluso si tu hermana vuelve, haré todo lo posible por salvarte. Solo recuerda que cuando me necesites, ahí estaré.
Koneko Toujou abrió los ojos, denotando en ellos unas pequeñas lágrimas que no tardó en desaparecer con la sábana que la cubría. De reojo, observó como todos se notaban agotados y exhaustos, hasta incluso durmiendo parados. Se levantó del sofá, comprendiendo rápidamente que se había quedado dormida en algún momento y alguien fue tan amable de velar por ella...
"Estoy tan cansada..." Murmuró una pequeña chica de cabello rubio que caminaba hacia el sofá tras aparecer en un círculo mágico, a paso flojo y arrastrando los pies hasta estamparse contra este. "Issei-san..." Divagó mientras quedaba rápidamente dormida con el rostro hundiéndose lentamente en el asiento.
La Nekomata se sonroja. No es para menos, puesto que reconoce que se ha visto atrapada en la misma forma que Asia dormía varias veces por el chico que invadió sus pensamientos en los últimos días...
"Ufu, fu~... A pesar de que ahora puede ir desde los círculos mágicos, él sigue prefiriendo ir a pie~... Me pregunto cuánto castigo podrá soportar hasta que me pida piedad~." Desvela Akeno con modestia y perversidad mientras sirve el té elegantemente, logrando reanimar a Rias, quien se estaba durmiendo en su escritorio, quién se limpió el rastro de saliva y se apuró en exclamar.
"¡A-Akeno! ¡Issei es mío!" La regaña la peliroja con un sonrojo, aparentemente pasando por un proceso imaginativo que no se favorecía con los comentarios de la chica.
Pese al regaño, ella ríe y desestima la situación. Kiba sonríe divertido, denotando estar muy agotado al cabecear varias veces, pero que por su temple y porte de caballero jamás deja ver al estar sentado en los sillones individuales a la espera de cualquier posible orden de Rias; Xenovia, por otra parte, ronca ruidosamente en la otra parte de la sala, abrumando al pequeño Gasper que de vez en cuando teme que ella despierte y lo culpe por el ruido.
"Si tú pierdes el control de tu poder Nekomata, yo te detendré, aún sí muero en vano o en el intento. Como no puedo usar este poder para mí, incluso si no deseo hacerlo, puedo dárselo a mis amigos. Incluso si tu hermana vuelve, haré todo lo posible por salvarte. Solo recuerda que cuando me necesites, ahí estaré..."
Koneko no puede evitar recordar esas palabras repentinamente y se sonroja inevitablemente al sentir su corazón tal y como en aquel momento, lo que desemboca en ella esa pasión desbocada que la ha estado abrumando desde los últimos días.
Y así como su corazón se desvive, su expresión se ilumina cuando la puerta principal se abre y desde el pasillo del club se oye la voz de un Don Juan acercándose...
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La curiosidad que alentó al gato.
Fanfiction[ Short-Fic experimental. ] [ Issei x Koneko particularmente. Ahora abarca las chicas del canon. ] Luego de un día agotador de contratos, patrullas y sin fin de problemas y molestias, Rias Gremory y su séquito descansan en el Club del Ocultismo. Tra...