Lección no Compartida

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La noche se sobreponía hacia el límite del paisaje acompañado de un gran cumulo de nubes que solapaba a la luna. Mientras tanto una llamada avisaba su soledad, Itsuki estaría sin la compañía de sus hermanas durante algunos días debido a un viaje de la U.A.

Se sonrojó cuando su hermana mayor, Ichika le avisó de que si quería podía pedir cualquier cosa en caso de no saber que preparar, para evitar morir de hambre. Recargada contra el mueble más grande de la sala, se recriminaba si realmente era necesario de que el destino la odiase tanto al punto de que fuese la única que se quedara en el apartamento.

—Es tu culpa por no rellenar el formulario.

—Pe-pero... —se mordió la lengua.

Se sintió mal por la mentira, realmente no es que no hubiese querido llenar el formulario, o que no lo llenó por su mala memoria. Una mancha <<enorme>> de salsa de tomate sobre la hoja había sido el verdadero impedimento. No le quedó de otra más que suspirar enojada consigo misma y colgar la llamada. Acostada completamente, cerró los ojos para intentar pensar mejor las cosas, iban a ser por lo menos 5 días en soledad absoluta.

Era mejor aprovecharlos de la mejor manera posible y no encerrarse sin más.

—¿Y si...? —su estómago gruñó se tapó la cara con una almohada con suficiente fuerza para ahogar por completo un grito—. Mi apetito me metió en este problema y lo primero que pienso es en comida. Solo generas problemas —se pellizco sus gordos y se sonrojó todavía más.

Otro grito ahogado.

Se tomó del cabello y fue hacia la nevera enorme de color metal brilloso, abrió la sección de la izquierda y buscando con los ojos brillosos, tomó una rebanada de pastel de chocolate que había comprado hace un par de horas. Tarareando una bella melodía fue a su habitación, no sin antes apagar todas las luces. Era la primera vez en mucho tiempo que estaba completamente sola en su hogar para cuando era hora de dormir. Hasta el momento, para sus adentros estaba todavía bastante calmada.

Giró la perilla con rapidez y casi que entró de un brinco directo a su cama, pateando la puerta en el proceso para que esta se cerrara. Su piel al entrar en contacto con su extremadamente suave cobija se erizó por la calidez de esta. Sin que se diera de cuenta estaba haciendo algo de frío, tomó el control de su aire acondicionado y bajó todavía más la temperatura. Cerró las ventanas y las cortinas con tal de taponar el ruido de una lluvia que escalaba su potencia vertiginosamente.

Agarró la cobija carmesí y la tendió sobre sí misma, dándole la apariencia de algún mago extravagante de Harry Potter, caminó con lentitud hacia su escritorio. Encendió su PC, las luces verde, azul y rojo tomaron con rudeza la penumbra de la espaciosa habitación. Con destreza ingresó su contraseña, desbloqueándolo al instante.

Era costumbre que sonriera cada vez que miraba su fondo de pantalla, era una fotografía del día en que recibió su primer regalo por parte de su mejor amigo, Izuku Midoriya. En ella el peliverde la sostenía en sus hombros, atrás de ellos una vista deslumbrante de un atardecer, los dos sonreían muy felices a la cámara.

Intentando encontrar alguna manera de dejar de pensar en ello comió pastel para hacer que su cabeza pensara en el dulce sabor. Afortunadamente el resultado fue satisfactorio. Deslizó el mouse hasta su navegador. Buscó alguna película que ver para matar lo que quedaba de la noche, pero nada le parecía lo suficientemente entretenido para gastar su tiempo. Se tapó por completo con su <<túnica>> y prendió su celular, tecleó unas cuantas letras, e inmediatamente buscó sus cuadernos y sus útiles para escribir. Prendió las luces de su habitación para organizar las cosas de forma apresurada. Tendió la cama y acomodó todo lo que estuvo a su alcance, los siguientes minutos de espera consistieron en entreabrir la puerta lo suficiente para que su ojo derecho observara todo lo que sucedía fuera.

One Shots 5-PartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora