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Cuando Nigel ve la taza en la tienda, no la Piensa dos veces y la tiene que comprar si o si.
Sabe que puede que Adam nunca lo use, tiene una taza favorita que siempre usa, pero eso no le molesta. No necesita que Adam lo use, solo quiere que le guste a Adam. Espera que se forme una sonrisa en el rostro cuando vea aquel siempre regalo.
Llega a casa de muy buen humor, raro de parte de Nigel.
— ¿Adam? —
— Aquí, Nigel —
Sigue la voz a la cocina donde Adam saca los ingredientes listos para la cena: pollo, brócoli y macarrones con queso. Pero ahora hacen la pasta fresca, usando una mezcla de quesos que le gusta a Adam. Aprender a hacerlo desde cero fue estresante para ambos, pero la recompensa vale la pena. Hacen la cena juntos todas las noches, y Nigel siempre se siente cálido de orgullo cuando Adam dice que es mejor que sus viejos macarrones con queso congelados.
— Bienvenido a casa, Nigel — presiona un beso en la mejilla de Adam y siente que la adoración se hincha en su pecho ante la pequeña sonrisa que hace Adam.
— Te conseguí un regalo, cariño —
Adam frunció un poco el ceño , confundió.
— No es mi cumpleaños —
Nigel no puedo evitar sonreír un poco el ceño fruncido del contrario — Lo sé, Star. Lo compré porque te quiero y cuando lo vi, pensé en ti".
— Oh —
Coloca la pequeña caja lisa en la mano de Adam, siente que se emociona mientras Adam abre lentamente la caja.
La taza que Adam encuentra es de color negro puro decorada con pequeñas estrellas blancas. — Estrellas — susurra mientras traza sus dedos sobre los puntos, encontrándolos sorprendentemente precisos.
— Estrellas — repitió Nigel con una sonrisa viendo lo emocionado que están Adam.
— No has visto lo mejor, cariño — Nigel toma la taza y la coloca en la encimera de la cocina mientras hierve la tetera. Adam solo lo observa, sus ojos revolotean sobre el cuerpo de Nigel y puede ver lo lleno de energía que está, rebotando en los dedos de los pies incapaz de quedarse quieto. Permite que su mirada se deslice hacia las piernas de Nigel, tiene las piernas de bailarín magras y Adam las encuentra infinitamente atractivas.
— más tarde, precioso — Nigel se ríe: — Ven aquí —
Adam está junto a Nigel mientras llena cuidadosamente la taza con el agua humeante.
— ¡Oh! —Adam observa cómo los patrones comienzan a revelarse, líneas coloridas cobran vida, una reacción del calor del agua. A medida que la taza cambia, revela imágenes de seis constelaciones, Adam se sorprende de nuevo por su precisión, las estrellas en las posiciones correctas y se alinean correctamente. Siente sonreír mientras recoge todos los detalles.
— ¿Te gusta? —La suave voz de Nigel le asusta por su admiración por la taza.
Mira hacia arriba, rápidamente desviando su mirada — ¡Me encanta! Nigel. Gracias. —Se presiona suavemente contra el cuerpo de Nigel, relajándose en su calor mientras Nigel envuelve sus brazos a su alrededor.
Adam tenía planeado darle una taza a Nigel con pequeños peros salchicha dibujados...si eso, el mismo los dibujaría y se la regalaría.
Al parecer los regalos se pueden dar cualquier día sin que sea un día especial.
