Prestando dinero. (𝟏)

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  En aquellas calles ruidosas y llenas de gente, bociferando, llamando la atención de sus posibles clientes. En un gran mercado, ¿qué haría una niña como Nini? Saliendo de su colegio para ir directamente a la casa de su amiga. Para llegar a la casa de María tenía que recorrer caminos cuestionables y nada agradables, pero no tiene opción.

Cumplir promesas de meñique es estúpido para su edad, aunque no debería serlo, de todos modos sólo tiene 11 años. Nini da pisotones fuertes que resuenan sus suelas desgastadas sobre el polvoriento suelo que no ha sido pavimentado aún.

¿Valdrá la pena? Piensa ella, pero no puede fallarle en estos momentos a su amiga, es algo especial e importante para María.

Por fin ve su destino a lo lejos, una casa de color celeste, sus paredes están desgastadas por lo vieja que es. En sus tiempos, era una casa bonita para vivir. Ahora, por falta de presupuesto no pueden mantener su belleza. Bueno, en fin, ¿por qué le da tanta melancolía que la casa esté desgastada? Supone porque el actual dueño nunca le interesó ponerle amor a la misma.

Después de todo, era más hermosa cuando la madre de María seguía ahí.

Con sus nudillos toca la puerta, pero es inútil. Opta por gritar para que le abra de una vez.

—¡María! ¡Ya estoy aquí! —Espera a que su amiga atienda a su llamado, pero nada, pega la oreja a la puerta y escucha algunos sollozos que aumentan. La expresión de confusión que tiene se transforma a una de preocupación. Se aleja para que María abra.

Lo primero que notó al verla, fue su ojo morado y su mejilla hinchada, desde hace días que no asiste a la escuela. Sabe las razones y aún así no hace nada para detener las golpizas fuertes, es una cobarde, pero también una niña ignorada. Aprieta la correa de su mochila y retrocede para que Maria salga.

—¿Por qué te sigue golpeando? —Pasa del saludo para tocar la mejilla de Maria, la misma reacciona con un dolor intenso y aparta la mano de Nini. Niega y muestra poco interés en contarle los motivos. —Es lo más amable que he recibido en este día... —Maria se cubre con las mangas de su suéter con demasiada desesperación.

A veces, desea llevársela de la mano para huir de todo lo que les rodea, también, huir de su realidad.

Maria sale por fin de los muros de su castillo, una princesa custodiada por un gran dragón. Nini a veces desea ser ese príncipe o caballero que la rescata.

La joven se sienta a la orilla de la acera observando como el cielo se vuelve naranja, todo se vuelve naranja y llega a dar ese ambiente desolado. Nini le sigue el paso a María y se sienta a su lado. De su bolsillo saca el dinero que le prometió prestarle. Tuvo que abstenerse de comer en muchos recreos para ahorrar lo suficiente.

—No lo mires como un préstamo, es un regalo de mi parte. —Maria observa el dinero detenidamente y luego con esos ojos miel no puede evitar soltar otro sollozo. Su espalda se encorva y tiembla totalmente indefensa. Antes, Nini se burlaba que Maria era una llorona por todo.

Pero María es más fuerte de lo que parece, llorar todo el día es un privilegio para Nini, y para María es un regalo que le de ese tiempo para soltar todo y mandar a la mierda las estúpidas reglas de su padre.

Precisamente, pensar en las consecuencias de soltar llantos desahogados es inútil ahora. No vale la pena porque el tiempo de Maria se acabó.

Luego de haberla acompañado en su momento de paz, la voz quebrada de la niña pronunció lo más inaudito para Nini.

"Nunca me vuelvas a buscar".



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⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

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