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En la mañana TaeHyung se despertó tan temprano como de costumbre, viendo apenas el gris del cielo a través de las rendijas de las persianas. Mira de cerca su entorno recordando todo lo ocurrido en la noche y bosteza algo somnoliento. Encuentra a JungKook todavía durmiendo cómodamente a su lado pero no se mueve ni un poco por temor a interrumpir su sueño. Sus labios estaban más rosados y sus mejillas habían recuperado su rubor saludable.

Mientras lo veía dormir no se dio cuenta pero una sonrisa adornó sus labios. Sonrió. Recuerda las palabras de SeokJin cuando inhala profundamente y un intenso aroma a durazno, coco y vainilla inunda sus fosas nasales. Su Alfa se remueve inquieto en su interior, como un león hambriento acechando a su presa. Sus pupilas se dilatan, cada vello de su piel se eriza y relame sus labios secos.

No tenía ninguna duda. JungKook había entrado en celo.

Se levanta cuidadosamente y opta primero por ir a ducharse y calmar sus pensamientos y algo muy grande que comenzaba a crecer bajo su vientre. Él jamás había ayudado a alguien con su celo. Se sentía inútil pues temía no poder controlarse en caso de ser necesaria su ayuda, pero tampoco iba a llamar a un sustituto cualquiera para que esté con él. Sea quien sea podría lastimarlo y JungKook todavía se encontraba un poco débil. Tal vez debía animarse y hacerlo él... Si JungKook estaba de acuerdo con eso, no tenía por qué negarse.

Cuando sale del baño vestido con ropa limpia, el aroma dulce y avainillado del Omega lo recibe nuevamente nublando cada uno de sus sentidos.

Joder...

Olía demasiado rico. Si seguía así necesitaría otra ducha y pronto.

Traga duro y camina hacia la cocina. Pensó que JungKook estaría hambriento cuando despierte asi que quiso preparar algo nutritivo para él, aunque por otro lado realmente no era nada bueno en eso de cocinar.

Al final las tostadas se quemaron un poco, el tocino había quedado crujiente, tal vez demasiado; y los huevos estrellados se convirtieron en huevos revueltos con cebollas de verdeo. El resultado final no fue tan malo. Aun podía comerse a pesar de que no se veía tan apetecible.
Preparó un vaso con jugo de naranja exprimido y también una taza con leche tibia por si quería beber algo más. Coloca todo en una bandeja y camina paso a paso hacia la habitación de JungKook.

Para su sorpresa cuando llegó, el Omega ya estaba parpadeando con suavidad casi a punto de despertar. Se da vuelta despacio y olfatea en el aire el aroma a comida. Se sienta con cuidado y grande es su sorpresa al ver a TaeHyung acercándose con una bandeja con el desayuno.

—Señor Kim... —Sus hermosos ojos después de una buena noche de sueño, brillan como los de un adorable cervatillo bebé y TaeHyung tiene un gran problema con ello. No puede dejar de mirarlo.

—Buenos días. Espero que tengas hambre.

Se arrodilla con mucho cuidado y deja la bandeja sobre los muslos del chico que mira todo el contenido como si le hubieran dado la mejor sorpresa de su vida.

—¿Es para mi...? —preguntó con ilusión y un brillo en los ojos que hizo estremecer al Alfa.

—Sí. Sé que no se ve tan bien asi que discúlpame por eso. Yo nunca he cocinado.

—Está bien. Gracias... Lamento molestarlo.

TaeHyung lo observa comer y con calma se toma un momento para explicarle lo que ocurrió anoche y darle las indicaciones que Jin le había comentado acerca de su estado. Una vez más JungKook le agradeció por tomarse la molestia de ayudarlo mientras sigue disfrutando de su desayuno y bebe el vaso con leche.

—No vayas a trabajar en los próximos días —le dijo TaeHyung de repente y JungKook levantó la mirada mientras mordía con ganas una tira de tocino tostado.

Pretty Omega ❀vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora