Estoy Aquí sin nada más, no sé porque , lo siento así
Parece que está vida no es real.
Ni siquiera sé como comenzar a contar esta historia. Supongo que debo empezar a narrarles desde el comienzo, desde el momento en el que inició todo, desde el momento en el que nuestras miradas conectaron y nos dijimos las primeras palabras.Les diré que varios de mis compañeros de habitación en el dormitorio de la facultad dicen que los momentos ocurridos mayormente en tu niñez dentro de unos años desaparecerán, los olvidarás para reemplazarlos por nuevas experiencias de vida; pero a mí no me sucedió de esa manera e incluso esos recuerdos me persiguen desde que cierro los ojos en la noche y caigo en la pesada bruma del sueño ¿Qué como me persiguen? Pues claro, aparecen como sueños consecutivos cada día que caigo rendido en la cama luego de una larga mañana de clases. Me dan escalofríos cada vez que esos ojos color esmeralda resaltan de entre la blanca nieve.
Es complicado tener que recordar siempre el momento en el que conocí al que sería el primer amor de mi niñez ¿Qué? Mi excusa es que era el niño más hermoso que había visto jamás. No me juzguen ¿Vale? Tenía solo diez años y según lo que dicen los libros de psicología de mi prima Yoo Jimin, lo que yo sentía por ese chico era solo amistad y como aún era un niño más o menos pequeño lo que hice fue confundir el amor de amigos con el amor romántico, aunque yo no estoy muy seguro de eso y más porque cuando lo besé sentí mariposas revolotiando en mi estómago, dragones escupiendo fuego el cual me quemaba las entrañas por dentro. Y más cuando le conté a mi madre lo que sentía, esta se alteró y me obligó a quedarme una semana en casa por miedo a que estuviera enfermo.
En esa semana que estuve en casa él me visitaba todos los días, se subía al árbol que había al lado de mi habitación y se colaba por la persiana que siempre dejaba abierta. Por primera vez me dijo por primera vez su nombre, el cual era Asahi. ¿Saben? Sé que no es normal que dos personas sean buenos amigos durante algunos meses y ni siquiera conozcan sus nombres de nacimiento, pero no piensen mal, nosotros no éramos normales o eso nos decía mi madre cuando jugábamos a hacer muñecos de nieve y los destruíamos al instante. Nos llamábamos por sobrenombres raritos, yo le decía a él robot y él me decía a mi ardilla. Nunca supe porque me llamaba así. Un día le pregunté y él solo comentó que era su animal favorito y yo me parecía a él, también mencionó con melancolía en su tono o eso fue lo que supe diferenciar en aquel entonc es, que él nunca podrá ver a una ardilla ya que cuando el invierno se acabe desaparecerá junto a el.
— ¿Por qué siempre me llamas como ardillita? — preguntó un pequeño Jaehyuk de diez años.
— La ardilla es mi animal favorito a pesar de que sea un animal de primavera — Asahi sonrío mostrando su blanca y perfecta dentadura, dándole un pizca de envidia a Jaehyuk. — Y Jae — le dió un pequeño beso inocente a la nariz de Yoon — Tú te pareces demasiado a esa ardilla.
— No me parezco a una ardilla, mamá dice que soy más lindo que esos pequeños animalitos — refunfuña Jaehyuk mientras se entretiene haciendo un nuevo muñeco de nieve.
— ¿Sabes? A pesar de que sea mi animal favorito nunca podré ver a una ardilla — dijo con melancolía en su voz — cuando el invierno acabe yo me iré.
— Yo te llevaré a ver una ardillita y te buscaré cuando el invierno acabe — abrazó a Asahi, los distintos calores corporales contrastaban entre ellos, mientras Asahi era frío como la nieve Jaehyuk era una pequeña bolita de fuego.
— ¡Asahi!¡Jaehyuk! ¡Vengan almorzar! — gritó la señora Yoon a lo lejos.
Ambos niños se deshicieron del abrazo y corrieron a la casa Yoon.
Un mes por fin pude comprender aquella última frase que dijo Asahi. Cuando la primavera hizo su aparición en el mes de mayo, los rayos del sol comenzaron a calentar cada vez más y la nieve desaparecía poco a poco hasta ya no quedar siquiera de ese manto blanco que cubría toda la ciudad. Entonces, un día cualquiera me senté en uno de los tantos del parque a esperarlo y ahí me di cuenta de que Asahi no aparecía más.
Aún así mantuve la esperanza y esperé a Asahi todos los días en el mismo banco en el parque, pero él nunca regresó. Los años pasaron, mi mentalidad de cambio, mi cuerpo sufrió transformaciones y tome las responsabilidades que un joven debía tomar en aquel entonces.
La puerta se abre y siento pasos dirigiéndose hacia la habitación en la que me encuentro. Oigo las voces de mis roomies afuera del cuarto y frunzo el ceño.
¿Qué están planeando esos chicos?
— ¿De nuevo con ese cuaderno? — me pregunta Félix mientras trataba de tomar la libreta y yo solo la cierro y la escondo. Nadie debe leer sobre lo que escribo allí.
— Puedes entrar —le dice Renjun a alguien que parece está escondido detrás de esa puerta. — Tenemos un nuevo compañero de cuarto.
— No tengas miedo, este orangután no te hará daño — ahora habló Félix con una sonrisa burlesca.
Un chico de más o menos mi edad se deja mostrar. Este poseía una piel pálida y lisa como la porcelana de las tazas que conforman el viejo juego de té de mi madre, unos cabellos sin ningún tipo de pigmento ya que eran tan blancos como la nieve y unos ojos color esmeralda muy conocidos de los cuales les contaba tiempo antes.
El hijo de la nieve regresó.
— Asahi....
Entonces, rápidamente miré hacia el ventanal de la habitación y sin esperar, había comenzado el invierno.
¿Qué les pareció?
Acabo de hacer una revisión y mejorar el OneShot.
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El Chico De Invierno || Jaehi
Fiksi PenggemarMuchos no lo creen, pero cuando llega el invierno misterios se aproximan acompañándole. Misterios como ese chico de ojos esmeralda que desaparece tan solo cuando florece la primera margarita, en la llegada de la primavera.