❝Baji Keisuke❞

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"Al nacer llevas las últimas palabras que escucharás decir a tu alma gemela; no sabes quién es hasta que lo pierdes"

"Al nacer llevas las últimas palabras que escucharás decir a tu alma gemela; no sabes quién es hasta que lo pierdes"

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—¿Qué te amosca?—pregunta el chico colocando su mano en la espalda de la contraria, cuyo rostro trata de ocultar—. Luces preocupada.

   Hubiera apuntado a estresada, pero es consciente de que a la menor le están rebasando un cúmulo de emociones tóxicas, negativas; así que prefiere resumir todas ellas en un único estado.

   Alexandra inspira una buena bocanada de aire que expulsa con lentitud, con parsimonia. Baji la ha estado observando de cerca; sabe que ha estudiado cada detalle de su rostro retraído. No puede seguir ocultándolo más. Debe decirle la verdad.

—Nada en particular—suelta ella luchando por gesticular lo menos posible, cualquier movimiento en falso iba a reafirmar que estaba alicaída—. Hace un día espantoso, ¿no crees?

   El varón asiente de acuerdo. Las nubes grisáceas han camuflado el dulce sol durante toda la mañana mientras el viento barría las calles y las gotas danzaban contra los cristales. Un día perfecto para refugiarse entre las mantas y disfrutar de una buena película. Siempre que estés acompañado de la persona correcta.

—No me digas que estás imitando al temporal—se burla Baji echándose hacia atrás en su silla—. Esas excusas pueden servirte con Chifuyu que es un completo idiota, pero a mí me vienes de frente.

   ¿De frente? ¿Debía ir de frente y contarle que estaba al borde de marchar? Justo cuando su vida tomaba un poco de estabilidad, descubre el notición: se muda al extranjero. Al señor Hao, su progenitor, le iban a trasladar de departamento a las afueras y, siendo una gran oportunidad para su carrera como periodista —que hacía estragos por todas partes—, tuvo que aceptar la oferta de inmediato. Alexandra supuso que ese cambio radical duraría unas semanas o, a más tardar, un mes. Pero fue una agria sorpresa saber que su estancia iba a ser permanente y que ella también viajaría a España.

   Lo cierto es que la chica suplicó por continuar en Japón hasta culminar sus estudios, alegando que el idioma y la burocracia serían un dolor de cabeza. No obstante, Hao se mantuvo impasible ante sus quejas y llanteras. Su argumento fue claro y conciso "No voy a dejarte sola en Tokio"; para luego añadir: "Además, si lo hiciera tendría que enviarte la mitad de mi jornal para que puedas subsistir".

—Piensa un poco, hija—Aún puede percibir la inquina en sus palabras—, si mi sueldo ya de por sí es escaso, ¿cómo piensas que va a vivir tu padre? ¿¡Eh!? Deja de comportarte como una niña malcriada y empieza a empacar tus cosas, por favor.

   No le quedó más remedio. Incluso sugiriéndole buscar un empleo que pudiera compaginar con las clases, él simple y llanamente repetía el mismo discurso. Alexandra tiene que acatar sus órdenes y tragarse todas las maldiciones que hubiera soltado desde que se lo contó. Esta tan enfurecida. Tan triste. Dejando a la imaginación tomar el mando, advierte en una secuencia de imágenes como Baji la tacha de traidora. Mala amiga. Y sobre todo, una mentirosa empedernida.

❝One-Shot | Tokyo Revengers❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora