Capítulo I: Como todo empezó

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Quería que mi historia empezara con el legendario "Ring... Ring... Ring" o con que mi mamá me llamara para ir a quien sabe dónde, pero no, mi historia comienza en la estación del transporte masivo del Centro donde me lamento de mis terribles decisiones y cuento los minutos para enfrentarme con mi Goliat, te contaré lo que sucede a cambio de un pequeño favor que es importante; no te rías, enserio no lo hagas mi dignidad no lo soportaría, yo me reiría si fuera un chiste malo.

Llevo cinco años trabajando para una mediana empresa de publicidad y marketing, con un estupendo jefe y excelentes compañeros, salario generoso y un horario que puede ser la envidia de cualquier asalariado, ¿Qué estúpida renuncia a tan buena oportunidad? Pues no busques más, yo soy esa estúpida, pero no me juzgues de forma precipitada todo tiene su razón de ser.

Mi estupidez de reacción en cadena comenzó el jueves antes de la conmoción Nacional; estaba con mis amigas festejando el compromiso de Eliza, después de tres años de noviazgo Gabriel por fin se atrevió a pedir su mano.

—Hermoso anillo Eli, Gabriel tiene buen gusto felicidades. —comenté mientras admiraba tal acontecimiento.

—Lo es, creí que nunca me lo pediría.

—Es hombre, se toma tiempo para todo, solo espero que Javier tome ejemplo. —apostilló Naila.

Siempre hemos sabido que su deseo es casarse, claro después de terminar su Ph. D. en psicopedagogía para resolución de problemas en zonas post-conflicto. Aunque Javier no es santo de mi devoción es el hombre que ella eligió y como amiga debía apoyarla aún en contra de mis instintos y la dudosa credibilidad de Javier como novio.

—Eras y yo no nos complicamos en eso, cuando sea el momento será, ¿Stephanie hay algún chico que nos estés ocultando? —Cuestionó Angélica haciéndome atragantar con el cóctel.

—Nada, por ahora me concentro en el trabajo. —contesté con mi monólogo predilecto ante esa pregunta, las chicas solo han conocido a un chico que fue mi novio en la adolescencia, de eso ya hace años y con el que lamentablemente solo llegué a segunda base.

—Phanie no todo es trabajo, algún hombre debe hacerte babear o mojar. —aseveró Eli ella sabía a la perfección de mi interés romántico no correspondido por él.

—Para nada.

Si tan solo hubiera dejado de tomar los cócteles aparentemente inofensivos, esa noche hubiera pensado mejor y no solo actuado; de seguro que sobria no hubiera modificado el proyecto de marketing del departamento de turismo de la ciudad, convirtiéndolo en una declaración de amor que nunca debió salir de mi ordenador, pero no, envalentonada por el alcohol la guardé en la USB de la empresa dispuesta a utilizarla al día siguiente.

Valentía que se derrumbó dejando en su lugar una horrible y bien ganada resaca, pero no hay forma de quejarse al fin y al cabo nadie me mandó a beber. Ese viernes por alguna razón me sentía incómoda con mi vida, no hay otra forma de explicarlo; tenía estabilidad laboral, mi familia y amigos ¿Qué más le podía pedir a la vida? Pero yo lo sabía, estaba teniendo todos esos pensamientos existencialistas por una persona, por Nicholas Muñoz; Abogado especialista en responsabilidad y estatuto del consumidor.

Mi compañero de trabajo y con quien he compartido múltiples proyectos, reservado, carismático y educado. El condenado parece un ser que el mundo no merece y no exagero solo porque mi cerebro secrete todas esa sustancias de amor, más de una vez me he dado cuenta que al hacer proyectos para fundaciones y demás, no exige sus comisiones siempre que sean descontadas para el cliente ¿No es un amor?... aunque siempre se mantiene alejado de todo el personal y como sospechan estoy enamorada hasta las trancas de él desde hace más de dos años.

Más sala' que el mar y más dulce que la mielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora