Anudar A Mi Mejor Amigo ✨ Brightwin ✨ BW ✨

14. Win

Revisé algunos papeles del escritorio de la oficina de Lightning, pero ni siquiera sabía lo que estaba haciendo. Solo necesitaba mantenerme ocupado. Mantener mi mente alejada de Bright.

Sí, claro. ¡Cómo si eso fuera posible!

En realidad, no entendía muy bien lo que le pasaba, por qué actuaba así últimamente, porque no me lo contaba. Y me empezaba a cansar de verdad.

Lo único que podía ser es que se sintiera atrapado por la situación.

Pero no era como si pudiera cambiar el hecho de que yo era su compañero predestinado. ¡O que estuviera embarazado y que tuviera que dar a luz en sólo un mes! No, no podía cambiar ninguna de esas cosas, pero no tenía que estar feliz por ellas. Y yo estaba empezando a creer que lo último que estaba era feliz.

El pecho me dolía al pensarlo, y mi respiración empezó a acelerarse, mi corazón también latía con rapidez. Era como si fuera el comienzo de un ataque de pánico. No sabía cómo lidiar con la idea de que Bright se sintiera miserable ante la perspectiva de estar conmigo.

Respira, Win...

Respiré hondo y despacio, tratando de calmarme. El estrés no era bueno para el bebé. Traté de evitar pensar en Bright y en el maldito circo en el que se había convertido nuestra relación, pero las letras de los papeles
estaba revisando se volvieron cada vez más borrosas a medida que las lágrimas llenaban mis ojos. ¡Estúpidas hormonas del embarazo!

En ese momento, la puerta de la oficina se abrió de golpe. Salté, sobresaltado, y levanté la mirada hacia la puerta, sólo para volver a apartar la vista con la misma rapidez. Bright estaba parado en el umbral de la puerta, mirándome con una expresión ilegible en su rostro.

Me costó todo lo que tenía para no dejar que las lágrimas se desbordaran y se deslizaran por mi rostro. Pero no quería que me viera llorar. Me tomé un minuto para recuperar la compostura, y cuando volví a mirarlo, esperaba que no viera lo afligido que me sentía.

Sin embargo, su total falta de emoción me hizo erguirme. De repente, todo el miedo, la frustración y la confusión afloraron a la superficie en estado de pura indignación.

—¿Qué demonios está pasando, Bright?

Cuando no respondió, rodeé el escritorio y le apunté con el dedo a la cara.

—¡Estoy harto de todo esto! ¿Me oyes? Completamente harto de lo que sea que esté pasando aquí. Ni siquiera sé lo que está pasando entre nosotros. —Hice un gesto señalándonos—. ¡Aquí estoy, a un mes de tener a tu hijo, y nadie sabe que estoy embarazado! Y mucho menos que soy tu compañero predestinado. Me enferma mantener esta situación en secreto.

Bright se limitó a mirarme fijamente. Y eso me enfureció todavía más.

—¡Y ni siquiera tenemos nada listo para traer al bebé a casa! O idea alguna de dónde estará ese hogar, ahora que lo pienso. ¿Vamos a vivir juntos? ¿Criaré a este bebé yo solo? No hemos discutido nada de esto. Necesito saberlo, Bright. Necesito saber en qué punto estamos, que es lo que vamos a hacer. Necesito respuestas.

Permanecí allí esperando, sin aliento, mientras me enfrentaba al hombre que amaba, con la esperanza de lograr el objetivo, de que se acercara y me ayudara. Que me dijera todo lo que necesitaba oír para calmar mis inquietudes y miedos...
...y simplemente se encogió de hombros.

Me quedé sin respiración. Ni siquiera podía pensar. Apenas podía ver bien por la forma en que mi visión se desdibujaba por los bordes cuando sentí que una ola de náuseas me golpeaba. Esta vez no eran náuseas matinales. No, fue la constatación de que todos mis mayores temores estaban, de hecho, fundados en la realidad.