CAPITULO 22

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*Narra Harry*

----1 semana después-----

Tia Adelaida….. te necesito.

Estoy perdiendo la cabeza justo como tu.

“¿Harry?” pronuncia aquella desgastada mujer echa un ovillo en el suelo.

Su rostro ya no es el mismo que hace veinte años.

Aquellos ojos esmeralda han perdido su brillo, ahora están hundidos cubiertos por capas de ojeras y bolsas, su piel ya no es radiante y durazno como antaño, ahora es un tono palido porcelana sin rubor alguno en sus mejillas.

“Si, soy yo querida Adelaida.” Su curvilínea figura ha sido remplazada por una con la carne pegada a los huesos, una extremadamente débil y frágil figura tan decadente.

“¿Los conejos han llegado ya? ¿Anne viene contigo?” cuestiona, la voz le sale un tanto quebrada.

Su mente ha quedado dividida en dos, en pasado y presente. Se encuentra en una clase de limbo mental sin duda y parece que no quiere avanzar, se resiste a salir de el.

“N-no, Anne se ha quedado con Des y Gemma.” Le respondo mintiendo. No es que lo haya hecho antes pero ahora es….diferente.

Diferente que las veces anteriores por que es el aniversario de muerte de la familia entera. Se cumplen ya diez años.

Tia Adelaida se culpaba por ello ya que ella estaba al volante cuando todo sucedió. Lentamente fue perdiendo la memoria, la cordura por completo y no pudo ocuparse más de mi, asi que me enviaron a un internado por unos años hasta que pude salir siendo mayor de edad.

Mi primer plan era ir a recorrer el mundo pero no termine yéndome tan lejos de Cheshire después de todo, termine en Londres con mala paga y Adelaida en este hospital.

“Oh, ¿y los conejos?” dice mientras se endereza. Esta vez si no entiendo a lo que se refiere.

“¿Conejos? ¿Qué conejos Adela?” le digo mientras coloco sobre la mesita de noche un enorme ramo de flores coloridas que compre especialmente para ella.

“Asi le digo a los doctores por que van vestidos de blanco y son gordos, entonces me recuerdan a los conejos, en especial cuando me traen ensaladas para comer.”

Rio un poco ante su hilarante comparativo. Ella me mira como si el loco ahí fuese yo.

“¿De que haz venido a hablar?” pregunta mientras se sienta al borde de su cama.

“¿recuerdas a Louis?” digo mientras volteo hacia un pequeño ventanal que tiene vista hacia el pasillo del hospital. Una enfermera nos esta observando desde el otro lado, apunta su reloj de muñequera indicándome que el tiempo se acaba.

Claro. Adelaida tiene el tiempo contado antes de que se le borre el disco y quede totalmente en blanco.

“Si, ¿el muchachillo con el trasero grande no?” responde mientras abre y cierra las palmas de sus manos.

“Si, el…” me interrumpe.

“¿Qué te hizo el hijo de perra esta vez?”

“Nada, esta vez el que se paso fui yo.” Por el rabillo del ojo puedo notar a Tia Adelaida oler las flores y suspirar.

“¿Qué hiciste entonces?” pregunta mientras mete las flores en un cajón junto a su ropa. No tengo idea de por que lo hace pero resulta divertido de cierto modo.

“Bueno, Niall me pidió matrimonio justo frente a Louis.” Le contesto apenado.

“¿Y?”

“Le dije que si.” Contesto en una timida sonrisa que es borrada de inmediato por una colleja violenta en la nuca.

I Write sins No Tragedies(Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora