Los macarrones achicharrados/ capítulo 1

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Estaba hecha un desastre.

Esto era un desastre.

YO era un desastre.

Aquí me encontraba, encerrada en mi habitación acabando el trabajo de biología que debía exponer mañana. Tenía literalmente todo el cuarto patas arriba, hasta el gato había pillado purpurina, y no era de un solo color. ¿Lo bueno? Así era más brillante. Vale, no. La falta de tiempo para ver The Big Bang Theory estaba afectando fuertemente a mi pobre y diminuto cerebro.

Tu cerebro es así de retrasado siempre, cariño.

Valla, gracias conciencia. Todo un alago de tu parte.

Volviendo a lo que estábamos... Tenía la cama llena de recortes de mil colores, rotuladores por doquier, cartulinas amontonadas unas sobre otras, y dos botes de pintura abiertos, tumbados en el borde de esta, manchando el suelo de blanco y rojo, el escritorio lleno de apuntes, totalmente desordenados, varios subrayadores destapados, una cartulina con varias imágenes pegadas y bastante texto escrito sobre estas, el ordenador portátil al lado, con la wikipedia abierta ( pasaba de esforzarme demasiado, esa maestra no me caía lo que se dice bien, no se merece mis esfuerzos), el suelo, a parte de lleno de pintura, también tenía rociado comida de gato y pequeños recortes de cartulinas de varios colores. Y sólo llevaba la mitad del dichoso trabajo. No quería ni imaginar cómo quedaría el cuarto al terminar. Es más, no podía. Recoger esto llevaría algunas horas.

Hablando de horas...

-¡ MIERDA, LOS MACARRONES!- salí básicamente volando de mi guarida en dirección a la cocina. Y menos mal que lo hice. El fuego se había encendido con demasiada potencia y la olla estaba envuelta de él.

-Extintor...extintor... ¡a ver dónde estás ahora !... para una maldita vez que te necesito...- hablaba sola mientras recorría la casa entera de nuevo en busca del maldito aparato.- ¡EXTINTOR!- grité victoriosa al encontrarlo. Si no hubiera tantas probabilidades de que la casa se incendiase si no apagaba pronto el fuego, incluso haría un pequeño bailecito de la victoria.

- ¡EL FUEGO!- grité al empezar a oler a quemado y ver humo proveniente de la cocina.

Al llegar a ella, vi que una de las cortinas estaba empezando a ser consumida por las llamas anaranjadas que se iban propagando poco a poco.

Vale, hora de poner en práctica aquel tutorial de YouTube que mamá me obligó a ver sobre cómo usar un extintor en caso de incendio. ¿El problema? Que no presté mucha atención...

Nota mental: atender un poco más básicamente a todo.

Segunda nota mental: cumplir la primera nota mental.

Quité el anillo extintor, apreté la palanca superior y moví la manguera de un lado.

¿Lo bueno? ¡Había conseguido apagar el fuego!

¿Lo malo? Ahora tenía una cortina con una gran mancha negra tostada bastante notable, unos macarrones ( si es que se les podía seguir llamando así) del mismo color y un humo blanco en el aire.

Me dirigí a la ventana, haciéndome aire con una mano y con la otra, abriendo el cristal.

Vale, mañana tendría que ir a comprar. Valiente primer día de mes.

Al ver cómo habían acabado las cosas con mi decisión de cocinar, decidí que por el bien de la humanidad, pediría algo en vez de quemar esta vez el bloque entero.

Estaba terminando de recoger los envases de comida ya vacíos ,esparcidos por todo el salón, cuando mi móvil vibró.

¿Dónde estás? Hoy te tocaba trabajar,Alicia. Ya lo hablamos el otro día. Karen no está disponible hoy y accediste a sustituirla. Te quiero aquí en diez minutos.

Miré la hora, las ocho y media. Vale, si me daba prisa igual me daba tiempo.
Me cambie lo más rápido que pude, me hice un moño en lo alto de la cabeza, dejando algunos mechones rizados a los lados de mi cara, me puse las Converse blancas, cogí el móvil y me fui. No sin antes cambiar la comida del pobre gato. El cual parecía sacado de una película de unicornios.

Al llegar al local, entendí la urgencia de mi jefe. Estaba lleno. Hasta las trancas. No había ni una sola mesa libre. Ni las que solía haber amontonadas en un rincón estaban. Me adentré entre la multitud y detras de la barra encontré lo inimaginable : a mi jefe atendiendo a varios clientes.
¿ Por qué tan inimaginable?
Explico.
Hace varios años, cuando recién había abierto el bar, llevando una bandeja en cada mano a revosar de vasos con líquidos de varios colores, mi jefe chocó contra otro camarero, de tal modo que los vasos cayeron sobre él y se clavó varios cristales. Uno de ellos se le incrustó en el brazo y tuvieron que operarle en cuanto llegaron al hospital. Desde ese día, no ha vuelto a atender a ningún otro cliente. Es más, juraría que no lo había visto salir más de su despacho.
Saliendo de mi ensoñacion, me dirigi a donde estaba él. Al notar mi presencia, se fue casi corriendo hacia su despacho y con un fuerte portazo cerro la puerta del mismo.
Me puse el primer delantal que pille y comencé a atender a la gente, ya desesperada, por la tardanza de sus bebidas.
Al levantar la vista del Jameson-Cola que estaba preparando, me encontré con unos familiares ojos verdes mirándome fijamente. Siguiendo cada movimiento que hacia.
Me revolvi incómoda en mi lugar. Esa sensación de familiaridad...esa que no te permite recordar exactamente donde o cuando has visto a esa persona pero que sabes con certeza que ya le has visto...esa es la que me abordaba a mi en estos momentos.
Desvié la mirada de aquel verde oscuro a cualquier otro punto de la habitación, hasta que sentí algo mojar ( más bien empapar) mi delantal. Mire hacia el vaso que estaba llenando y efectivamente, vi que estaba vosando y el contenido estaba llegando hasta el mismo suelo, literalmente.
Parpadeé, y me puse como loca a limpiar el estruendo que había montado nuevamente. Lave el vaso y cogí otro nuevo. Volví a preparar la bebida, esta vez sin despegar los ojos de ella, y, al terminar, sentí una sensación de vacío inundarme completamente. Como cuando te acostumbras a tener a alguien a tu lado, y de repente, esa persona deja de estar ahí. Así me sentía. Era muy raro. Levante la mirada hacia donde antes había encontrado esos ojos verdes mirándome, pero ya no estaba.
Se había marchado.

Al terminar el turno, volví rápidamente a casa. Con una extraña sensación , como un mal presentimiento. No sé explicarlo bien . Era muy extraño. Yo me entiendo...
Al llegar, aparqué en el parking que había bajo mi edificio y cogí el ascensor, marcando como destino la cuarta y última planta.
Al rato, escuche un fuerte pitido, avisando de haber llegado a la planta correspondiente. Sobresaltada,salí al pequeño descansillo. En esta planta solo habían tres puertas. La mía, la de la izquierda. La del medio, era de una mujer mayor viuda. Y la del final...no tiene dueño, en los dos años que llevo viviendo en este piso, jamás he visto esa puerta abrirse. En la pared del fondo se encontraba el ascensor. No había escaleras.
Me dirigi a mi puerta, abrí y entre rápidamente. Fuera hacia un frío que no veas. Fui rápidamente a poner la calefaccion y a ponerme el pijama. Una vez cambiada, me senté en el sofá, dispuesta a ver algún capitulo repetido de Friends. En cuanto puse un pie en el sofá, el sonido del timbre captó mi atención.
Mire el reloj.
Las doce.
¿Quien llama a la puerta de la cuarta planta de un piso algo alejado del centro a estas horas de la noche?
Me levante y fui hacia la puerta.
Me encantaba mi piso, de veras que si, pero no me agradaba que la puerta no tuviese ningún agujero por el que mirar antes de abrir.
Al girar el pomo y abrir la puerta, en el felpudo de la entrada, había un trozo de papel recortado mal doblado. Me agache, lo cogí y empecé a leer:
Alicia,Alicia,Alicia...no deberias haber ido esta noche a trabajar, al igual que no deberias dejar las cosas hasta última hora. Ten más cuidado cocinando. No te quedes hasta muy tarde viendo alguna de tus series, esas que tanto te gustan y que, aunque las has visto ya más de cincuenta veces cada capítulo , te siguen gustando tanto como el primer día. Entra ya para adentro, fuera hace frío y abrigate más, estamos en febrero, no es época de usar un pijama de pantalón corto y manga corta. Cuidate.
Te quiero, A.
Un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal. Había alguien observándome. Alguien me seguía.
Entre básicamente corriendo en mi casa y cerré la puerta. Me apoye en esta y me fui resbalando hasta quedar sentada en el suelo, abrazando mis rodillas.
"A" ¿ Quien coño se supone que es "A"?

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