Llegaba de su trabajo... estaba harto, cuentas y formularios que llenar día tras día.
Ya no lo soportaba... estaba seguro que eso no lo hacía feliz de ninguna forma, era un hombre desdichado y aburrido de todo.Entra a su apartamento, tira su portafolio, camina por el pasillo dejando sus zapatos desordenados, su saco en el piso, arrastrando sus pies y se deja caer en el sofá. Suspira y afloja su corbata con brusquedad...
Cierra sus ojos un momento, y desabrocha algunos botones de su camisa. Siente las lágrimas acumularse, está cansado. Escucha la puerta abrirse pero ni siquiera tiene la fuerza física, y mucho menos emocional, para levantarse en ese instante...
- Cariño...- su voz, le relaja mucho, pero en estos momentos lo único que hace es que las ganas de llorar sean más fuertes.- No estás bien...
Ya ni siquiera se lo pregunta, se lo afirma, desde hace más de seis meses está así, su jodido jefe no le deja ni un solo minuto en paz, está harto y cansado de levantarse y tener que presentarse impecable en la oficina para hacer lo mismo de siempre.
Siente los brazos ajenos rodearle, y en ese instante la calma y sus lágrimas llegan cómo un torbellino que no desea detener...
- Creo... que debo recordarte lo mucho que te amo...- ese susurro es suficiente para calmar su inestable respiración, para olvidar lo horrible que ha sido ese día.
Se deja hacer y siente las manos acariciar su pecho bajando hasta dónde se encuentra la tela de sus pantalones de oficina. En un abrir y cerrar de ojos, ya no se encuentra en el sofá de la sala, ahora, el aroma de sus sabanas, a ese perfume que conoce muy bien, su corazón late con fuerza, al sentir los besos en su cuello, al sentir cada caricia que parece quemar su piel...
Es una quemadura perfecta, lo suficiente para acelerar su respiración, suficiente para enloquecer el latido de su corazón, suficiente para erizarle la piel...
La brisa que es capaz de colarse por la habitación, le hace estremecer, sumado a los toques de pluma que bajan por su intimidad. Sus jadeos son pesados y necesita aferrarse a algo... en este caso, a alguien.
Sujeta los hombros del cuerpo encima suyo, mientras siente esa lengua traviesa en su boca, tiene el derecho de profanarla las veces que quiera, porque le gusta sentirse así, le gusta cuándo lo sujeta de su cintura con la fuerza y delicadeza necesaria, cuándo es preciso en cada movimiento contra su cuerpo, le gusta mucho...Porque su cuerpo ya no es suyo... le pertenece a él, en todos los sentidos, confía en que lo cuidará y será delicado en su trato, lo hizo desde hace unos años atrás y no se arrepiente.
- Uh... Yoonie...- en un momento dónde cree que puede respirar, es aprisionado de nuevo, para sentirse en medio de una bruma, las lágrimas que caen de sus ojos ahora son del placer acumulandose en su cuerpo, poco a poco la tensión que oprimía su pecho se desvanece.
Cada segundo es intenso, no quiere detener lo que está pasando, porque le gusta cuándo su cuerpo lo acobija, cuándo le roba suspiros con las mismas caricias que su piel recibe en ese instante, porque le gusta la forma en que sus labios acarician su cuello, esa sensación mezclada entre placer, lujuría, deseo y amor...
Se sujeta fuertemente cuándo siente el toque perfecto, el cuerpo encima suyo embiste con delicadeza, para no lastimarlo, pero con fuerza para hacerlo delirar, y le gusta... le gusta la forma en que tiene para tocarlo...
Todo su cansacio y dolor, todas sus quejas, y todo lo que traía cargando esos días atrás, parecen desvanecerse y convertirse en el impulso que necesita para desahogarse completamente.
- Oh, mi amor...- su voz es el elixir que sus oídos necesitan para olvidar los gritos de un mes completo.- ¿Te hago daño?- daño... algo que nunca le causaría él.
- No, Yoonie...- su voz es atropellada por las lágrimas, pero le sonríe al hombre que ama- Solo... quiero, quiero dejarlo todo...
YoonGi lo mira con una sonrisa. Acaricia su mejilla y empuja de nuevo, el silencio le ha dicho todo lo que necesitaba. Puede dejarlo y conseguir algo mejor... no importa si tarda años en lograrlo, puede hacerlo.
- Mi JiMin, es demasiado inteligente...- los cumplidos no faltan y sus jadeos son una sinfonía que complementa los susurros que le prometen una vida mas tranquila.
Y lo desea...
Justo cuándo cree que no puede soportarlo, su cuerpo se sacude. Los dedos de sus pies se encogen y se aferra fuertemente al cuerpo de su pareja, sus manos se sostienen de la fuerte espalda, encrustando sus cortas uñas, su respiración parece cortarse en esos segundos, siente a YoonGi besar su hombro, su cabeza cae hacia atrás cuándo su climax llega con fuerza, en su vida sexual, se había corrido de esa forma... tan arrollador que le dejó la cabeza dando vueltas, con la respiración corta, con sus músculos relajados, sintiendo esas manos sujetando su cintura y acariciando los lugares donde quedarían las marcas de esa noche llena de pasión...
Había sido tan liberador, tan perfecto... una catarsis completa...
Pestañea varias veces, y se encuentra con la mirada amorosa que recibe luego de hacer el amor con su novio.
Está sudado, con el latido frénetico de su corazón, gime bajito al sentir a su novio salir del interior de su cuerpo, apenas y puede verlo levantarse...
YoonGi busca una toalla y la remoja con agua tibia, limpia el cuerpo agotado de su novio, y le acomoda para que descanse, se pone un pantalón deportivo y sale de la habitación, prepara un poco de ramen y fruta, y vuelve a la habitación, JiMin sigue en la misma posición, decide dejarlo descansar y la comida puede enfríarse un poco.
Vuelve a salir, pero esta vez con su telefono en mano.
- Jung- habla serio. Ya ha sido suficiente.
- Dime, ¿quién será esta vez?- es la corta respuesta que recibe. YoonGi masajea su sien.
- Cámaras del edificio dónde mi novio trabaja, piso de contabilidad...- su voz parece reprimida, conteniendo la ira. Pasan unos minutos mientras escucha algun sonido del tecleo, y se desespera de alguna manera.
- Ah... a éste, hasta yo lo mato- las palabras de Jung le hacen herver.- Te enviaré las grabaciones, JiMin no debe volver a ese lugar... y por cierto, no necesitas ni decirlo, SeokJin y NamJoon estarán encantados de darle un escarmiento al tipo...
Esa respuesta lo deja satisfecho.
Regresa a la habitación y mira a su pareja acostada. Se acerca y le despierta con cariño.
- Amor... debes comer, aun no has cenado...- esa voz le trae de regreso a la realidad, sonríe y en la posición en la que YoonGi se encuentra, JiMin puede abrazarlo.
- Gracias... por la comida...- el aroma de la sopa permenece todavía. YoonGi es atento, le ayuda a acomodarse y se sienta a su lado para cenar juntos.
YoonGi solo quiero verlo feliz, y hará lo que sea para lograrlo...
La sonrisa de JiMin es su tesoro, y si debe hacerlo tener otra catarsis, lo hará para no perderlo...