Cinco años atrás.
Corría con toda la fuerza que sus piernas tenían, su corazón estaba agitado, por su frente caía el sudor y el aire frío quemaba sus pulmones, sabía que lo iban siguiendo y tenía miedo... estaba tan asustado que al doblar por un callejón chocó con alguien.
Ni siquiera cayó, ya que fue sostenido por su espalda y presionado contra sí. No podía ver en medio de la noche, los pasos se cortaron y su corazón temió.
- Suéltalo Min- escuchó decir. Y la risa que vibró en el pecho dónde estaba oculto, fue grave y aterradora.
- Son mis territorios, Kang...- le dijo. Su voz grave era afrodisiaca a sus oídos. Temía... pero de alguna forma, quizás no tanto. Era como si el miedo mayor se desvaneciera, era inexplicable.
- Viene desde calles más abajo, es mío- el otro sujeto habló, y escuchó las armas estar listas, su corazón latió con frenesí.
- Escucha... no quieres empezar aquí...- no podía ver el rostro de quien lo sujetaba von firmeza, pero suponía que estaba sonriendo. Pudo sentir la presencia de más personas en el lugar- Somos todo un equipo contra seis de ustedes... no querrás hacerlo...- la sonrisa de suficiencia fue molesta oara los otros hombres.
- Son mis asuntos, Min...
- Lo dudo...- otro hombre habló- El chico ni siquiera es de tu zona, además, intentaste llevarte a quien él escogió como su pareja... sabes como son nuestras leyes, Kang- los miraron con incredulidad.
- No nos jodas...- Kang miró a Min, y su vista desvió al chico entre sus brazos.- No hablas en serio...
La sonrisa de Min les hizo temer y huyeron, diciendo que esto no se iba a quedar así.
No saben si el universo lo planeó de esa forma, pero cuándo lo vio, meses atrás, insistió en acercarse y hablarle. Quizás esa no era la forma en que le hubiera gustado que se enterara de lo que hacía pero no había marcha atrás.
- Vayánse...- la voz de Min hizo que todos lo dejaran solo, junto al chico.
Los minutos pasaron, y YoonGi pudo sentir como el menor se relajó al fin o al menos ya no temblaba de miedo.
- JiMin...- susurró.- ¿Qué haces afuera tan tarde?, creo que te pedí volver temprano y con luz de día...
- ¿Suga?- JiMin se separó y lo miró, ahora entiende porque se sentía seguro, porque la calma llegó a su cuerpo casi de inmediato.
- ¿Tendré que acabar con ellos?- se pregunta así mismo con fastidio. JiMin solo está siendo sujetado con firmeza, un agarre que le hace sentir seguro- Ahora deberé tener mas cuidado...
JiMin solo lo observa sin decir nada.
El mismo chico que le invitó a un helado, que se acercó cuando tropezó en medio del parque, que le llevó cenas hasta su edificio... y que le abrazaba con ternura, estaba allí con un arma en la mano mientras que la apuntaba a su misma cabeza, frotando con frustración.
- Tu...- Min solo suspiró.
- Si... soy yo...- YoonGi dice con voz grave, pero bajando su arma y guardandola, suaviza su mirada y mira al dueño de todo lo que tiene y siente. Acaricia su mejilla con suavidad y besa su frente- ¿Qué hago?, eres tan inalcanzable, debería negarme el derecho de mirarte porque no quiero que vengas a este mundo tan bajo... pero no puedo, deseo con cada partícula de mi ser devorarte y poseerte... guardar cada parte de ti en mí y que vengas a mi por voluntad propia... a decirme que sientes lo mismo, que esta bien... y yo lo niegue... pero al final, acceda a tenerte a mi lado, a cuidarte... a amarte...
JiMin está en silencio, y el mayor solo lo soltó.
- No...- JiMin se aferró a sus hombros y junto sus cuerpos de nuevo, escondió su rostro en el cuello del mayor, y suspiró tembloroso- No me sueltes... por favor... no lo hagas ahora que... que puedo por fin admitir que me gustas...
Al escuchar sus palabras, el mayor solo se paralizó. JiMin le observa, YoonGi ya no lo piensa, y simplemente lo besa.
Ha deseado hacerlo desde mucho... y no desaprovechará esa oportunidad, quiere, realmente quiere besarlo...
Se separaron por la falta de aire y se miraron a los ojos, no importando lo problemático que podía ser para YoonGi tener pareja, o las dificultades que podría traer si alguien que no debía se enterara.
*Actualidad*
- Oh... amor...- JiMin suspiró, jadeaba por la falta de aire. En esos momentos recordaba como fue tener su primera vez con YoonGi, como fue entregarle su cuerpo sin restricciones o dudas.
- Eres un encanto...- el murmullo ronco del mayor le hizo estremecer y buscar sus labios para besarlo de nuevo.
YoonGi no se negó, luego del incidente, JiMin había dejado su empleo en ese edificio. YoonGi no se quejaba de tener a su novio las veinticuatro horas al día, los siete días de la semana... podía tenerlo jadeando debajo de su cuerpo, rozando su piel mientras su chico descansaba y disfrutaba de los estremecimientos post orgasmo.
- Yoonie...- JiMin le llama con voz corta. YoonGi sonríe, sujeta un poco más fuerte su cintura, mientras eleva su pierna hasta apoyarla en su hombro.
En esa posición JiMin se siente aun mas expuesto, deseando por fin alcanzar completamente su extásis, YoonGi parece disfrutarlo mientras lo hace delirar de placer.
- Yoon...- vuelve a llamarlo, y su novio le mira, detiene sus movimientos para acariciar su mejilla, besar su nariz y sus nudillos, JiMin ama cuando YoonGi hace parecer que el tiempo se detiene dentro de su habitación, y le besa de esa forma tan apasionada y dulce.
Una mezcla entre deseo y amor, es perfecta cuándo todo parece detenerse y ambos disfrutan el momento juntos, desde que supo que YoonGi era el dueño de la mafia más grande en Seúl, su razón le hubiera dicho que se le alejara, pero en cambio le motivó a estar al lado del que él consideraba el amor de su vida.
Podría estar mal... pero cuándo esos ojos lo miraban, esas manos recorrían su piel y esos labios le prometían la felicidad absoluta, todo el miedo y lo correcto, JiMin lo olvidaba...No sabrían cuando sería su último beso, o su última caricia, tampoco la última vez que cenarían juntos... contrario a lo que muchos de los socios de YoonGi pensaban, YoonGi no lo secuestró, luego de su encuentro en aquel callejón, el mayor lo llevó a su edificio, le pidió que cerrara bien y se despidió de él, asegurando que nadie le llegaría a hacer daño, una semana bastó para que JiMin se mudara a la casa de YoonGi, a las afueras de la ciudad. El mayor había sido un caballero, sin presionarlo, como una pareja normal, aun con los riesgos de tener una pareja oficial, JiMin desconocía parte de las acciones de YoonGi, aun cuando el mayor intentó convencerlo de hablar de ese lado oscuro.
- Me encantas... tenerte para mí... que te entregues a mí, de la misma forma en que yo lo hago contigo...- JiMin jadea cuándo el mayor vuelve a los movimientos que le hacen cerrar sus ojos y suspirar pesado. Gime bajito cuándo por fin se libera.
- Yoonie...
- Descansa mi amor, te amo demasiado...- YoonGi le susurra palabras lindas, mientras acaricia su cuerpo.
Y JiMin confiaría plenamente en YoonGi... para liberarlo de esa manera tan exquisita... y su vida entera estaba en las manos de ese hombre, que le juraba amor a cada minuto del día... y en las noches se lo demostraba de la forma más filósofica posible...
En medio de una catarsis...