Prólogo

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La tranquila mañana de ese invierno se despertó más temprano de lo usual, las sirvientes prepararon su ropa y se vistió sintiéndose bien; con el cuerpo fresco y con todos sus ciclos del sueño completos sin ni una sola interrupción.

Camino hasta el salón del té y espero a que le sirvieran, mientras lo bebía observaba como sus primas pequeñas jugaban, esto le hizo hervir la sangre, tiro el té y fue directamente a su molesta prima Maki, la pobre desdichada que nació sin ningún tipo de talento y solo desperdiciaba espacio en la gran casa del clan.

—Vamos a entrenar, Maki. —Se cruzo de brazos frente a ella, con una sonrisa ególatra, como la orgullosa niña que era Maki también lo reto, se puso en defensa sin dudar ni una pizca.

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—Es un honor para nosotros tenerla aquí, Fei-sama —Era la primera vez que veía una casa tradicional japonesa, notaba muchas diferencias a las chinas, pero le agradaba la paz que se podía sentir. En su casa los niños revoloteaban por todas partes haciendo ruido y llenando de vida su grande hogar. —Naobito-sama la ha esperado con mucha paciencia, será mejor apresurarnos ya que el tiempo de ambos vale oro. —Respiro profundamente sintiendo como el frío congelaba sus pulmones, entro a la sala de reuniones de la familia Zen'in; tomo asiento en el tatami mirando al anciano frente a él. El té fue puesto frente a ambos y cuando la sirviente cerró la puerta de papel ambos bebieron un sorbo al mismo tiempo.

—No pensé que fuera tan joven, Zhao-dono.

—Ni usted tan viejo, Zen'in-dono. —Compartieron una risa discreta. —Como lo exprese en mi llamada de hace unos días vine personalmente hasta aquí, y como la cabeza del clan Zhao sabe que mi interés es el hacer que mi clan perdure unos cuantos siglos más. Hacer amistad con ustedes garantizará la supervivencia de ambos, y al ser aliados... Bueno, creo que sabe los beneficios de ello
—Fei comió los pasteles de arroz que estaban en la mesa... Estaban deliciosos, comenzó a comer más saboreando todo en su boca. Naobito miro este comportamiento y empujó el plato de madera hasta ella para que siguiera comiendo en paz.

—Me sorprendió un poco su llamado, señorita, quien imaginaria que el mejor clan de hechiceros de toda china se interesaría por un clan como el nuestro. —El mayor estaba siendo lo más considerado que pudiese, después de todo, el interés va más allá de su amabilidad, un clan tan poderoso como lo es el suyo ganaría más poder entre los hechiceros de todo el mundo, y sería más temido de lo que ya lo es.

—China es un país muy grande, un terreno tan grande conlleva muchas maldiciones peligrosas, además uno de los beneficios es el poder visitarnos mutuamente y compartir nuestras culturas. —Termino su té y chasqueo los dedos, sus acompañantes entraron a la habitación elegantemente con objetos entre sus manos, los cuales un par más retiraron de la mesa los restos que había, ante esto Naobito miro interesado el como todos estos acompañantes reacomodaron la mesa de té con más comida. —El té es de jazmín, los postres son pasteles de flores. Adelante. —los sirvientes salieron sin hacer ruido dejándolos solos. Apenas Naobito tomo el té un fuerte estruendo se escuchó en el cercano patio, justo a unos metros de ellos.

Fei frunció el ceño y se levantó para ir a ver el escándalo que estaba interrumpiendo su sagrada fiesta de té, Naobito también fue enfadado, ambos miraron a un teñido de rubio arremeter contra una pequeña. Fei miro sonriendo a Naobito.

—¿Qué significa esto, Zen'in-dono? —Viendo la molestia se preparó para gritarle a su desobediente hijo que lo estaba avergonzando. Antes de poder hacerlo Fei se le adelantó interponiéndose entre el hombre y la niña. —¿Qué crees que estás haciendo?

Mierda, mierda. Pensaba Naobito, si Naoya la hacía enojar todo esto iba a terminar en una guerra de clanes que no podrían ganar jamás.

—¿Huh? ¿Tú qué crees que haces, perra? Deja de interponerte y vuelve a trabajar. —El líder del clan estaba horrorizado por lo que su hijo le dijo. Fei levanto a Maki y la reviso, solo tenía moretones y raspaduras, se volvió para ver al idiota.

—No deberías golpear a una niña, ¿Por qué no te metes con alguien de tu tamaño? —Le superaba de altura, ese idiota teñido le sacaba al menos una cabeza. Soltó una risa y el hombre se acercó a ella, la agarro por el cabello y la puso contra el suelo restregando su rostro contra la tierra, tenía que enseñarle una lección a esa pita sirvienta que se atrevió a contestarle.

—NAOYA PARA ESTO YA. —Hacía mucho tiempo no escuchaba la voz de su padre reprendiéndole. De un segundo a otro Fei lo tenía contra el suelo, con su rodilla sobre su espalda para que no se levantará y su brazo hacia atrás a manera de que podría romperlo de un solo movimiento.

Fei comenzó a burlarse de él. Sintió como sus manos se calentaron de la furia, tenía ganas de matarla. Sus esfuerzos por intentar salir fueron en vano, todo lo que había para escapar era inútil, apenas la tocaba intercambiaban posiciones y por alguna extraña razón su energía maldita no funcionaba.

La risa de Fei resonaba cada vez más fuerte en la residencia, el padre de Naoya no hacía nada para detenerla y solo lo hacía encabronar más.

—Maldita perra. —Murmuro.

—Fei-dono, le pido por favor perdone a mi insolente hijo. —¿De qué putas estaba hablando su padre?, Por qué se refería a una estúpida mujer con ese honorífico.

—Lo perdonaré sí usted accede a qué me lo quedé.

Y así fue como termino comprometido.

Fue entregado como un método de pago... Como una sucia perra.

UNBECOMING [NAOYA ZEN'IN] |JUJUTSU KAISEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora