Capítulo 1

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Un gemido suave salió de entre sus labios, movía sus caderas de adelante hacia atrás apoyándose en el pecho de su prometido, Naoya se aferraba a su cintura guiándola sobre él, dejando sus dedos marcados en ella, soltando jadeos suaves comenzó a mover sus caderas dando embestidas suaves con una sonrisa sin dejar de ver toda su figura. Bajo sus manos a sus nalgas apretándolas, seguido de esto las golpeo con sus manos abiertas haciendo gemir a Fei alto.

Paso sus brazos por su cintura y la abrazo pegando sus pechos contra su cara comenzando a ser más brusco con sus embestidas.

—Ma...más. —Gimoteo la azabache, Naoya sujeto sus muñecas con fuerza con una sola mano levantándolas sobre la cabeza de la mujer, en un movimiento brusco la puso contra la cama y fue a lamer todo su cuello con una sonrisa.

—Debiste pedirlo antes, zorra. —Murmuro ronco en su oído, pasando a besar sus mejillas, sus traviesas manos atravesaron su torso y pararon en sus pechos, comenzando a apretarlos y a pellizcar sus duros pezones, Naoya dejo un rastro de saliva bajando por su cuello, pasando por sus clavículas y terminando con un mordisco en su pecho, apretó más sus muñecas con sus manos y subió sus piernas a sus hombros frotando su pene contra su vagina de arriba hacia abajo, soltó un suspiro metiendo la punta y subió su cara hacia ella robándole un beso mientras que de una estocada metía toda su masculinidad en la cavidad de Fei, quien ahogo un gemido en su boca. Soltando sus manos Fei lo abrazo arañándole toda la espalda a su prometido mientras que de sus labios no dejaba de producir sonidos lascivos uno tras otro por cada embestida que Zen'in le regalaba.

Busco la mano de su prometido y la entrelazo con la suya, sintiendo sus manos grandes y rasposas rosar por el movimiento, con su brazo libre lo abrazo por el cuello acercándolo más a su rostro y juntando sus frentes, sus jadeos y suspiros se entremezclaban uno con el otro mientras se miraban fijamente a los ojos, Fei sentía como un nudo se formaba en la parte baja de su vientre, bajo su mano y comenzó a juguetear con su clítoris con sus delgados dedos, estimulando la zona para intentar llegar junto con su futuro esposo.

Noto el cómo sus piernas se tensaron y Naoya continúo aumentando la velocidad de sus penetraciones al igual que la dureza ya aferrándose a las sábanas sin dejar de gimotear. Al sentir como su prometida envolvía más su pene con las paredes de su intimidad soltó un gemido alto y ronco vaciandose por completo.

El teñido se dejó caer sobre Fei jadeando, se acurruco sobre ella y se quedó dormido.

—Al menos quítate el condón. —Se quejo por lo bajo y los cobijo a los dos como pudo y lo abrazo para dormir también.

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—¡Esto no puede ser posible padre! —Naoya golpeo la mesa con su mano, protestando ante la decisión. —¡¿Me voy a tener que casar con ella?! —Señalo a Fei, quien estaba comiendo mochi hasta reventar, con la cara llena de harina de arroz.

—Yo nunca dije casar, solo quiero quedarme contigo. Pero si quieres casarte, adelante. PERO, tendré que hacerte un esposo obediente. —Le agradaba que la cara de aquel joven teñido expresara sus emociones tan intensamente. Naoya comenzó a hacer un berrinche exigiendo que no lo trataran así, Naobito miró a Fei beber el té, el compartía el sentimiento con su hijo, pero estaba más atemorizado de la mujer que tenía enfrente, prefería dar a uno de sus hijos a que exterminaran al clan... Además, si se terminaban casando, siendo Noaya, heredero del clan Zenin y Fei, la cabeza de todo el imperio de hechiceros de los Zhao... Bueno, dejemos esto para el futuro.

—¡Padre! ¡No puedes simplemente aceptar esto! —La azabache se levanto sacudiendo su vestido, sus sirvientes abrieron la puerta.

—Hay que apurarnos, amorcito. China nos espera. — Lo tomo por el cuello de la ropa y lo arrastro por todo el suelo mientras protestaba. Lo echo a su limosina mientras todos sus sirvientes se subían. Miro a Naoya fijamente, cruzándose de piernas y brazos.

—Deja de verme como si fuera basura, perra barata.

—Los hombres como tu solo hay que tratarlos como lo que son, como basura. A partir de ahora, si no me obedeces habrá castigos severos. —Puso su mano en la mejilla del Zenin y le sonrió con los ojos cerrados. —Así que pórtate bien, ¿Si, amor? —La mejillas se le pusieron rojas, se sentía totalmente humillado, apretaba los dientes con fuerza sin dejar de verla ni saber que decir. Solto todo el aire dentro de él.

—Al menos... Dejame ir por mis cosas.

—No las necesitaras, te comprare todo lo que necesites. Solo hazme una lista de lo que necesitas. —Naoya recibió una tabla con hojas de papel y un lapiz, comenzando a anotar todo lo que quería, dejaría a esa perra en bancarrota.

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—Mi Señora, aquí tiene la lista de Zenin. —Estaban ya en el jet privado, Naoya estaba en silencio en un asiento lejos de todos, con una cara enojada, al menos ella ya sabia que su cara enojada era parte de él. Leyó con atención cada una de las cosas.

—Naoya, ¿Podrías venir un momento? Hay unas cosas... De tu lista que no se para que te servirían. —Expreso Fei su confusión.

—¿Qué no puedes hablar en voz alta y decírmelas desde allá, perra?

—¿Para que necesitas la... PC gamer rtx 3060?

—Para hacer tarea.

—Lindo, tu no estudias. —Las mejillas del chico ahora estaban rojas, movía su pierna nerviosamente por lo antes dicho, se quedo en silencio unos momentos y miro a la ventana.

—Solo cómpramela. Es necesaria. —La chica suspiro y sonrió viéndolo.

—Te la comprare si te portas bien.

—Como sea.

Al menos una cosa era segura, que no se aburriría tratando de educar a ese Zenin. Una vez arribaron a China Naoya siguió a su... ¿Prometida?, aunque no es que tuviera mejores cosas que hacer, seguramente si volvía solo a casa después de matar a todo su clan su padre lo regañaría, trataba de sentarse lo más lejos posible de esa mujer, que lo estaba tratando como un idiota, la odiaba, era molesta, aunque al menos tenia un lindo rostro, con grandes senos para una mujer de su tamaño, aunque toda esa estúpida ropa tradicional china tapaba todo su cuerpo; al menos trataría de cogérsela para que valiese la pena toda la vuelta que le dieron hasta china. No se iría de ahí hasta que esa fastidiosa le rogara por su vida.

Miro el paisaje atentamente, estaban por un camino no tan convencional, la limosina pasaba sobre unas enormes baldosas de piedra, como si le dicen la bienvenida a un castillo, estaba rodeada de enormes árboles, tan viejos como el mismo mundo, tan enormes que apenas unos pocos rayos de luz le llegaban a la cara, detrás de estos se escondía un espeso bosque, si no se tenía cuidado cualquiera podía perderse, vio un puente por el cual próximamente cruzarían, donde los arboles y la densidad de ese bosque desaparecían de a poco, al cruzarlo, noto la enorme montaña que los arboles de miles de tipos no le dejaron ver, esa montaña era tan alta que le provocaba vértigo, podía observar como las nubes se rompían, no dejándole ver la punta ni el final de esta, la niebla espesa se observaba en esta misma bajo esa montaña, había un enorme pueblo, rodeado de una muralla, tan alta que tendría problemas en escalar el solo. Una suave risa lo hizo desconcentrarse, miro hacia el dueño de aquel molesto sonido.

—¿Te gusta mi casa? —Eso no era una casa, eso era un pueblo completo. —Y eso que aun no haz visto donde vas a vivir.

—Al llegar al pueblo noto diversas edificaciones, casas tradicionales chinas, casi sacadas de una película, había un monton de gente en ese lugar y al fin pudo observar la casa en la que viviría... Literalmente... era un palacio.  

UNBECOMING [NAOYA ZEN'IN] |JUJUTSU KAISEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora