Uno

815 44 73
                                    

"Tres de diciembre, por la mañana. Ambos caminábamos hacia la escuela mientras hablábamos sobre las vacaciones y que haríamos en ellas. Recuerdo que me contabas cómo celebrarias tu cumpleaños número dieciocho, el cual sería dentro de unas semanas. 

Yo me abrazaba a mi misma, pues con la llegada de este nuevo mes el frío incrementó, y el uniforme no ayudaba mucho. Dejaste de hablar y me miraste, ojala poder decirte lo mucho que me gustan tus ojos con aquellos destellos en verde, como si se tratasen de un precioso jade. 

—¿Tienes frío? —preguntaste, yo simplemente negué pues sabía lo que me dirias. Simplemente arqueaste una ceja.— Te he dicho mil veces que debes abrigarte más, ____. Un dia de estos pescarás una gripe. 

Yo asentí:— A veces te comportas peor que mi madre.— dije y seguí caminando, quería llegar rápido al salón de clases, por lo menos ahí podría calentarme por un rato. 

Sin embargo, a los pocos minutos sentí como una tela me abrigaba, mi mire a mi misma notando como me habías colocado tu ruana amarilla, aquella que nunca te quitabas por más calor que hiciera. Luego te mire a tí, caminabas a la par mio con una sonrisa, aquella camisa blanca abotonada hasta arriba, exceptuando los primeros dos botones, te veías realmente bien. 

—En verdad muchas gracias, Camilo. Te la devolveré apenas estemos en el salón —agradecí, tu negaste mientras me mirabas. Mentiría si dijera que no me siento incomoda sintiendo tu mirada sobre mí. 

—No es necesario —dijiste —. De hecho, te queda mucho mejor a ti que a mí. 

No pude evitar sentirme nerviosa ante esas palabras, sentí como el calor subía a mis mejillas y mis “mariposas en el estómago” hacían acto de presencia. Murmuré un “gracias” tratando de que mi voz sonara normal, aunque realmente estaba emocionada. 

Seguimos caminando, ahora en silencio, pero a pesar de ello era cómodo. Ambos sabíamos que no era necesario pronunciar ninguna palabra, nos conocíamos bastante bien. Finalmente llegamos a la escuela, faltaban alrededor de veinte minutos para que la primera clase comenzará, por lo que nos dirigimos al comedor para poder desayunar algo. 

Durante el camino al comedor nos encontramos con la chica nueva, ella pasó a lado nuestro, saludando con una dulce sonrisa. No pude evitar notar como te quedabas mirando a ella, tus ojos con un gran brillo y una sonrisa boba decorando tu rostro. Tampoco pude evitar sentirme mal al notar aquello. 

Heather Williams, una chica que había ingresado a nuestra escuela hace poco más de una semana, situación que impactó a más de uno, pues no era normal que alguien ingresara con el semestre a días de terminarse. Desde el primer día llamó la atención de muchos, ella era realmente bonita, alta, delgada, piel ligeramente bronceada, cabello castaño y unos preciosos ojos azules como el mar. Incluso su nombre era bonito, pegaba bastante con ella. Realmente no se sabía mucho de su familia, solo que venían del extranjero y estaban en nuestro pueblo para probar nuevas cosas. 

Tras unos minutos por fin reaccionaste y volviste a la realidad. Tomaste mi mano y nos dirigimos al comedor.

- ̗̀Heather; Camilo M.ˎˊ- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora