- ̗̀Heather; Camilo M.ˎˊ-

Heather's pov

—¡Pero padres! —exclamé furiosa.— Hace menos de dos meses que nos instalamos aquí, ¡No nos podemos ir tan rápido!

—Heather cariño, no vamos a tener esta discusión de nuevo —respondió mi madre.— Ahora ve y arregla tus cosas, salimos por la madrugada.

Desde que tengo memoria mi familia y yo nos la hemos pasado mudandonos de ciudad en ciudad, al inicio era grandioso el poder recorrer el mundo, conocer un poco de cada cultura. Pero a medida que iba creciendo aquel entusiasmo pasó a convertirse en frustración, nunca podría comenzar a hacer mi vida bien porque en pocas semanas estariamos mudandonos nuevamente, era agotador.

Fue así como llegué a este pueblo, Encanto. No tenía idea de como mis padres habían encontrado este lugar, pero era bastante hermoso. Era un pueblo pequeño, colorido, emanaba buenas vibras, parecía un pueblo de alguna historia infantil. Mire a mis padres, ellos parecían contentos, como si hubieran pensado un "Aquí es, es el lugar indicado". Supe que todo iba en serio cuando me avisaron que comenzaria a asistir a clases, no podía estar más feliz. Por el mismo motivo de que no nos quedabamos mucho tiempo en un lugar, mis padres habían optado por qué mis estudios fueran desde casa, sin duda pisar una escuela real me emocionaba bastante.

Y así, después de una semana, comencé a asistir a clases. Era mi primer dia, me encontraba bastante nerviosa, no sabía que pasaría, no conocía a nadie, no sabía ni siquiera a donde ir.

—Disculpa, ¿Te puedo ayudar en algo? —dijo alguien detrás de mí, yo me giré para ver quién era. Un chico moreno, tal vez de mi edad, y con unos bonitos rizos estaba ahí. Recordaba haberlo visto un par de veces caminando por el pueblo junto a una linda chica, su novia, creo.

—¿Sabes dónde queda esta clase? —pregunté apenada. Él asintió con una sonrisa.

—Justo esa es mi clase, sígueme, voy para allá —respondió. Yo solo asentí y comencé a seguirlo— Soy Camilo, Camilo Madrigal. ¿Eres nueva por aquí, cierto?

Y así, una conversación amena inicio. Esa fue la primera interacción que tuve con él.

El día continuó con normalidad, conocí a las personas de mi clase, y me pusieron al tanto de todo lo que llevaban hecho estos meses, parecía ser que el semestre acabaría dentro de poco, por lo que debía apurarme en ponerme al corriente con los trabajos. En un abrir y cerrar de ojos, una semana ya había pasado.

Caminaba por los pasillos saludando a cualquier persona que se atravesara en mi camino, me gustaba ser amable con la gente. Cuando doblé una esquina, pude observar nuevamente a Camilo, venía caminando de la mano con ¿____? si no mal recordaba, según lo que me habían contado, ellos eran solamente amigos, aunque cualquier persona podría notar como Camilo no era solo un amigo para su acompañante. Susurre un "Buenos días" y seguí mi camino, pude sentir la mirada de ambos en mí.

××

—En serio no es necesario, Camilo —rechace su ayuda nuevamente.— Ya estoy por terminar.

—Un poco de ayuda no hace daño, además prometí a la maestra ayudarte —volvió a insistir, apenada tome los apuntes y libretas que me ofrecía.— ¿Qué te parece si me cuentas un poco sobre tí? Es bastante raro que alguien entre al curso a estas alturas.

Sin más, comencé a contarle un poco de mi vida, el porqué de todo. Él escuchaba atentamente con una sonrisa, de vez en cuando soltaba un comentario. Era bastante lindo.

××

—Le gustas a Camilo Madrigal, ¿Sabes cuantas moririan por estar en tu lugar? —habló Sofía, una amiga que había hecho.

—¡Qué envidia te tengo Hez! —dijo otra, llamándome por aquel raro apodo.

Hace ya algunos días se había comenzado a esparcir aquel rumor, no me desagradaba del todo, y tampoco iba a negar que el no me gustara, al contrario, solo deseaba que aquello fuera cierto. Mire hacia donde él estaba, se encontraba jugando un partido de fútbol, sonreí para mi misma.