Miraba impaciente el reloj colgado en su pared. El tiempo se hacía lento cuando se trataba de esperar al amor de su vida, Baekhyun estaba emocionado, llevaba semanas esperando con ansias el día blanco; El día en que tendría una respuesta a su confesión hecha en San Valentín.
Nunca creyó que estaría en esa situación que catalogaba como absurda, pero ahí estaba, esperando una respuesta. Tanta espera lo hacía pensar que tendría una respuesta negativa y eso lo volvía loco, por lo que se concentró en recordar los últimos meses de su vida hasta llegar a ese momento.
Baekhyun siempre fue una persona introvertida, no le gustaba mucho salir de fiesta como sus amigos, prefería quedarse en casa jugando algún videojuego o leyendo un buen libro, era de esperarse que escogiera una carrera en literatura al iniciar la universidad.
Cuando finalmente se graduó, Baekhyun tuvo la suerte de trabajar para una editorial de reconocimiento, quienes le dieron la oportunidad de escribir su primera novela, ganando tanto éxito que ahora debía escribir la segunda parte. Sin embargo, había descompuesto accidentalmente el teclado de su ordenador.
Siempre había sido desconfiado con las compras en línea pero estaba atrasado en el trabajo y no tenía tiempo para ir a una tienda a comprar el producto. Entonces se vio obligado a comprar por internet, no tenía más opción que usar la tecnología y rezar para que los de paquetería no dañaran su pedido. Tomó su iPad y añadió al carrito un teclado nuevo que le permitiría seguir con su novela.
Tres días después, la puerta de su departamento sonó anunciando la llegada del repartidor con su paquete, más nunca imaginó que estaría abriendo las puertas al amor.
Se trataba de un joven alto con el cabello castaño cubierto con un casco rojo, labios rosados y gruesos formando una pequeña sonrisa, con un precioso hoyuelo decorando su mejilla, con los ojos marrones más grandes y profundos del todo el mundo.
—¿Byun BaekHyun?
La ronca voz del repartidor lo hizo perder el equilibrio, abrió los ojos con sorpresa, dio un paso hacia atrás y se detuvo del marco de la puerta, con las palabras atoradas en su garganta no puedo hacer más que asentir en respuesta.
—Firme aquí, por favor.
Bajó la mirada a la carpeta que el repartidor sostenía frente a él, no pudo evitar fijarse en sus manos, eran grandes, sus venas se marcaban tanto que las hacían ver más varoniles. Se sonrojó levemente cuando sus dedos rozaron con los suyos al tomar la pluma que el alto le ofrecía.
—Gracias—. Dijo después de dejarlo sin aliento y se retiró por el pasillo.
Baekhyun nunca se había enamorado de nadie, sabía cuáles eran sus preferencias sexuales pero jamás había quedado tan hipnotizado como ese día. Había salido a citas un par de veces, había compartido besos con otros sin llegar a nada serio, pero para Baekhyun ninguno era suficiente, siempre ponía sus sueños de escritor antes que cualquier otra cosa, además nunca había sentido un corazón danzante hasta ese momento.
Cerró la puerta recargándose en ella, con el paquete apretando su pecho, sentía su cara caliente y su corazón agitado. Se miró al espejo a lado de la entrada, como suponía su cara estaba roja, pero lo que le sorprendió más fue que comenzó a comparar su físico con el del repartidor. Nunca se había preocupado por su apariencia y ahora no dejaba de preguntarse si era lo suficientemente bonito como para salir con aquel chico de casco rojo.
Era atractivo. Su cabello era castaño claro, sus ojos almendrados se escondían detrás de sus anteojos redondos, sus labios eran rosados, pequeños pero abultados, decorados con un diminuto lunar sobre ellos, tenía las mejillas abultadas, la piel de porcelana por no exponerse a la luz del sol, no tenía abdominales marcadas pero tenía unas caderas anchas que era su mayor atractivo. Físicamente era atractivo, ¿pero el repartidor pensaría eso de él? Baekhyun se lamentó mucho de vestir tan cómodamente aquel día, pensó que debía sacarle el mayor provecho a la ropa para resaltar su figura e impresionar al chico de sus sueños.
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Delivery of Love || Chanbaek
RomansaBaekHyun se ha vuelto adicto a las compras en línea, ordena hasta las cosas más inútiles que puede encontrar. Su departamento paso de lucir bonito a parecer una bodega, y todo por culpa de Park Chanyeol. ¿Por qué el repartidor no recibe sus indirect...