Prólogo

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Hoy desperté y pude ver como las hojas caían y tocaban suelo, las flores se marchitaban, y todo por la falta de ti, de tu querer. Usted llenó mi vida de colores y alegría y en un abrir y cerrar de ojos te esfumaste.

Ahora observo mi ventana con la falsa esperanza de que vuelvas y con la ilusión que inunda mis ojos de dolor porque en el fondo sé que te fuiste para no volver.

Mi Athalia, aún recuerdo cuando nos vimos por primera vez, tu hermosa cabellera castaña y tus ojos color avellana me cautivaron. ¿Por qué tuviste que ser judía? esa fue nuestra perdición. Ahora que eres un recuerdo, mi memoria será mi mayor tesoro.

Siempre tuyo, Adler.

AthaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora