Lamentos de Dragon (Law x OC)

CAPITULO 3

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❥Law x OC❥

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-Buenos días, Analía-ya...- Law había cruzado la puerta de la enfermería, que había sido la habitación de la chica por las últimas 2 semanas –hoy es la última prueba de la cabeza que vamos a hacer-

El ánimo de la chica subió a mil, ya que eso quería decir que si todo estaba en orden, podría salir a la cubierta y mirar el océano.

-empecemos Traffy- la cara des aprobatoria que puso Law, hizo que ella largara una inocente risita. Él aún podía recordar la primera vez que la escucho reír. Law había entrado cuando ella justo estaba cambiándose la remera y del susto se había tropezado; echando a perder todo el desayuno que Mike, el cocinero, había hecho.

-Después vamos a hablar seriamente sobre ese apodo raro- el joven capitán se colocó unos lentes y comenzó a inspeccionar los nervios de su cuerpo. Analía lo miraba curiosa, sus ojos rojizos tomaban nota de todo lo que hacía el joven. -¿Cuántos dedos tengo?-

-tres- sin mucho rodeo, Analía, contestaba las preguntas. Law le hacía hacer ejercicios de coordinación, visuales y auditivos; lo curioso es que no sabía si ella acataba las órdenes porque era por su salud o había un trauma psicológico por detrás.

-Bien- después de un rápido chequeo, Law se acercó a su paciente y se sentó en el taburete. Se acomodó dejando una leve distancia entre los dos. – ¿Cómo te llamas?-

La de ojos rojos soltó un suspiro de aburrimiento, no podía aguantar hasta salir del cuarto sin tener una excusa válida. Law levanto las cejas cuando ella hizo esa expresión, esa niña lo sacaba de las casillas. Aún recordaba todas las veces que se escapaba del cuarto para andar por el submarino, quitándose el suero. Hasta, una vez, la encontró en la cocina charlando con Sachi mientras Mike le hacía el desayuno.

-Analia- la mirada de Law se endureció. Después de dos semanas, no lograba que la chica le diga su apellido. "Quizás no lo sabe" es el primer pensamiento que siempre se le cruza. – no sé dónde nací, pero crecí en el East Blue. Nunca conocí a mis padres... creo. Tengo, si no me equivoco, 16 o 17 años... y eso-

Law la miraba sin ninguna emoción, sabía que quizás le ocultaba algo. Más por sus expresiones al hablar y que nunca lo miro a los ojos, pero no iba a indagar en eso. – Por el momento está bien-

Analía dio un respingo de la sorpresa, ¿ya estaba? ¿Así nomás? Su ceño se frunció levemente y su cabeza se ladeó a un costado de la confusión. Law ya no le estaba prestando atención, este se había parado y estaba colocando unos materiales en una mesita de metal, la misma que había visto Analía el día que despertó. – esto no va a ser incómodo, pero te voy a pedir que no te muevas. Te voy a quitar las vendas de la cabeza-

-¿ya no las voy a seguir usando?- El rostro de felicidad de Analía era memorable, para Law era ver como si le estuviera dando un chocolate a una pequeña.

-no- el joven médico había empezado el proceso de retirarle las vendas. La verdad es que estas cubrían totalmente la cabeza evitando que se le vean los cabellos. – Pero vas a tener que decirme si tenés alguna anomalía, más si es por el lado izquierdo de la cabeza-

El ruido mudo que salió de la boca de la chica dio a entender que le estaba afirmando ante su petición. Ella se quedó quieta mientras Law le terminaba el proceso– una cosa, no te asustes.- advirtió con una actitud cautelosa. Analia, ante esto, se quedó dura, sin saber si temer o no. -tuvimos que raparte toda la cabeza... - La voz de Law salió como si tuviera miedo de la reacción que pudiera tener la chica. Se maldijo al ver como sus músculos se habían tensado del pánico.