OBEDECEME

CAPÍTULO II

Kyrie se estiró sobre el taburete, frunciendo el ceño ante su palpitante migraña.

"¿Se encuentra bien, señorita?"

"Sí."

"¿Debería MaryAnne traer un mago que se deshaga de las personas malas?"

Kyrie se rió de las sinceras palabras de MaryAnne.

"Está bien. ¿Puedes hervir un poco de lavanda, un poco más que eso? Tengo una migraña."

"¡Por supuesto, MaryAnne tiene confianza para hacer té!"

MaryAnne rápidamente trajo hojas de té con sus pequeñas manos y comenzó a calentar el agua.

Le parecía que podía vivir en paz solo por el sonido relajante. 

Hubo altibajos, pero finalmente se acabó, ahora que se había despedido de esa maldita Rubinia.

“¿Cómo pudiste posponer la ruptura de tu compromiso, solo porque no querías darme la pensión alimenticia…” (T/N: 'Palimony' literalmente significa financiamiento dado a la terminación de un compromiso)

Ante el murmullo de Kyrie, la nariz de MaryAnne se arrugó.

“Todo ha terminado ahora, así que descansa. ¡Todos dijeron que es genial que no volveremos a ver a Cassner!”.

"¿Por qué?"

Kyrie preguntó mientras aceptaba la taza de té. MaryAnne, que estaba dando una galleta, se quejó rápidamente.

“Cassner venía con el Príncipe Heredero cada vez que visitaba la mansión. ¡Cada vez, lo odiaba tanto!” (T/N: Aquí MaryAnne debería haber usado 'señorita'/'lady' pero usó deliberadamente la forma informal de dirigirse a ella)

"Nunca he oído hablar de eso... ¿y tú?"

"¡Sí! Cuando el príncipe te degradó, diciendo que no eres lindo, Cassner sonrió y dijo: "No hay hombres a su alrededor, así que no se puede evitar". ¡Es por eso que MaryAnne y otros odiaban a Cassner!

"Debería haber arrojado una taza de té".

La migraña empeoró de nuevo. El largo cabello violeta claro de Kyrie colgaba mientras inclinaba la cabeza hacia atrás.

Kyrie ya sabía que su propio rostro no era tan bonito como el de Rubinia.

Si fueras cortés, para empezar, no habrías conocido a un hombre con una prometida.

Los ojos de Rubinia no eran como los de esas mujeres ingenuas que se enamoran.

Recientemente, los tres se habían conocido en el baile de fundación.

Rubinia entró con Eden como su escolta, y Kyrie entró con su padre.

Mientras abría los ojos y miraba a su alrededor con exageración.

'Señorita Buchanan, no veo su escolta. ¿Con quién entraste?

Mi padre me acompañó.

'Ah...'

En ese momento, Kyrie no pudo reconocer el ridículo que pasó por el rostro de Rubinia.

Lo siento, señorita Buchanan. No pude resistirme porque el príncipe quería entrar conmigo…

Laura, que estaba a su lado, no pudo soportar verlo y la reprendió.

'Señorita Cassner, la señorita Kyrie está hablando con nosotros. ¿Retrocederías?

'Oh, mi... Señorita Laura. ¿No puedo unirme?