Capítulo 1.

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La campana sonó y todos los estudiantes rápidamente fueron a sus correspondientes clases con sus amigos, novios/novias, o a sus casilleros. Era exactamente como una película de adolescentes, estaban las porristas, los chicos malos, nerds, etc. Todo el mundo aquí tiene una etiqueta.

Hasta ella, la desconocida.

Nadie sabe realmente sobre ella o su historia, algo, pero se divierten torturándola y haciendo bromas sobre ella. Los profesores se sienten mal porque este pasando por eso, ella no sabe por qué pero ellos solo empeorarán las cosas.

-Hey, estupida. - Un deportista gritó haciendo gestos con su manos

Ella ignoro los gritos del tal chico y siguió buscando sus libros para la siguiente clase.

- Te estoy hablando a ti la de mochila roja, ¿Eres sorda o qué?. -Siguió gritando tratando de llamar la atención y acorralándola a su casillero.

Ella sigue sin responder nada, dejando escapar un sollozo inaudible del susto.

- Cuando alguien te habla, tú tienes que responder, ¿Me escuchas bien, fenómeno?. - Dijo cerca de su oído, mientras ella lo único que hacía era mirar hacia el suelo.

Ariana cayó en bruto al piso cuando el deportista dejo de apretarla contra su casillero, caminó hacia la enfermería con el fin de no llegar a clases y así no tener que soportar los maltratos de sus compañeros, la enfermera miró compasivamente mientras caminaba hacia el lavabo por un vaso de agua.

- ¿Qué sucedió, cariño?
Ella negó en señal de respuesta.

-¿Quién fue esta vez?- Dijo mirándola con preocupación mientras le pasaba el vaso de agua.

Ariana negó con su cabeza, levantando sus hombros en señal de que no sabía.


La enfermera suspiró y dijo;
- Tienes que confiar en mí Ariana, necesitas ayuda, no puedes vivir así, no con personas que te traten mal, nadie merece eso.
Ariana miró a la enfermera con cierta ironía en su mirada, no quería escuchar las mentiras que le diría, cada profesor, cada guía, cada adulto en la escuela le decía lo mismo. Era la misma rutina cada día. Todos le decían que ella no merecía que la molestaran, pero no hacían nada por solucionarlo, decían eso para mantener el prestigio del instituto, mientras que ella no dijera nada, mientras más lejos estuviera, mejor.

Ariana sacudió su cabeza y hizo una mueca, mirando por última vez a la enfermera antes de irse.
Una vez que estuvo en el pasillo, todos la comenzaron a mirarla, haciéndola sentir incomoda, odiaba escuchar los susurros proviniendo de todas partes, escuchando como las personas le llamaban por distintos sobrenombres, diciendo que era rara, que no era normal, entre más. No comprendía por que decían eso, a ella no le gustaba hablar, solo eso.
Se colocó los audífonos y comenzó a caminar mirando hacia abajo, evitando cualquier contacto visual con cualquier persona, caminó con rapidez hacia su próxima clase, si llegaba temprano no tendría las miradas y comentarios incómodos de sus compañeros.
Pero para su suerte, llegó tarde.

- Señorita Moller, llega tarde.
Ann lo miró y se quedó en la entrada

- ¿Tiene alguna excusa o nota para justificar tu atraso? - Dijo su profesor de biología sonriendo de satisfacción.

Ella sacudió su cabeza y miro hacia abajo mientras caminaba hacia el fondo de la clase para sentarse donde siempre, delante de ella estaba sentado el deportista que la había molestado en su casillero.
Se hundió en su asiento, buscando ocultarse de el y todos los alumnos, el profesor prosiguió con su clase y ella a la vez sacó un diario y un lápiz fuera de su mochila, comenzó a dibujar en su diario, ella ni siquiera sabía que estaba haciendo, solo dejo fluir su mano, nunca sabe que dibuja la mayoría del tiempo. Casi todos eran bosquejos de gente que parece triste, muriendo por dentro o solo gente con los ojos rellenados de color negro, su imaginación era tan depresiva y oscura que de verdad daba miedo, siguió dibujando hasta que sintió una mirada fija, ella no quería mirar, pero su mente la obligó inconscientemente.
Miró hacia su lado y se dio cuenta que era un chico nuevo, era lindo, pero no lo conocía, nadie lo hacía. Instintivamente dedujo que el era nuevo, pero era raro que no lo hayan presentado y más raro que él estuviera sentado junto a ella.

El chico le sonrió, Ariana lo miró confusamente y volvió a dibujar, seguía sintiendo su mirada fija, pero trato de despejar su mente de eso.

-Me llamó Justin -Susurró el chico de ojos mieles.

Ella lo ignoró pensando que le hablaba a Jazmín, es decir, quién le hablaría a ella. Pero, al parecer se equivocó porque Justin le tocó el hombro haciendo que lo mirara.
-Hey, no me has dicho tú nombre, ¿Cuál e-?
Zack se dio vuelta y rodó sus ojos mientras decía;
- No deberías estar hablando con ella, mírala da pena.
Justin miro confundido a Zack.
- ¿Por qué? -Lo miró-. Creo que estás siendo muy cruel con ella.
-No habla, esa justamente es la razón.

Ariana sabía que Zack no tenía la razón, es decir, no hablaba con nadie porque al consideraban rara y no se acercaban a ella, segundos después se dio cuenta que estaban por salir de clases, guardó sus cosas en la mochila y se aproximó a salir del salón. Se percató de que estaban caminando detrás de ella, no quería darse vuelta, rezaba que no fuera Zack para molestarla, otra vez.
Delante suyo se le cruza Justin.

- Nunca me dijiste tu nombre. -Dijo el.
Ariana lo miró seriamente sin ninguna expresión.
No lo escuchaste porque Zack dijo que yo "daba pena", pensó ella.

Le dio una última mirada de incredulidad, mientras pasaba de largo dejando a Justin atrás.

- Te dije que daba pena. -Murmuró Zack con tono de burla en el oído de Justin

TranquilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora