RAÍCES.

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─ ¿Señor Kamisato? ─ Te escuché desde mi asiento, con aquella voz angelical que siempre soñé que me llamara "cariño" o por mi nombre, un sueño que nunca se haría realidad. Te di la orden para que pasaras sin pensarlo dos veces, tan solo ver tu rostro con una gran sonrisa hacía que mi día se volvería mejor, luego de toda la porquería que tenía que pasar para que tú y mi hermana no les pasara nada mientras no estaba presente.

─ ¿Qué se te ofrece, Thoma? Supe que me buscabas con tanta urgencia. ─ Pregunté, aún mirando el pilar de papeles que me hacían falta por firmar y leer con dedicación sino quería cometer algún error de dedo y vista. Te acercaste con emoción y me abrazaste con fuerza, con una bella sonrisa en tu hermoso rostro. Tus ojos verdes se mantenían cerrados, mientras que tus mejillas se hacían asomar un rubor no tan exagerado. Estaba sorprendido, incluso los papeles cayeron al piso y fueron manchados por los pisotones que diste al tirarte a mi. No me molestaba, me alegraba poder tenerte en mis brazos, y no fuera ella a quien sostenías.

Luego de unos minutos te separaste y abriste finalmente tus ojos, dejando ver aún la emoción del momento y tu felicidad desbordando en todo tu rostro. Abriste tus labios y hablaste con nerviosismo, qué encantador eras. ─ Lo siento por mi falta de respeto hacía usted pero no pude evitar demostrar mi felicidad. Finalmente el cometido de la señorita Ayaka dió frutos y la Shogun Raiden dejó de lado la captura de las visiones. ─ "Ayaka" de nuevo. Era vergonzoso sentir celos, e incluso decepción, cuando ella no hizo nada sino el viajero con todo el esfuerzo y su espíritu, sino hubiera sido por él, estarías sin visión, y quizás sin vida. Un pequeño nudo se hizo en mi garganta. Lo siento hermana pero no me interesa lo que hiciste.

Me aclaré la garganta mientras recogía los papeles que se encontraban en el suelo. Mi cara había cambiado de un momento a otro, no soportaba la idea de seguir escuchando sobre ella, no ahora. Me acomodé en mi asiento mejor y suspiré pesadamente. ─ Si era lo único que tenías que decir, por favor, retírate. Tengo trabajo que hacer, igual tú, ¿No, Thoma? ─ Sin mirarlo, levanté mi mano para indicarte que salieras. Era doloroso tener que dejarte ir por está vez, pero más doloroso era escucharte hablar mil maravillas de mi hermana.

Si tan solo...

Cada día es toser y toser, como si nunca terminara esto

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Cada día es toser y toser, como si nunca terminara esto. Prontamente me daría cuenta que algo estaba mal conmigo.

Flores. ¿Por qué tosia flores? Esa era la pregunta. No dejaba de toser los hermosos pétalos de un árbol en especial. Un árbol de Sakura, tan lindo pero tan doloroso. Todo dentro de mi dolía, como un parásito carcomiendo dentro de mi interior. Mi garganta dolía, mi corazón dolía, y aún tu corazón no me pertenecía.

Uno, dos, tres, cuatro... Tosía tantas veces que tenía que mantenerme encerrado en mi oficina. No podía ver ni a Itto, ni siquiera a ti.

Escuché la puerta sonar. " 4 veces " pensé, especialmente tú hacías ese sonido. Te dejé pasar, no podía seguir evitandote aunque quisiera. Observé como traías en manos una bandeja con una taza de té, e incluso una pequeña rosa blanca. Volví a enfocarme en mis papeles, sin darle importancia a ti y ni a la bandeja. ─ Puedes retirarte ahora, Thoma. ─ Pedí de la manera más amable posible. " Duele ". ─ Su hermana está preocupada por usted. Debe de salir de su habitación al menos un po - ─ De nuevo. Mi pecho dolía, mi interior dolía. Traté de taparme con mis papeles antes de empezar a toser aquellos asquerosos pétalos dentro de mi. ─ ¡Vete! ¡No vuelvas a venir nunca! ─ Grité furiosamente. Mis ojos estaban a punto de estallar en lágrimas y tú solo querías acercarte.

Pétalo tras pétalo, empujé la bandeja que traías en manos para que te fueras de una vez. No podía soportarlo más, era doloroso tener que soportar la idea que gustabas de mi hermana y no de mi. ¿Qué tanto había hecho ella? Quien te salvó fui yo, no ella. Quien te dió un hogar fui yo. Quien te dió trabajo fui yo. Quien te brinda comodidad soy yo. Pero aún así... No hay forma que me mires a mi.

Desde las raíces de mis pulmones, hasta la lengua de mi boca. Hasta escupirlo incontables veces. Me estaba muriendo por dentro. Todo por ti, todo por aún amarte. No podía odiarte, pero tampoco podía amarte.

Y aún así, me hiciste estallar con esa noticia.

─ ¿Por qué? ─ Pregunté, sorprendido por aquella noticia. "No, por favor no". Pobre de mi corazón, quería bombear todo lo acumulado de pétalos. ─ La señorita Ayaka... Está esperando un hijo mío. ─ Dos. ─ Y decidí hacerme cargo. Sé que usted está ocupado, pero queríamos tener su aprobación. ─ Tres. ─ Usted es mi amo, y -

Mi boca se abrió. Un nudo en mi garganta se hizo presente. " Asfixia " ─ Suficiente. Escuché suficiente. ─ Hablé como pude, tratando de aclarar mi garganta al paso que, esperaba a que alguien viniera a salvarme. ─ Hagan lo que deseen, son lo suficiente mayores para decidir por si mismos. Y más ahora que Ayaka deja de convertirse en una señorita o dama, a una señora. ─ Volví hablar. Dando media vuelta y ahora dándoles la espalda, ni siquiera me atrevía a mirarlos. Me daba una repulsión tener que soportar aquella felicidad y ver al hombre que se suponía que era mío con la segunda persona que más amo.

─ Señor Kamisato, ha llegado alguien a visitarlo

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─ Señor Kamisato, ha llegado alguien a visitarlo. ─ Mi cabeza dolía. Habían pasado 3 semanas desde aquella noticia que ni siquiera pude salir en todas aquellas semanas. Las ojeras habían crecido, el dolor había incrementado, ahora los pétalos se habían vuelto flores completas, y tú estabas ahí, sonriendo porque serás padre.

─ ¿Itto, verdad? Dile que pase, por favor ─ Terminé de firmar unas hojas del montón que me quedaban. Al menos, podría ir a ver pelear escaradiablos junto con una persona que no me dañaría, sino me mantendría en paz.

─ ¡Hermano mayor! ¿Por qué siempre estás encerrado? ─ Preguntaste con una de tus grandes sonrisas y radiantes.

FLORES PRIMAVERALES ; GENSHIN IMPACT.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora