Tiempo atrás el destino del mundo sobrenatural había anunciado la llegada de un gran reino, de un gran Rey, de Camelot renacido. Un error y todo se vino abajo... Pero el destino y la fuerza eran criaturas volubles que nunca se pueden negar.
Secuela...
"Te lo advertí , Niklaus, Brooklyn no tomaría tu engaño a la ligera". Elijah finalmente habla, su voz resuena gravemente en la mansión sin vida mientras su hermano se levanta de entre los escombros, Brooklyn se ha escapado con Aaron, demasiado enfadada e incapaz de permanecer cerca de Niklaus o Elijah en este momento, y se va para corregir la justicia injustificada contra los miembros de la pandilla Scooby, curándolos de su mordedura letal incluso si había una parte de ella que todavía quería que sufrieran.
"Oh, sálvame, de tus incesantes sermones morales, querido hermano". Niklaus escupe, si estaba más enfadado consigo mismo o con Elijah, honestamente no estaba seguro en este momento.
"¿Lo sabías?", Niklaus de repente exige, volviéndose hacia Elijah, una especie de mirada maníaca en sus ojos junto con su ira, mientras está de pie en los restos de lo que anteriormente había sido la mesa de café de su sala de estar.
"¿Cómo podría no hacerlo? Brooklyn es mi compañera, Niklaus". Elijah responde secamente, observando cómo Niklaus comienza a caminar como un animal enjaulado.
"¿Y no pensaste en decírmelo?" Niklaus pregunta con incredulidad.
"No era mi secreto para contarlo, Niklaus. Fue compartido en confianza. Respeté sus deseos y entendí que no era un tema del que ella quisiera hablar".
"O tal vez fue porque no deseabas poner en peligro tus propias oportunidades con ella, querido hermano". Niklaus se burla, deteniéndose para mirar repentinamente a su hermano mayor.
"Piensa lo que quieras, no tengo que defender mis acciones ante ti. Respeté sus deseos al igual que tú". Elijah responde con frialdad.
"¡Deberías habérmelo dicho!" Niklaus gruñe con saña, sus ojos tiñéndose de ira.
"¿Y qué habrías hecho tú si yo lo hubiera hecho, Niklaus?" Elijah desafía.
"¡Se supone que ella es mi compañera, Elijah! ¡Mía!" Niklaus gruñe ferozmente, apuntándose a sí mismo como si eso probara un punto más.
"Ella no es una posesión para ganar, Niklaus. Ella es una mujer, además fue tu mejor amiga". Elijah gruñe de manera protectora, de repente se precipita sobre su hermano y lo clava agresivamente contra la pared con el antebrazo.
"Pero si insistes en verlo de esa manera, déjame que te lo aclare bien, hermano. Brooklyn es mía". Elijah gruñe en advertencia, enseñando los dientes para dar énfasis. "Y no me la quitarás".
"La elegirías a ella, sobre la familia. ¿Qué hay de siempre y para siempre? ¿O la familia no significa nada para ti ahora?" pregunta Niklaus, mirando atónito cuando Elijah lo deja caer de la pared, Elijah retrocede y una vez más se compone en su típica fachada formal.
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"Eres mi hermano, Niklaus. Siempre seremos una familia. Te he apoyado durante siglos y te he visto cometer un error tras otro. He limpiado muchos de tus desastres. Me he preocupado por recordar y he observado como destrozas a esta familia. Ya no puedo hacerlo...", responde Elijah, sosteniendo la mirada de Niklaus de manera uniforme, con una expresión inquebrantable.
Un tenso silencio cayó entre los dos hermanos Mikaelson cuando Elijah y Niklaus se enfrentaron; siglos de dolor, traición, errores, palabras no dichas, promesas incumplidas, heridas sin sanar y agravios que se hacen cada vez más grandes.
"Me preocupo profundamente por ti, Niklaus. No deseo pelear contigo, hermano". Elijah finalmente rompe la tensión.
"Entonces, ¿así es como debe ser?" Niklaus afirma amargamente, girándose para pasar junto a Elijah.
"Brooklyn es mi pareja. La amo más de lo que he amado a nadie en toda mi existencia y encuentro que hay poco que no haría por ella". Elijah le admite a su hermano, Niklaus, deteniéndose en la puerta que conduce a la entrada de la sala de estar. ·Está justificadamente enfadada y herida. Pero valora tu amistad... Tu amor. No permitas que tu orgullo te impida buscar la reconciliación. Entonces, te deseo lo mejor".
"Hasta entonces, supongo." Niklaus suspira profundamente y desaparece con una ráfaga de viento.
Dirigiéndose a la antigua casa de brujas donde Caroline y la bruja Bennett esperan para reunirse, Niklaus se precipita en un torbellino de amarga ira por cómo habían ido las cosas.
Estaba enfadado porque se demostró que Elijah tenía razón. Estaba enfadado por la presencia de Elijah en general. Y estaba enfadado porque Elijah sabía la verdad acerca de que Brooklyn era su pareja y, sin embargo, no se lo había dicho.
Pero al final, mientras que Niklaus podía tratar de culpar a su hermano de gran parte de su ira, la mayor parte de su ira hacia su hermano era una excusa.
Si realmente estaba siendo honesto, si enfrentó los hechos de los que huyó hace mucho tiempo y trató de ignorar indefinidamente o enterrar, solo estaba realmente enfadado consigo mismo; porque había lastimado a la única mujer a la que admitiría haber amado alguna vez en los siglos de su existencia.
"¿Qué estás haciendo?" Caroline habla de repente, tomada muy por sorpresa, viendo como Niklaus rasga la camisa de Tyler, las uñas se convierten en garras en su mano derecha, clavándose en la cavidad torácica de Tyler.
"Arrancarle el corazón a Tyler. Saltaré sobre alguien más". Niklaus explica. "Tal vez Jeremy".
"¡Oh, Dios mío!" Bonnie grita mientras Niklaus continúa.
"¡Lo estás lastimando! ¡Detente! ¡Detente!" Caroline llora débilmente, aunque en realidad no está en condiciones de protestar y casi se cae sobre sí misma tratando de levantarse, demasiado débil por la mordedura fatal de Brooklyn.
"¡Detente, por favor! ¡ Lo estás matando!" Caroline ruega débilmente.
"Pero, no puedo- ¡No puedo!" Bonnie llora.
"¡Entonces busca a alguien más!"
Más tarde esa noche, cuando el sol se está poniendo y enviando rayas de color naranja y rojo por el cielo, Niklaus, en su cuerpo híbrido original, regresó a una mansión vacía y desolada, un castillo de marfil digno de un rey solitario. Brooklyn, Elijah y Finn, junto con su manada que se fueron hace mucho tiempo, se dirigieron a Nueva York, dejando a Niklaus solo y sus pensamientos malhumorados y enredados.
Sobre la mesa, una sola nota:
Adiós hermano. Hasta que nos veamos de nuevo. – Elijah
