Cena

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—Buenas noches, es un placer contar con su presencia.

El cordial saludo del encargado de recepción, fue recibido con una cálida sonrisa por parte de las dos hermosas mujeres que eran escoltadas hasta el interior del restaurante por su grupo de seguridad.

Al ingresar fueron acogidas por un grupo de invitados especiales, quienes esperaban ansiosos su presencia. Las guardaespaldas que las acompañaban se dispersaron por todo el lugar cuando un mesero se les acercó para guiarlas a su mesa, al llegar otro joven con una bandeja en las manos las estaba esperando para ofrecerles una copa de champagne, ambas tomaron una antes de agradecer la atención brindada.

—Todo está perfecto. No podría quejarme al saber que mi hija, fue quien planeó cada detalle para esta cena —comentó la castaña levantando su copa—. ¡Salud! —dijo acercándose la copa a los labios para después beber del suave líquido espumoso, al terminar le ofreció una sincera sonrisa a su única hija.

Sonomi Daidōji, era la dueña de la muy reconocida empresa de aparatos electrónicos Daidōji, la mujer se conocía en el mundo de los negocios por haber sido la pionera en dispositivos de vanguardia. Su marca se extendía a nivel mundial y, esa noche celebraban la fusión con la prestigiosa empresa inglesa Hiragizawa.

Por muchos años habían querido unir sus negocios, pero ambas compañías se encargan de proyectos muy diferentes, sin embargo su estrecha relación afectiva y laboral los hizo encontrar la estrategia perfecta para unir ambas empresas.

—Es un placer ayudarte —expresó la joven con su enorme sonrisa—. Sabes que este tipo de eventos me ayudan mucho con la inspiración para mis nuevos proyectos de moda.

Tomoyo Daidōji, era una hermosa chica de veinte años, estudiante universitaria de la carrera de diseño de modas; su gran talento y versatilidad la hacían sobresalir en sus estudios, siendo un prodigio de la facultad como era llamada por sus profesores. Asimismo recibía uno que otro curso de administración de empresas, al ser la única heredera de la empresa de su madre debía tener conocimiento en el ámbito administrativo. Es por ello que siempre que se presentaba un evento social ella se encargaba de organizarlo. Decía que para ella ese tipo de reuniones servían como un lienzo en el que podía plasmar texturas, colores y sabores que luego llegaría a transformarse en un hermoso vestido de alta costura.

La joven se había esmerado en reservar uno de los mejores restaurantes de la ciudad de Tokio. El famoso Joel Robuchon Restaurant, era conocido por su exquisita comida francesa. Esa era una noche muy importante, así que la empresa Daidōji no escatimo en gastos para ofrecerles a sus invitados una deliciosa cena con aromas y sabores del viejo continente.

—Por aquí por favor —indicó un mesero a la persona que acababa de llegar a la mesa de las anfitrionas del evento.

—Gracias, muy amable —respondió el hombre de cabello azabache—. Sonomi, querida, disculpa la tardanza —dijo mientras le obsequiaba un abrazo a la mujer que recientemente se había puesto de pie para recibirlo.

—Gabriel, buenas noches, no te preocupes, nosotras llegamos hace poco —musitó acogiendo el abrazo de su amigo y socio—. ¿Dónde está tu esposa? —inquirió al no observar a la fiel acompañante del empresario Hiragizawa.

—Akira te envía sus disculpas, el viaje la dejó un poco indispuesta, se quedó descansando en casa, pero me pidió que te invitara a ti y a Tomoyo a tomar el té mañana por la tarde —indicó el sonriente hombre, dirigiendo sus pasos hasta donde se encontraba la joven para estrecharla cariñosamente entre sus brazos—. Hija, ¡qué alegría volver a verte! Mírate estás preciosa, estos cinco años que han pasado te convirtieron en una hermosa mujer. —La sonrisa del hombre se intensificó así como su abrazo, para él, Tomoyo era como una hija a la que había visto crecer junto a su único y muy querido hijo, Eriol.

¿Crees en la magia? [TomEriol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora