Wannabe

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Hey!

Esto parece tener sentido, pero en realidad no lo tiene. Nada lo tiene.

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Catra estaba realmente molesta.

No solamente había sido enviada al Desierto Carmesí a morir, Scorpia había decidido venir con ella.

Recordar la cara de suficiencia de Hordak cuando Catra había puntuado que nada sobrevivía en el desierto, le hacía hervir la sangre de nuevo. Estaba segura que Entrapta pensaba que de verdad le estaba haciendo un favor, probablemente, y más ahora que la tenía al lado, balbuceando acerca de todo lo fascinante que es el desierto. Lo fabuloso que es el veneno inmovilizador de los cactus que han visto. Lo tan interesante que son los enormes huesos que van encontrando y lo maravilloso que será llevar unas muestras para tratarlas con la tecnología de clonación de Hordak. Nada bueno saldría de eso, seguro, pero a Catra no le preocupaba porque ninguna saldría del desierto con vida. Y los chillidos electrónicos de Emily no ayudaban a mejorar su humor.

—¿Scorpia, crees poder cortar solo un poco de este hueso para unas muestras?— Preguntó animada Entrapta.

—Sin problema, para eso son estas nena— Dijo Scorpia, levantando sus pinzas.

—¡Excelente, gracias!— Contestó Entrapta recogiendo las muestras —Creo que sería bueno hidratarnos— Siguió con su ánimo.

—¡Es un desierto! ¡No hay dónde hidratarse, y ya se terminaron el agua que trajimos, cuando les dije que la cuidaran!— Rugió Catra, cansada del entusiasmo de las otras dos. ¿Qué no comprendían que iban a morir en un par de días a lo sumo?

—Pero Catra, ahí hay un lugar que parece estar a resguardo y por los sonidos, sería aceptable asumir que dentro hay líquido y personas— Apuntó Entrapta, y Catra se olvidó un momento de su molestia para dirigir sus orejas hacia donde señalaba Entrapta.

La princesa de Dryl estaba en lo cierto. Pero ni Catra ni Scorpia lo creían, en "Orientación para Capitanes de la Fuerza", explicaban claramente que el Desierto Carmesí era un páramo sin vida, ni animal ni vegetal. Después del shock inicial, en donde incluso Entrapta sintió que debían de tener cuidado con la gente ahí presente, Catra obró su magia y ahora tenía a dos nuevas esbirros temblando a sus pies. Mucho mejor de lo que hubiera esperado. La chaqueta negra simplemente le sentaba. Scorpia y Catra estaban al fondo del desastroso bar, con las piernas estiradas sobre una precaria mesa de madera y huesos, disfrutando de una "cerveza fría". No la mejor bebida del mundo para Catra, pero era mucho mejor que no tomar nada. Entrapta estaba fuera de vista por el momento, analizando el sistema de refrigeración del lugar, del cual estaba asombrada. Catra se había asegurado de que estuviera al alcance de todos modos.

En este lugar, Catra podía tomar lo que quisiera superando a los demás, a través de los trucos más sucios, las jugarretas más astutas o con verdadera fuerza bruta, de la cual no carecía pero prefería no ensuciarse las garras.

Estaba bastante cómoda, incluso no prestó especial atención cuando hubo un pequeño revuelo y una mujer enorme de piel magenta y cabello blanco ingresó al lugar y se sentó a una mesa, donde dos tipos habían estado sentados solo un segundo antes. La enorme y bonita camarera no tardó en ir a atenderla, lo que llamó la atención de Catra, que a todos los demás la carnera no les hacía caso. Vio con cierto desagrado como la mujer magenta disfrutaba abiertamente de la vista que ofrecía el cuerpo de la carnera cuando se alejó a la barra, presumiblemente para llevar su pedido.

Catra apenas escuchaba el parloteo de Scorpia, y el ambiente ya se había calmado, cuando cierta chaqueta roja la distrajo de nuevo. Esto era genial. El trío de idiotas brillosos estaba en el lugar. Eso significaba que la misión no sería un total desperdicio. Ahí a donde iban las princesitas, había tecnología o magia, y más en un lugar aparentemente desolado.

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