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"La mierda sigue siendo mierda, sin importar cuanto la decores"

Hoy es un día bastante aburrido, un día en el que desearía que no tuviera que despertar, comer, moverme, o siquiera respirar.  

Maldición, tengo que ir a la maldita escuela- exclamé con media almohada en la cara y cerca de la orilla de mi cama, estaba considerando el seguir durmiendo un poco más, hasta que sonara otra de mis 8 alarmas puestas, de las cuales ya habían sonado 4.

Unos minutos después de empezar a conciliar el sueño, de nuevo, mi alarma sonó en mi oído, con un chillido que era lo suficientemente molesto como para despertarme otra vez, espantarme y hacer que cayera de mi cama, tocando el frío piso, y quedando algo cerca de las cajas de mudanza, donde venía algo de mi ropa, mayoritariamente suéteres de un tamaño un poco gigantescos para mi, y pantalones, algunos ajustados y otros un poco más holgados.

Mierda- Exclamé con un tipo de berrinche, para luego proseguir a levantarme del suelo y pasarme las manos por la cara, después, restregarme el pelo y tomar una toalla, me puse las sandalias y caminé directo al baño. Me desvestí y me metí a la ducha, ajusté la temperatura del agua, y después de volver a maldecir porque el agua estaba fría, me bañé, pensando en mi triste existencia, y las cosas que pude haber dicho antes.

Cuando estaba a punto de salir de bañarme sonó mi alarma, eso indicaba que estaba atrasada para salir a buen tiempo de la casa, me sequé lo más rápido posible, y salí para poder cambiarme en mi cuarto, lo único bueno es que mi ropa ya estaba elegida para ese día.

Sonó mi otra alarma, la que indicaba que ya debía haber desayunado, pero ya era demasiado tarde como para prepararlo, tomé una de las manzanas viejas del frutero y salí a toda velocidad par alcanzar uno de los autobuses y tomar mi último día en esa escuela.

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Llegué 15 minutos tarde, y tras un regaño por parte de la profesora pude tomar mi clase, sentándome al lado de una de mis amigas, y creo que la única así de cercana.

-¡Sweaty!- dijo la chica, cuya apariencia era de una chica pálida, de ojos oscuros y cabello ondulado y de color castaño, bastante delgada y mucho más alta que yo, o al menos unos centímetros. Haciendo un puchero desagradable y agitando los hombros, preguntó- ¿por qué llegaste tarde? 

- Que mierda, te he dicho que odio ese apodo, no quiero que me llames de una manera desagradable, ¡siempre lo confundes con el que deberías decirme!- Exclamé algo enojada, a lo cual ella se disculpó y me abrazó, llamándome por el apodo que si era el que me gustaba.

Comimos, pero no hubo un tema de relevancia o tristeza, pues todo eso se había contado días atrás, para evitar que el último en el que estuviéramos viéndonos  físicamente fuera triste. Al final de todas las clases me despedí de ella con un abrazo que duró varios segundos, para después gritarle que nunca extrañaría a una sudorosa, a lo cual ella rio y me dijo que ella también me extrañaría.

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Subimos las cosas al carro, o al menos las que cabían en este, pues era algo pequeño, pero entraban 8 personas apretadas y amontonadas, así que si entraban las cosas vitales, como mi ropa, la de mi hermano, mi padre, y otras cajas, que estaban marcadas con números en lugar de las cosas que contenían, al subirnos, mi hermano se iría en la parte de adelante, y yo atrás, al menos la mitad del trayecto, donde estiraríamos las piernas y cambiaríamos de lugar. 

Arrancó el carro,  y escuchamos la radio, hablando ocasionalmente y sintiéndonos incómodos por el silencio que reinaba entre nosotros, que luego era rellenado por una que otra canción que nos gustaba y comerciales, muchos comerciales. Cómo estábamos a unos minutos de llegar a la primera mitad del camino decidí desenrollar mis audífonos, para que así en la otra mitad pudiera escuchar las canciones que me gustan, sin embargo, el tiempo me comió y no alcancé a desenrollar mis audífonos, pues parecían luces de navidad, pero por fortuna Michael (mi hermano) y mi padre fueron a orinar, y pude desenrollarlos a tiempo para poder pasar al baño, y luego ir a la tienda de la estación de gas.

En la mitad que le correspondía a mis audífonos y a mi en la parte delantera decidí abrir una bolsa de papitas que había comprado, les invité a ambos, y michael arrasó con la bolsa, me enojé, pero no le dije nada, pues no quería pasar la mitad del camino discutiendo, así que luego puse mi playlist en mi celular, me hacía imaginar un romance y a la vez me hacía pensar en mi vida, y como, probablemente, moriría virgen.

Pasados varios y muchos minutos habíamos llegado a nuestro destino, Nockfell, una ciudad bastante, bien, o eso creo, si las ciudades tuvieran auras, no sabría cómo describir a esta. Llegamos a los apartamentos Addison, le calculo de entre 3 a 5 pisos, de ladrillos y marcos de ventanas de madera y de color verde, la parte de abajo es de un color beige o amarillo claro.

Bajamos una que otra caja del carro, no podía dejar de mirar el edificio, hasta esta parte, el aura era oscura, esta vez si podía decir que aura tenía un edificio.

-404- Susurró mi padre, lo cual hizo que diera un pequeño salto del susto, lo voltee a ver y le di un pequeño golpe, para luego reír. 

Michael bajó del carro con una caja, como si tuviera el peso de todo el universo, y sus brazos no pudieran más, seguí riendo, y luego tomamos un ascensor, en el que entrabamos varios, sin embargo mi padre se quedó a ver algo del departamento, así que fuimos mi hermano y yo, llegó al cuarto piso y entramos al apartamento.

-Bueno, henos aquí- Dijo Michael con una cara de seriedad y un suspiro al final.

-Sí, ah... amm... creo que deberíamos acomodar las cosas, o al menos dejar las cajas- apuntando mi cabeza y la caja hacia mi habitación, o la que creía que era mía, así que solo dejamos las cajas, y Michael se adelantó por la otra, mientras que yo suspiraba.

Salí del departamento cuando le vi salir a una persona de cabello azul, amarrado con dos colitas y un flequillo, un suéter negro, pantalones rasgados de un color rojizo, y tenis azules, lo que más resaltaba era una máscara de un tono blanco y una parte rosa, o eso parecía ser.

¿¿-Amm... ¿hola?- Dijo esta persona desconocida, que al parecer era mi vecino

-Hola- Respondí de un modo en el que se notaba mi incomodidad al no saber de quien se trataba.

-Hola- volvió a decir- soy Sal, Sal Fisher, y supongo que seré tu nuevo vecino, a no ser que no vivas aquí y seas de las personas que cargan la mudanza- dijo con una pequeña risa.

(¯'·.¸¸.·'¯'·.¸¸.-> 🎀ᵃᵘᵗᵒʳ¿¿🎀 <-.¸¸.·'¯'·.¸¸.·'¯)

AAAAAAAA, hace mucho tiempo que no escribo, espero poder mantener una buena historia, y espero que les guste, a pesar de que no tomé mucho de la historia con sal, quise intentar detallar un poco, porque eso te lleva a imaginar los escenarios y tengas un mayor apego a esta.

Algunos de estos personajes y lugares no son de mi autoría, y le pertenecen a 𝕾𝖙𝖊𝖛𝖊 𝕲𝖆𝖇𝖗𝖞 𝖆.𝖐.𝖆.  𝕻𝖔𝖗𝖙𝖆𝖇𝖑𝖊 𝕸𝖔𝖔𝖘𝖊

(っ◔◡◔)っ ♥ si notan algún error favor de decírmelo ♥ 



El almacén de siluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora