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1.482 Palabras.

Xie Lian |

La noticia de la boda era algo que Xie Lian sabía que tarde o temprano pasaría

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La noticia de la boda era algo que Xie Lian sabía que tarde o temprano pasaría. Había conocido a la pareja hace poco menos de diez años y su cercanía a ellos era algo que podía catalogar como amistad.

Los vió bailar en una danza de cortejo cada vez que visitaban Suiza; eran bastante obvios y poco hacían para darse el sí al primer paso por miedo a la reacción del otro. Eso le hacía sonreír y pensar en A-Yin, definitivamente no podía culpalos cuándo él había pasado casi la misma cantidad de tiempo para poder darse cuenta de lo que no solo sus ojos siguieron observando por días tan largos y supo en un atardecer bañado por un color rosa claro, que podría permitirse cumplir la promesa que le había hecho al primer hombre que amó.

Hua Cheng.

—A-die.

La voz de su hijo lo saca de su espiral de pensamientos y se da media vuelta mientras revuelve el salteado de verduras que A-Yin suele arruinar con especias. No va a negar que los dos comparten en cierta medida el poco talento culinario con el que no fueron bendecidos, pero ambos habían aprendido a lo largo del tiempo a alimentar a un niño sin mandarlo de urgencias al hospital.

—A-Yuan—. Sonríe con tristeza cuándo su niño agrega un poco más de polvo de chile a la comida. —Creo que comeremos solo nosotros dos, dejemos que tu Baba tome un descanso.

Ama la comprensión en sus ojos, porque su hijo sabe en cierta medida lo que significa que todos viajen a China.

Hablan en la cena que siente a falta de risas, pero se las arreglan para compartir de como estuvo el día en la escuela, tanto como en un relato de maestro y alumno, a pesar de que hace unos tres años que ya no es profesor de su hijo. Recuerda al pequeño A-Yuan cuándo llegó a su vida aferrado a las piernas de A-Yin al no querer soltarlo y la angustia de ese hombre al no saber como lidiar con un niño tan asustado, recuerda como se acercó para ofrecer auxilio ante su aflicción y como ese hombre con el pasar de las horas que siguieron la línea del tiempo en años se convirtió en lo que es ahora.

Recuerda como Wei Wuxian, Wei Ying, A-Yin, su A-Yin, se adherio al verbo amar en todos sus significados.

Ayuda a su hijo con la tarea de química en la que suele ser mucho más confiable A-Yin, pero logran terminarla después de lidiar con fórmulas que están lejos de su formación como músico; pero lo intenta, lo intenta por él. No toma más de las nueve de la noche para arreglar todo para el siguiente día, darle un cariñoso beso en la frente y acomodar su cobertor para alejar al frío que trae el otoño como un invitado que no puede evitar.

Se toma unos minutos en la comodidad de su sofá, uno que había traído con él desde que se mudó a vivir con ellos. A-Yin se negaba a cambiarlo porque le traía muchos recuerdos y siente que se sonroja al pensar en ellos. Deja que el café que trajo en su última visita Zixuan, abrigue sus manos y se permite tomar decisiones difíciles.

El Otoño que te fuiste |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora