II: Christmas Eve

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El reloj apenas rozaba las diez y la noche se volvía más y más energética. YoungMi, la madre de YoonGi, estaba colocando la cena en la mesa del comedor.

—¡Yoon! —grito YoungMi, provocando que tres cabecitas la miraron confundidas—. YoonGi, no ustedes pequeñas —sonrió, calmando las expresiones de miedo por parte de sus hijas—. YoonGi, ve a la cocina por el pavo y trae los cubiertos —el entonces rubio asintió y se levantó de su silla para ayudar a su mamá.

Estando en la cocina, el joven agarró un gran plato en el que colocó un gigantesco pavo horneado que estaba en el horno. Poco después, su celular vibró en el bolsillo de sus pantalones repetidamente pero lo ignoro con una creciente sonrisa.

—GiGi —llamo ChaeRin acercándose—. Te ayudo con los tenedores y cucharas.

—¡Claro! —acepto gustoso—. Gracias.

Juntos regresaron a la mesa y de nuevo el celular de YoonGi vibró, pero está vez con una larga melodía que compuso, indicando una llamada entrante.

YoonGi se iba a sentar cuando fue interrumpido por su madre.

—¿No piensas responder? —alzó una ceja junto con todos los demás familiares que lo miraban expectante.

—¿Puedo? —todos susurraron un 'obvio'—. ¡Gracias! Ahora vengo —con prisa se fue del comedor y salió de la casa para sentarse en una silla frente a la puerta principal.

La brisa rozó sus extremidades dándole un cosquilleo; con sus dedos tambaleantes respondió la llamada con emoción.

—¿Bueno? —pregunto el rubio con su nariz enrojeciendose.

—Hola, Yoonie. Es Jimin —saludaron a través de la línea.

—Hola, Jiminie —su voz salió relajada a pesar de que los nervios lo carcomían por dentro—. ¿Pasó algo?

—No realmente —rió suave—. Solo quería saber qué tal estás.

—Estoy muy bien ahora que escucho tu linda voz. ¿Y tú?

—Mucho mejor que antes —rió de nuevo—. ¿Crees que podamos caminar un poco o pueda verte?

—U-Uh, claro —miles de mariposas revoloteaban dentro de su estómago—. ¿Llegas en una hora y media?

—Reduzcamoslo a una —propuso—. Llegaré pronto, ¿Sí? Te amo... —susurro.

—Y-Yo también te amo —una pequeña exhalación salió de los labios de Jimin, haciéndolos sonreír antes de que se cortara la llamada.

[...]

YoonGi estaba sentado en la mesa, comiendo intranquilo. Todos hablaban a la par y el ruido como siempre le era una causa más para desear que todo estuviera en silencio, el único estado en el que podía estar tranquilo y que siempre anhelo por el constante trauma que le causaba escuchar las voces de los demás.

—Come un poco más Yoongs —ordenó su abuela con una sonrisa—. Estas muy flaquito y me da miedo que te enfermes por no comer.

—Estoy bien, abu Rina—se excuso con las manos arriba—. Estoy lleno, y si como más no podré terminar el postre.

—Oh, vamos cariño, me esforcé mucho en hacer las tortitas de cordero que tanto te gustan —puchereo, a este punto todos los estaban mirando.

—Ya no quiero —sonrió con nervios—. Si quieres lo com...

—Vas a comerlo, YoonGi —decretó su padrastro con el entrecejo fruncido—. No seas grosero con tu abuela. La señora Min se esforzó para hacer esto, no te atrevas a desperdiciarlo.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora