Capítulo 9

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— ¿Qué te pareció? — preguntó el menor cuando se encontraban nuevamente en el vehículo.

— Estuvo bien.

— Estoy de acuerdo. Deberíamos volver otro día — sugirió mientras comenzaba a acomodar su mochila para bajarse del auto e ingresar a su departamento.

— ¿Mencionaste que querías tomar prestados algunos libros de mi estantería? — soltó antes de que el menor se fuera.

— Sí, ¿los trajiste? — preguntó entusiasmado.

— No los traje, pero puedo llevarte a mi departamento para que elijas los que quieras — insistió.

— ¿De verdad? — sonrió emocionado y regresó al vehículo.

El mayor se sentía feliz. Sentía que encajaban muy bien y tenían tanto en común que le parecía decepcionante que tuvieran que separarse tan temprano.

— ¿Algún libro nuevo que me recomiendes? — preguntó el menor mientras examinaba detenidamente la estantería.

— En realidad, tengo varios, pero aún no los he terminado.

— No importa, me quedaré un poco más para leerlos — explicó con una sonrisa, lo cual alegró aún más al azabache.

Cumpliendo su promesa, se quedó toda la tarde sentado junto al mayor, compartiendo el mismo libro y haciendo breves pausas para discutir lo que habían comprendido.

— Creo que ya es un poco tarde — dijo el castaño, consciente de que debía regresar antes de que la lluvia comenzara nuevamente.

— ¿Ya te vas? — preguntó con desilusión mientras el menor asentía con tristeza.

— Tengo que irme antes de que comience a llover — afirmó mientras recogía su mochila.

— Creo que ya comenzó — aseguró el mayor al escuchar las pequeñas gotas de agua golpeando su ventana — Si quieres, puedes quedarte aquí. No creo que sea seguro conducir bajo la lluvia — propuso, aunque le dejaba un sabor amargo tener algunos recuerdos en un escenario similar.

— No quiero incomodarte — admitió apenado.

— Para nada, yo dormiré en el sofá y tú en mi habitación. Así se trata a un invitado, según he leído — recordó de algunos libros. El menor sonrió ligeramente. Minho era una persona muy interesante.

— En realidad, puedo dormir en el sofá. No necesitas darme tu habitación.

— Entonces, lo decidiremos al azar — insistió.

— Me parece justo — aceptó, tomando un bolígrafo del escritorio y dibujando una cuadrícula similar a un juego de tres en raya — Juguemos una ronda, quien gane se queda en la habitación.

— ¿Quién irá primero?

— Como tú eres el dueño de la casa, me parece correcto que hagas los honores — explicó, extendiéndole el bolígrafo.

Finalmente, la partida comenzó y después de varios turnos y quejas de ambos por no permitir que ninguno completara una línea, el juego quedó en empate. — ¿Cómo resolveremos esto? — preguntó el menor.

— Creo que ambos dormiremos en mi habitación — decidió el azabache.

— No creo que sea buena idea, suelo patear mientras duermo.

— No te preocupes, yo también lo hago. Encontraremos una forma de solucionarlo — dirigió al menor hacia el dormitorio.

...

— ¿Y si nos sujetamos en la cama? — ofreció el castaño, provocando risas en ambos.

— No será necesario, solo duerme. Verás que mañana despertaremos bien.

— Claro, despertaremos...en el suelo — bromeó Jisung, antes de acostarse en la cama y buscar una posición cómoda.

— Si te preocupa tanto que te empuje, puedo abrazarte hasta que amanezca — sugirió el mayor — Además, está empezando a hacer frío.

— Eso no evitará que te patee.

— Confía en mí, lo hará — prometió Minho mientras colocaba sus piernas sobre las de Jisung y entrelazaba sus brazos.

— No podré dormir así — admitió el menor, ruborizado.

El mayor se acomodó un poco más para encontrar una posición cómoda para ambos.

— ¿Es mejor así? — preguntó, a lo que Jisung asintió, aún sonrojado — Entonces, buenas noches — dijo por última vez y no pasaron ni diez minutos antes de que se quedara profundamente dormido.

Mientras tanto, Jisung tenía dificultades para conciliar el sueño, no por incomodidad, sino porque su corazón latía rápidamente debido a la cercanía de ambos.

Perdóname, Soorim. Debes estar odiándome desde donde quiera que estés.

















No sé porque siempre actualizo esta historia cuando llueve, ajsjsjksj.

NO SOY ELLA / MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora