II

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- Black, Freya Black. Legalmente ya eres mayor de edad. Puedes recoger tus pertenencias e irte. Feliz cumpleaños

Ni siquiera di las gracias. Nada más escuchar eso me fui corriendo a mi habitación. Recogí todo lo que tenía en la habitación. Estuve esperando este día desde que pisé este maldito orfanato por primera vez. Mi compañera de piso, Kai, me miraba con ansia. Ella todavía no había cumplido los 18, le quedaban 3 meses más de sufrimiento. Era un poco triste ya que llevábamos siendo amigas desde que llegué, después del pequeño incidente con mis padres.

Por si os lo preguntáis, ella también era vampira, como yo, también, convertida por obligación.

La investigación de la desaparición/asesinato de mis padres se cerró hace unos pocos años, justo lo que yo quería, una investigación larga pero sin éxito. Obviamente me encargué de los cuerpos y no los dejé en ningún lugar que pudieran encontrarlos, sino que les borré mis huellas y me deshice de ellos.

Al principio me tenían a mí como la primera sospechosa, pero ¿cómo iba una niña tan perfecta como yo a matar a sus padres? Era imposible.

La profesora Harrison, de Educación Física, era la única profesora vampira en el orfanato. Obviamente, los demás no sabían que ella era vampira, igual que nosotras. Solo había 3 no mortales en el orfanato. Harrison, Kai y yo.

Ella nos enseñó a controlar nuestros impulsos y todo eso. Aunque para mí no sirvió de mucho, es decir, en el orfanato, y de día sí. Pero por la noche era otra cosa.

En mis noches había asesinatos. Muchos asesinatos. Y todos ellos se quedaban siempre como desaparecidos. No dejaban rastro alguno. Claro está que esto no lo sabía nadie, si alguien se enterara sería una catástrofe.

Obviamente tenía amigas mortales. Pero he de decir que muchas veces me han dado ganas de cargármelas a ellas también. Pero no podía hacer eso. Sería muy sospechosos y Harrison se daría cuenta.

Dentro de pocas semanas, (2 para ser exactas) empezaría la universidad. Harrison habló con la directora de la universidad, y accedieron a que me trasladase ya a mi habitación. ¿La mala noticia? Era una habitación compartida y no sabía si mi compañera sería humana o vampira. Aun así Harrison me prometió que haría todo lo posible para que mi compañera de piso fuera de la misma especie que yo, ya que Harrison conocía al subdirector, el cual era un vampiro.

Estuve más de 15 minutos guardando mis cosas, y Kai seguía ahí. Mirándome sin decir palabra alguna. Sabía que me estaba mirando, lo notaba. Notaba sus ojos clavados en mi nuca.

- Me vas a echar de menos - Dijo Kai levantándose de su cama y caminando hacia mí.

- Lo sé idiota, tú a mí también. Pero antes de irme tengo una sorpresita para ti.- Dije mientras rebuscaba una cajita en el armario.

- Como vamos a estar 3 meses sin vernos he tenido la maravillosa idea de comprar esto - Dejé dos walkie-talkies encima de su cama. Y me miró con asombro. - Así no tienes ninguna excusa para dejar de hablarme, ya que eres tonta y rompiste tu móvil, por lo menos podremos comunicarnos por aquí. - Sonreí.

Kai me miraba con los ojos llorosos y me abrazó.

- Te voy a echar muchísimo de menos Freya, lo dijo enserio, aunque a veces sea muy pesada y diga burradas. Siempre serás mi mejor amiga, y estaré aquí siempre que me necesites, cualquier cosa.-

- Yo también pequeña - Le dije abrazándola todavía más fuerte.

- No me digas pequeña, que solo nos llevamos tres meses.

- Siempre serás mi pequeña, cállate y déjame disfrutar el momento.

- Te verdad Frey, no te aguanto.

- Por cierto Kai, ¿me dijiste que cualquier cosa que necesitase que te avisara no?

Kai puso en blanco los ojos y suspiró.

- ¿Cuántos litros necesitas?

- 6 si es posible, para que me aguante durante toda la semana, ya sabes, con todos los humanos que hay, me entrará hambre de vez en cuando, si alguien me pregunta simplemente les diré que es un té.

Volvió a suspirar. Me dio la espalda y sacó unas cuantas bolsas de sangre, la sangre que almacenábamos para las emergencias..

- Gracias te adoro - Dije quitándole las bolsas de las manos.

Guardé todo en su sitio y me dispuse a salir por la puerta. Pero Kai me detuvo.

- Freya, escúchame, que nadie te pille, y no hagas burradas, que nos conocemos.

- Tranquila, ¿qué te crees? ¿que voy a matar a alguien? - Dije soltando una risita nerviosa.

Kai me miró y vi que en su rostro se dibujaba una leve sonrisa, y me volvió a abrazar. Fue entonces cuando me susurró algo en la oreja, algo que no esperaba.

- Freya cariño, no soy tan tonta. Llevo años observándote, sales a hurtadillas todas las noches. Si cazas, dame la mitad - Dijo guiñándome el ojo.

Eso si que no me lo esperaba.

- Nos mantendremos en contacto - 

Salí por la puerta rumbo a un nuevo sitio, un sitio mejor que este (aunque eso no sea difícil)

La Daga de las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora