Acababa de llegar a la que a partir de ahora sería mi nueva habitación no estaba tan mal. Al fin y al cabo la tendría para mi solo hasta que empezasen las clases, la semana que viene, ya que entonces vendría mi compañera de habitación. Todavía no se si es vampira o es humana. Pero espero que nos llevemos bien. Claro está que si no es así y encima es humana, pues... me la cargo. Es broma, sería la primera sospechosa.
La habitación no era gran cosa, no era muy grande pero tampoco muy pequeña. Había dos camas, una junto a la pared y otra junto a la ventana, y claro está que yo elegí la de la ventana, "por si tengo que salir o entrar muy rápido" pensé.
Empecé a colocar todas mis cosas, sin olvidar mi walkie-talkie, el cual coloqué en una pequeña mesita de noche a los pies de la ventana. Todavía era temprano, no eran ni las 17:00. Quizás esta tarde saldría a investigar el campus.
Y fue entonces cuando se abrió la puerta.
- Buenas tardes, ¿Freya? -
Asentí.
Era una chica morena de ojos y pelo negros como el azabache, y llevaba e pelo recogido en un moño desenfadado. Tenía un piercing en la nariz y un tatuaje le asomaba por el cuello. Llevaba una camiseta corta negra y unos vaqueros rotos y anchos con medias de rejilla debajo. Era bastante guapa, estoy segura de que a Kai le gustaría, es totalmente su tipo.
- Encantada, yo me llamo Jade, Jade Walter, y soy tu encantadora compañera de habitación. - Sonrió y le asomaron unos grandes colmillos.
Sinceramente no sabía cómo asegurarme de que ella era vampira, como yo, pero estaba segurísima de que lo era. Lo percibía.
- Si, soy vampiro, ya puedes dejar de mirarme los colmillos, y si no me equivoco, tu también ¿no?
- Sí, ¿cómo lo sabes?
- Lo noto, ¿tu no? - Dijo mientras volcaba todas sus cosas en la cama.
- Sí, por cierto, ¿no se suponía que no venías hasta la semana que viene?
- Supones bien, pero hemos cambiado de planes, mis padres me han obligado a venir antes para acostumbrarme al ambiente y todo eso, ¿y tú qué?,¿también te han obligado?
- No, mis padres están muertos - Dije sin darle importancia.
- Lo siento mucho
- No lo sientas, me da igual
Noté que iba a decir algo más pero la voz de Kai sonó en el walkie-talkie y ambas nos quedamos mirando y escuchando en silencio.
- Hola Freya cariño, ¿qué tal estás? Por aquí igual que siempre, un infierno, háblame, me aburro. Cambio.
Rodé los ojos y caminé hasta él. Jade me miraba divertida.
- Es original, no te lo voy a negar, pero ¿por qué no utilizáis un móvil como todos los mortales y no mortales del mundo?
- Podemos decir que le dio un ataque de ira y el móvil acabó estrellado contra el suelo hecho pedazos.
La voz de Kai volvió a sonar.
- Sé que me estás escuchando, no pases de mí o me pasaré cantando toda la noche, y sabes que yo no miento.
Suspiré y me limité a contestarle.
- Hola Kai, no, no estoy pasando de ti, solo que como eres tan tú, no me has dado ni tiempo para cruzar la habitación y contestarte. ¿Sabes que estoy ocupada? Cambio. - Tardó menos de 10 segundos en contestar.
- Eres una exagerada, no tienes que hacer tanto, ojalá ser tú. Por cierto, ¿hay algún vampiro o vampira por ahí o estás solita entre presas? Cambio.
Jade me miró y sonrió. Yo simplemente me limité a hacerle gestos para que se acercara hacia mí.
- Pues no, por suerte no soy la única aquí. Esta es Jade, mi nueva compañera de habitación, es como nosotras no te asustes. Cambio - Jade empezó a reírse, y yo sonreí.
- ¿Ah sí? ¿Me está escuchando ahora mismo? ¡Hola Jade! Soy Kai, la super mejor amiga de Freya. Cambio.
Le tendí el walkie-talkie a Jade y empezó a hablar con Kai.
- Sí, te estoy escuchando. Encantada Kai, me encanta tu nombre. Cambio.
De repente alguien llamó a la puerta
- Un segundo, abro yo, seguro que es Logan.- Dijo Jade devolviéndome el walkie-talkie.
- Ey Kai, nos tenemos que ir, hablamos esta noche. Cambio y corto. Dije mientras guardaba el resto de las cosas en los cajones.
- ¿Quién es Logan? ¿Tu novio?- Le dije a Jade.
- ¿Mi novio? Puaj, que va, es mi hermano.
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La Daga de las Almas
Fiksi RemajaFreya Black. Logan Walter. Dos vampiros que se llaman la atención. Lo que ellos no saben es que tienen en común su oscuro deseo, matar.