Felix se sentó en una banca no tan alejada de la cancha en donde su amigo jugaba basketball.
Los observaba, la energía y pasión que demostraban con sus cuerpos al jugar, sus gritos de vitor y de diversión.
Anhelaba pertenecer a ese mundo que parecía tan distante para él, un chico que al socializar sus manos sudarían, su ritmo cardíaco se aceleraría y sus deseos, pensamientos y emociones no podrían ser expresadas en palabras.
Poder ser como su amigo era su mayor deseo. Él era su ídolo. Hasta que supo su verdad después de un suceso.
Después de eso, Felix no quiso saber nada del basketball ni de él nunca más.
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Dos años pasaron desde lo ocurrido con su ahora no amigo, Chan.
Cada vez parecía más fácil olvidarlo, en su mente, ese recuerdo había sido borrado. Ahora tenía nuevos amigos, los cuales él consideraba normales. Su vida estaba bien, sus amistades estaban bien y su forma de ver la vida estaban bien. Pero... ¿Realmente las cosas estaban tal como lo decía?
Dudaba cada vez más de su persona, creencias y decisiones al hacerse esa pregunta, y eso pasaba muy frecuentemente.
En especial, cuando veía a Seo Changbin, su compañero de clases, y también basketbolista que lo sacaba de quicio por una sola razón: Tenía todo lo que detestaba.
Por el otro lado, el deportista no comprendía el porqué de todas las miradas de enojo que le dirigía el chico rubio, o porqué cada vez que intentaba hablarle lo ignoraba con suma indiferencia.
La verdad que le daba un poco de risa, dentro de todo.
Nunca habían conversado, hasta que un día fueron obligados a socializar entre ellos de forma civilizada, cuando ambos fueron llevados a dirección por una estúpida discusión que a Felix se le ocurrió empezar, la cual siguió dentro de la oficina.
—¡Salgan a tranquilizarse y entren devuelta una vez puedan hablar sin pelear!— gritó el director, echándolos al pasillo.
Felix tomó asiento en una de las sillas de espera fuera de la oficina, con la vista fijada en el piso y los brazos cruzados. El más grande se quedó parado imitando las acciones del otro, solo que él sí lo estaba mirando.
—¿Por qué te caigo mal?— preguntó con una sonrisa incómoda, rompiendo el silencio.
—Porque no me gustas.
—Okay, entonces... ¿Por qué no te gusto?
—Por todo.— soltó esas últimas palabras con dureza, levantándose de su asiento para marcharse, dando pisadas fuertes y aún mirando el piso.
Changbin solo lo vió irse, ahora comprendiendo menos la actitud del más chico, o qué habria hecho él.
¿Acaso solo lo odiaba por... Odiar? De todas formas, decidió no hablarle más ese día.
Felix volvió al salón. Su rostro reflejaba sus sentimientos del momento: dolor y enojo. Estaba errado al desquitarse con Changbin, en el fondo él lo sabía.
Intentó sonreír un poco para sus amigos que aún no lo habían notado.
—Hey— dijo con un tono suave y tocó el hombro de uno de ellos.
Ninguno se hizo la molestia de girar a verlo y siguieron haciendo sus cosas.
Felix hizo una mueca de decepción y soltó un suspiro.
Pocos minutos después el deportista volvió al salón y se sentó tranquilamente en su asiento, solo.
Felix, al verlo desde su asiento desde el fondo del aula y compararlo con sus actuales amigos, pensó que tal vez, no era tan mal tipo.
Pero seguía teniendo eso.
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Gracias por leer el primer capítulo del fanfic :] díganme si les interesa que siga publicando la historia! ^^
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Scars | Changlix
RomanceDonde Felix odia a su compañero Changbin, y él no entiende porqué. O, Donde Felix tiene ansiedad social, y Changbin es el deportista amigable de la escuela.