Capítulo 1

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Las campanas de la iglesia sonaron alegremente. En el altar habían dos personas; un elegante y apuesto príncipe y una bella y deslumbrante princesa.

—¡Vivan los recién casados!— Celebraban los ciudadanos e invitados de aquel lugar, alegres al por fin ver juntos a los dos y marcar una unión entre los dos reinos.

El cielo estaba increíblemente azulado y despejado, los animales parecían convivir armoniosamente. Habían demasiadas sonrisas, risas, gritos de júbilo, alabanzas... Todo hacia ellos, hacia su unión como marido y mujer, como en un cuento de hadas.

El príncipe caminó fuera del altar con su esposa en brazos, la multitud siguió aventando granos de arroz sobre ellos, siguiéndolos victoriosos.El príncipe veía como caía cada uno de los granos fantasmales de arroz, contrastaban con el hermoso cabello largo y albo de su amada y, con una sonrisa un tanto forzada, les sonrió a todos. Incluida su esposa.

El príncipe se casaba y aparentaba una deslumbrante y eufórica felicidad en su luciente sonrisa, cuando su corazón se rompía de sólo pensar en que no era con la persona a la que amaba con la que se iba a casar.

Una aparente gota de sudor caía de su frente, gota que había salido por uno de sus ojos sin que nadie viera.
En un momento de distracción, no soportando cargar con aquel maldito objeto que le rodeaba el dedo anular, lo tiró al suelo, perdiéndolo entre los pies de la multitud.

Y era precisamente por culpa de aquella multitud que nadie notó el corazón roto de cierto chico al fondo. Confundiendo sus lágrimas de tristeza con alegría.

Sin que nadie viera secaba sus mejillas con sus ásperas ropas. Veía como el hombre al que amaba, su alegría, se iba cargando a otra persona, a una muy bella.

A una mujer.
Algo que él nunca podría ser.

Al ver salir al príncipe Yoo Jonghyuk, decidió salir de ese lugar que lo hacía recordar que él y aquella princesa se acababan de prometer amor eterno.

—¡Maldita sea! ¡Maldita gente y sus creencias! ¡Maldita iglesia! ¡¿Por qué no puedo ser feliz al lado de él?! ¡ ¿Sólo porque es hombre?!Gritó con el alma y garganta desgarradas. Aquel joven llamado Kim Dokja, detrás de la iglesia, escondido, cayó de rodillas con la mirada llena de abundantes lágrimas, miró al suelo y fue frunciendo más sus labios y ojos, y con toda su furia contenida, golpeó el rocoso suelo, tan fuerte que terminó por hacer que cierto líquido carmesí saliera y se deslizara por sus nudillos, cayendo y pintando al suelo.

—¿Por qué, Dios? ¿Por qué no puedo estar con él? ¿Por qué la gente es tan cruel? ¿Por qué no puedo ser ella?Lloró aún más, apretando con mas fuerza sus puños, recordando los inhumanos y horribles castigos que se proporcionaban por su horrible pecado; amar a otro hombre.

—¿por qué no pude haber sido una mujer?—

¿Era tan malo querer ser feliz?

——————————

El príncipe había llegado al castillo con su princesa en brazos, sonriendo.

Aunque no sentía nada hacia aquella muchacha.

Felicidades por su boda, princesa Seolhwa, príncipe Jonghyuk. felicitó el fiel sirviente —Aquí tiene—
Le entregó un papel, el príncipe sólo le dirigió una vaga sonrisa, asintiendo agradecido y tomó con manos frías el papel.

"La princesa Lee Seolhwa y el príncipe Yoo Jonghyuk contrajeron nupcias al fin, terminando el conflicto entre los dos reinos" era lo primero que se alcanzaba a ver por la vistosa letra.

Me alegro de que al fin estemos juntos, amor— Rió elegantemente la princesa, abrazando más fuerte al hombre alto. Los ojos obscuros la miraron, miraron como sus ojos se suavizaban y su risa resonaba suavemente, sin duda ella... Ella no era él, y cuando recordó que así sería por el resto de su vida, un escalofrío lo azotó.

Después de todo, la risa descuidada de su Kim Dokja era lo que más le gustaba en el mundo.

—Sí...Por fin...— Acarició el suave y cuidado cabello de su esposa. Sonrojando a la joven, agarrándolo del cuello de sus ropajes, dirigiéndolo a ella para besarlo. Labio con labio.

Yoo Jonghyuk ni siquiera se había percatado de que se había quedado quieto, solamente observándola.

Exactamente, por fin estaban juntos, por fin se habían casado, por fin ella lo besó, entonces, ¿Por qué no podía amarla? ¿Por qué no podía sentir nada?
Ella era bella, elegante, educada, inteligente, gentil... Entonces ¿por qué?

Parece que después de todo, era porque no era ese castaño que lo volvía loco.

Mientras él se encontraba absorto en sus pensamientos, Seolhwa se había ido a la habitación de ambos, visitándola por primera vez. La entusiasmada princesa miraba la ventana respirando la euforia.
¡No lo podía creer! ¡Por fin se había casado con el amor de su vida!¡por fin se habían jurado amor eterno!
El hombre con el que se casó... ¿cómo no podría tenerla enamorada? era alto, musculoso, guapo,fuerte..., era perfecto ¡como en un sueño! ¡un cuento de hadas!
A veces se cuestionaba si alguien sin defectos podría realmente existir, ¿de verdad, lo es él?

Aún recordaba como hace un año su papá se lo había presentado. Al principio, el príncipe la ignoraba, casí parecía odiarla. Ella intentó en masa de una forma hablar con él, pero éste siempre se mantenía en sus pensamientos con el ceño fruncido. Ante el paso de el tiempo y la insistencia, el amor parecía haber surgido, floreciendo como una hermosa rosa en primavera.

Siguió recordando aquellos momentos, sonrojándose ante sus ensoñaciones.

———-

Jonghyuk salió de bañarse, tenía puesta una bata, se cambió y se acostó al lado de Seolhwa.

La chica de cabello blanco se relajó al oler el rico olor que desprendía su esposo.

—¿Sabes, Jonghyuk?— Preguntó moviéndose sobre él para mirarlo a la cara, empapándose de las ropas ajenas. Se recargó sobre su propia mano y acarició el espacio en medio del pecho de su esposo—Te amo—Susurró con una sonrisa, pero a pesar de todo, el moreno se sentía incómodo.

—Yo...Igual— Sonó no tan convencido como quería sonar,
Tanto como para que ella lo notara. Un pequeño pensamiento la visitó, pero lo ignoró, quizás él ya tenía sueño.

Seolhwa lo abrazó. Ella lo amaba, ¿pero qué pensaría ella si supiera que mientras ella piensa en él, él piensa en otra persona?

{...}

Mientras, El castaño se encontraba en la casa en medio del campo alejado del reino que Jonghyuk le había regalado- y en dónde ambos se veían cada noche- Abrazaba sus piernas en un rincón. Había quedado solo desde que murieron sus padres, sólo le quedaba Jonghyuk, pero sabía que con el matrimonio de él lo dejaría de ver por estar ocupado con su esposa y el cargo de ser príncipe.

Sabía que no era su culpa ni la del moreno, sin embargo, no podía evitar sentirse mal, sentirse solo, abandonado.

¿Acaso nunca se cumplirá lo que ambos habían deseado?

Pensó antes de caer dormido en el rincón de aquella obscura habitación.

El amante; Joongdok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora