Capítulo 2

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Aún recordaba el primer día que lo vió.
Hace ya tiempo, incluso antes de conocer a la princesa.

Ese día decidió escaparse de el castillo para poder tener un rato libre, quería solamente ir a pasear, recorrer con sus propias piernas el pueblo, correr por todo el camino, visitar locales o cualquier cosa, quería ser libre. Aunque para otros era algo normal, para él no, de hecho, jamás había ido a una panadería, no sabía cómo se preparaba el pan o mas comidas y eso lo entristecía, sintiéndose inútil.

En su camino, encontró un local pequeño. Se acercó curioso para poder leer de qué era, pues la capa que llevaba no lo dejaba ver. "Panadería" , decía. Caminó hacia ella, cuidando que no se viera su cara, aunque la gente parecía más enfocada o otras cosas.

Cuando llegó, se quedó observando fijamente el lugar. Miró a aquella tienda de color apagado pero con grandes ventanas que dejaban ver los deliciosos y bronceados panes, acompañado de una puerta que dejaba escapar el olor a pan recién horneado. Inhaló profundamente el delicioso olor y siguió hipnotizado el aroma.

—Buenos días..¿Qué se le— El chico que le habló quedó con la boca abierta y los ojos perplejos, ¿acaso estaba alucinando? ¿quién pensaría que el mismísimo príncipe fuera a la humilde panadería de su padre? 
Siempre le había parecido admirable, era como de su misma edad. Aún le parecía sorprendente como una persona que tiene su misma edad, podía destacar tanto, podían ser tan diferentes. A veces, cuando se sentía tan débil como para no seguir, recordaba al príncipe, la vez que lo vió entrenar o hablar con alguien más, quería ser como él.

Pero un día le contó a su padre como se sentía, a lo que él respondió: "Sí, pero él es un príncipe. Él tiene dinero, no como nosotros, no tenemos para comer y tú crees que lograrás ser como él" y se rió.

Ante la mirada emocionada del chico, Jonghyuk frunció sus pobladas cejas que, al ser un niño se notaban más,

"parece tener dos orugas en su rostro"  pensó Kim Dokja.

El príncipe sabía que había sido descubierto.

—¡¿Príncipe Yoo Jonghyuk?!— Preguntó emocionado el castaño, casi saltando la mesita para pasar al otro lado junto al príncipe.
Jonghyuk quería golpearse la cara. volteó para ver si alguien  había escuchado, afortunadamente, no había nadie más que ese niño raro y él.

—Calla— Jonghyuk miró fijamente a los ojos castaños. Dokja pestañeó un par de veces mirado perplejo al príncipe—Te pueden escuchar— susurró.

Al silencio, el castaño recordó que tenía que ser más formal. Ante éste recuerdo, hizo una reverencia. —¿A qué se debe el honor de que su majestad venga a esta humilde panadería?—

—Quiero pan— Respondió. Bajo la mirada observando al niño inclinado, sintiéndose extraño. Literalmente tenían la misma edad, ¿por qué se tenía que inclinarse frente a él como los adultos?

—¿Qué vas a pedir? A padre le agradaría oír que usted vino a comprar aquí—  Sonrió feliz. Quizás, al decirle eso, su padre no llegue enojado de nuevo y quiera golpear a su mamá.

Un leve sonrojo llegó al rostro de el príncipe cuando observó los panes, se veían muy deliciosos y sentía su apetito llegar.

—Bueno...Ese pan de ahí estaría bien— Señaló uno grande y esponjoso que se veía delicioso—¿Quién los hace?— Preguntó curioso mientras veía como el otro se bajaba de un banco e iba por el pan señalado.

—¡Ah! Mi mamá , los hace mi mamá — Sonrió orgulloso entregándole el pan cubierto con una servilleta de bonito diseño. Jonghyuk se percató de los blancos guantes de tela que portaba el contrario.

El amante; Joongdok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora