1. No seas tan intenso, Yuta

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"En 4 ponete, te azoto con billetes. Mientras me fumo un cuete"

~œ~

Así es, no era una broma que Megumi se había inventado para hacer que Itadori busque por todo el lugar, porque ni siquiera Fushiguro lo supo hasta que estando en el campo abierto pudo notar una cabeza de cabellos oscuros menearse con el viento. O sea, sí dijo ¿quién es este sujeto?, pero no lo suficiente como para mirarlo de pies a cabeza. La que si abrió la boca fue Nobara dejando de entrenar con Panda al ver que un chico, muy bien parecido, sumamente alto saludaba desde la lejanía. Inumaki fue el único que no dijo nada, porque no se había dado cuenta hasta que Maki chifló llamando su atención, entonces se cubrió la cara de la vergüenza.

Un hombre, de al menos 1.78, les saludaba con un peinado nuevo, que le quedaba demasiado bien, luciendo su uniforme bien planchado de color blanco, razón por la que pudieron reconocerle rápidamente. Yuta Okkotsu había vuelto, con esas ojeras marcadas debajo de sus ojos, mismos que de vida tenían muy poco por todos los sucesos que Dios le mandó. Nadie le manda a ser el mejor guerrero de Dios. Maki no duda en decir lo que todos estaban pensando.

— Tienes que admitirlo, hombre, tiene estilo.

Nobara se desmaya del golpe de calor, Panda asiente; Itadori abre la boca y Megumi se la cierra. Yuta camina unos pasos más antes de llegar cerca suyo, con la misma aura amenazante que tenía desde que llegó al recinto por primera vez.

— ¡Volví! — exclama como si no fuera ya demasiado obvio que era así. Sus ojos pasan directo a ver al chico albino que se acurruca en sus brazos para evitar ver esa clase de "sex symbol" extraña que ahora era Yuta. Entiéndalo, no es sencillo mirar a tremendo hombre así nada más. Incluso Maki simula limpiar sus lentes.

— ¡¿Él es Yuta?! —pregunta por fin Itadori, a lo que Megumi se rasca el puente de la nariz ¿era posible ser tan idiota?, ¿acaso leía el ambiente? Panda carga a Nobara a que se acueste, asintiendo a lo que pregunta el recipiente de Sukuna.

— El mismo —añade Maki riendo. Itadori abre la boca nuevamente, mirando a Inumaki, que lo tenia a lado, para pasar una mano por sus hombros de una manera amistosa, como siempre solía ser de confiado. — ¡Inumak-!

Los ojos de Yuta no lo dejan pasar, no, por supuesto que no, incluso afila la mirada unos instantes antes de sacar sin disimulo esa mano del hombro de Toge, que por fin decide mirarlo a los ojos con su típica mueca parsimoniosa. Maki y Panda no parecen sorprendidos, de hecho es algo más normal en su día que de costumbre, pero Megumi alza una ceja al ver cómo Itadori no comprende la necesidad de ese movimiento.

— No seas tan celoso, Yuta —discute Maki, volviendo a reír. Panda le sigue, a carcajadas por la cara de estúpido que tiene Itadori por no procesar lo que acababa de pasar.

— Soy un hombre muy posesivo —aclama. Toge cierra los ojos, eso fue inesperado. Uno no llega como si nada a su natalidad para declararle a todos que ahora era un chico malo con problemas de posesión. Itadori abre la boca otra vez y vuelve a poner la mano en el hombro de Toge, sin entender por qué o qué está haciendo que Yuta diga tal cosa. — ¡Itadori, qué bueno conocerte! —grita, entre dientes, volviendo a quitar la mano del hombro del más bajo, tomándose el atrevimiento de cometer el mismo error no una, si no dos veces.

Se acerca a Inumaki, para levantarlo a pura fuerza, y eso si que le sorprende al albino porque, bueno, no pesa tanto pero tampoco para ser cargado como si fuera papel. ¿Era posible que Yuta no solo era un bad boy de pinta? Abre los ojos sorprendido por la forma tan fácil de ser llevado. Yuta lo abraza de la cintura sin disimulo.

Igual llegó más amoroso que de costumbre, piensa Panda.

— ¡Vamos al salón, vamos al salón! ¡Gojo-Sensei querrá verte! —dice Panda, intentando aligerar el ambiente. Porque parece que Yuta ya tiene la mira sobre el pobre Itadori, que realmente está siendo inculpado por un joven celoso. Megumi afirma, jalando al de cabellos rosados de su suéter obligándolo a caminar.

Yuta voltea a ver a Inumaki, cuando quedan solos. Maki vuelve solo para apuntar el cuerpo destruido de Nobara.

— Sigan en lo suyo, solo me llevo a esta mujer —dice y la carga como un costal para salir corriendo al salón. Porque, qué asco las muestras de amor.

El agarre del azabache se hace más fuerte, Toge lo siente bien pues están tan juntos que le toma del cuello para no mal balancearse. Yuta parece feliz, ahora que amenazó a Itadori con su presencia, sin este saberlo, le sonríe ampliamente al más bajo. Toge le ve directamente, con esos suaves ojos púrpuras tan singulares que poseía.

— ¿Puedes bajarte el cierre? —pide, amablemente, parece el mismo Yuta que se fue. Toge asiente, acatando las órdenes del mayor, y es que un extraño secreto que solo sabía el otro era que el dueño del discurso maldito amaba ser mangoneado. ¿No es irónico?

Los labios de Inumaki relucen, brillantes como siempre, con ese tatuaje usual en sus comisuras. Yuta no duda en acariciar levemente esas señales que le hacían relucir de cierta manera, antes de besarlo suavemente. O al menos ese era el punto, si no fuera porque Toge siente que su lengua es rápidamente atrapada por una más vivaz, Okkotsu no parece bromear con su vuelta a la natal provincia. Abre los ojos para mirarle de esa forma que solo Okkotsu podía en medio de un beso tan feroz.

Esos ojos que no niegan un toque de lujuria en ellos, y eso es nuevo porque Yuta siempre fue muy tímido para ese tipo de cosas, antes de irse, al menos. No sabía qué cosas había aprendido fuera del hogar pero ese beso, esa mirada y esas manos escurridizas que le querían levantar de los muslos no mentían. Yuta se lo quería coger con ganas.

— Te extrañe mucho —murmura antes de volver a besarlo, con más empeño logrando que abra la boca por fin y deje la saliva fluir por su mentón. Toge suspira, esa manera de besar era de otro mundo y las manos grandes de Okkotsu le iban a volver loco. Así que rápidamente se separa de un empujón.

— ¡S-Sal-!

Yuta sonríe, como inocente siendo juzgado. Le revuelve el cabello al más bajo y le guía de la cintura de vuelta al salón. Toge puede respirar por fin, pero esa forma de tocar su cintura solo dictaba algo: No se iba a salvar de este nuevo Yuta.

Y quizás, solo quizás, le estaba gustando un poco. No evita sonrojarse con ese último pensamiento y porque esa mano baja de su cadera hasta sus nalgas para pegarle sin aguantarse con una nalgada. Toge siente que los colores suben a su cerebro, oh, por todos los salmones del mundo, manden ayuda.

"Muévete como serpiente pero de esas venenosa. Peligrosa conmigo puro que goza"





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Hola fandom de Jujutsuuuuuu!
Pues la situación es simple, a parte de amar a mi dúo azabache x Albino en Bungo stray. Me active cuando vi a Yuta en el manga.

Ese hombre es POSESIVO Y YO LO SÉ. ALFA, DOMINANTE, PODER.

Y este fic sólo es para saciar mi perversión. Como todos. Y para nutrir un poco el lugar de más InuOkko.

Otra cosa, yo actualizo cuando quiero la verdad, puedo actualizar otra vez al rato o en cinco días. Espero que les guste esta idea!

RadicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora