Parte sin título 5

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rechazado esa posibilidad! Todo lo que existe tiene que haber tenido un principio.

—¡Caray!

Vuelve a abrir los dos sobres.

«¿Quién eres?»

«¿De dónde viene el mundo?»

¡Qué preguntas tan maliciosas! ¿Y de dónde venían las dos cartas? Eso era casi

igual de misterioso

¿Quién había arrancado a Sofía de lo cotidiano para de repente ponerla ante los

grandes enigmas del universo?

Por tercera vez Sofía se fue al buzón.

El cartero acababa de dejar el correo del día. Sofía recogió un grueso montón de

publicidad, periódicos y un par de cartas para su madre. También había una postal con

la foto de una playa del sur. Dio la vuelta a la postal. Tenía sellos noruegos y un sello

en el que ponía Batallón de las Naciones Unidas». ¿Sería de su padre? ¿Pero no estaba

en otro sitio? Además, no era su letra.

Sofía notó que se le aceleraba el pulso al leer el nombre del destinatario: Hilde

Møller Knag c/o Sofía Amundsen, Camino del Trébol 3... ». La dirección era la

correcta. La postal decía:

Querida Hilde: Te felicito de todo corazón por tu decimoquinto cumpleaños.

Cómo puedes ver, quiero hacerte un regalo con el que podrás crecer. Perdóname

por enviar la postal a Sofía. Resulta más fácil así.

Con todo cariño, papá.

Sofía volvió corriendo a la cocina. Sentía como un huracán dentro de ella.

¿Quién era esa Hilde que cumplía quince años poco más de un mes antes del día

en que también ella cumplía quince años?

Sofía cogió la guía telefónica de la entrada. Había muchos Møller Knag.

Volvió a estudiar la misteriosa postal. Sí, era autentica, con sello v matasellos.

¿Porqué un padre iba a enviar una felicitación a la dirección de Sofía cuando estaba

clarísimo que iba destinada a otra persona? ¿Qué padre privaría a su hija de la ilusión

de recibir una tarjeta de cumpleaños enviándola a otras señas? ¿Por qué resultaba

«más fácil así»! Y ante todo: ¿cómo encontraría a Hilde?

De esta manera Sofía tuvo otro problema más en que meditar. Intentó ordenar sus

pensamientos de nuevo:

Esa tarde, en el transcurso de un par de horas, se había encontrado con

tres enigmas. Uno era quién había metido los dos sobres blancos en su buzón. El

segundo era aquellas difíciles preguntas que presentaban esas cartas. El tercer enigma

era quien era Hilde Møller Knag y por qué Sofía había recibido una felicitación de cumpleaños para aquella chica desconocida.

Estaba segura de que los tres enigmas estaban, de alguna manera, relacionados

entre si, porque justo hasta ese día había tenido una vida completamente normal.

El Mundo de SofíaWhere stories live. Discover now