Lo que podríamos haber sido

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La lluvia arreciaba. Con las gotas golpeando los cristales pesadamente cada vez con mayor frecuencia y la inagotable molestia del viento silbando desde el exterior, a Caitlyn le resultaba imposible no sentirse igual de encapotada que el propio cielo de aquella tarde tormentosa en Piltover, coronador de la cúpula cristalina bajo la que se encontraba. Normalmente no le costaba concentrarse para leer, aunque en ciertas ocasiones —ocasiones tan concretas y, por desgracia para sí misma, tan ciertamente indeseables como la que estaba viviendo—, se veía obligada a hinchar el pecho, a pisar el pequeño pero a la vez indiscutible orgullo con el que la habían criado, alzar la vista por encima del libro y murmurar con todo el hastío y la mediocridad más absoluta presente en su voz rota:

—Se me ha olvidado traer agua...

Suspiró tan pesadamente como el ritmo de las impertinentes gotas que recorrían los cristales desde el techo hasta el suelo, marcando sendos caminos de húmeda continuidad desde la cumbre de la cúpula.

Se puso en pie.

Abandonó el libro sobre su asiento y echó a andar.

Un paso.

Golpe de muleta.

Dos pasos.

Un par de golpes de muleta más.

Tres.

Golpes de muleta otra vez.

Y se detuvo.

Contemplando la apacible calma en sus ojos cerrados, colocó una mano sobre las de ella y, cuando el frío tacto del mármol tallado le recorrió las yemas de los dedos como una descarga de heladora realidad, ahogó sus lágrimas ante la tumba de aquella que no volvería a consolarla en las noches de tormenta ni una sola vez más.

Miró de reojo las flores que encabezaban la imitación del lecho que el monumento fúnebre pretendía ser: en la parte trasera de la figura, cuidadosamente colocadas y adornadas con indiscutible delicadeza, los ramos naturales comenzaban a decaer y poco tenían que ver con la viveza del césped de fuera. La situación se le antojó como la irónica metáfora de su propia familia: tan firme y honorable de cara al público, pero tan muerta por dentro ahora que su madre no estaba. Su padre había encargado fabricar aquella tumba al modo de los antiguos nobles. Caitlyn todavía no sabía qué opinar sobre el asunto ni tampoco quería: ¿la decoración resultaba excesivamente ostentosa o elegantemente refinada para ella? Sinceramente, prefería no pensar demasiado en ese asunto y, desde luego, no juzgaría ni discutiría las decisiones de un marido tan dolido que no lograba levantar cabeza ni para dar un comunicado de excelencia ante las ruinas del Consejo. Según Tobías Kiramman, su esposa se merecía todo eso y mucho más, pero aunque Caitlyn estaba totalmente de acuerdo, también era consciente de que una tumba más o menos ornamentada o con sus rasgos tallados a la perfección no conseguiría traerla de nuevo a la vida. Sea como fuere, Cait estaba demasiado rota como para opinar frente a él; tenía cosas más importantes en las que pensar, como por ejemplo en el cuerpo que descansaba bajo aquel mármol tan sumamente pulido.

—Mañana las riego, madre.

Rota. Sí, rota; estaba quebrada por entero, partida en dos, hecha pedazos; con el alma tronchada por la mitad como el tallo de cualquiera de las flores a las que les acababa de negar el agua.

"Madre" pensó para sí misma, en silencio, con el pecho ardiendo de impura y ácida angustia. ¿En qué momento sus "mami" a destiempo cuando la veía entrar por la puerta de entrada volviendo del Consejo al anochecer se habían convertido en un seco y distante "madre"? ¿En qué momento sus "mamá, quiero agua" como excusa en mitad de la noche para no llorar más se habían tornado en un respetuoso pero también frío "madre"? ¿En qué momento aquella mujer a la que había amado con todo su egoísta corazón de única hija deseosa de mimos se había transformado en simplemente una figura materna a la que deliberadamente tratar con la formalidad equidistante que el tono de su voz le otorgaba a la palabra "madre" cuando se refería a ella? Esa palabra le taladraba las sienes de parte a parte en cuanto trataba de dedicarle un rato a reflexionar sobre el tema.

Agua y aceite [CaitVi / Arcane]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora