Prometido

5 2 0
                                    

— Cariño, tenemos algo que decirte — dice mi madre.

Como otro día, me encuentro tomando el té con mi familia, siendo sincera este tipo de reuniones no me gustan nada.

— ¿Sí, madre? — tomo un sorbo.

— Te casarás dentro de unas semanas con un caballero —, lo hemos conocido en persona y te caerá bien.

¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?, vale, sí, soy una princesa, pero yo ya tengo a alguien que me gusta.

— Nunca pensé que os lo diría — hago una pausa —, pero ya tengo novio.

Nunca pensé que mentiría a mis padres, pero en este tipo de situaciones, no me queda otra.

— ¿Y quién es ese joven? — me mira mi padre.

Siento cómo en sus miradas hay asombro y decepción, ¿se pensaban que me iba a quedar sumisa?, pues no, ya no soy pequeña y manipulable como antes, he crecido y puedo tomar mis propias decisiones.

— Bueno... — pienso —, se llama..., bueno...

—¡No me puedo creer que nos estés intentando engañar — golpea la mesa mi padre —, no te hemos educado así!

— ¿Que no me habéis educado así — aprieto mis puños —, alguna vez me habéis preguntado lo que quiero?, no, no me conocéis.

Dicho esto, me fui, escuché a mi padre volver a golpear la mesa.

— Princesa, — miro a una de mis criadas — el barón Eren está aquí.

Asiento y me dijo a la sala donde recibo siempre a las personas, el barón es mi mejor amigo de la infancia, lo conocí cuando mis padres me llevaban a las fiestas que organizaban los condes de Montt.

— Adivino — lo escucho decir nada más entrar —, ¿te han obligado a casarte?

— ¿Acaso me espías? — me rio.

— Siendo sincero no, cuando he llegado, escuchaba las voces desde aquí.

— ¿Qué te parece todo esta situación?, tengo o no mala suerte.

Me tiro en sus brazos y el solo frota mi espalda.

— ¿Quién es el afortunado?

— No lo sé — le miro a los ojos —, solo sé que es un caballero y que mis padres lo conocen en persona.

— ¿Por qué no pruebas a ver quién es? — me mira —, tal vez sea guapo.

— ¿Crees que es lo que realmente me importa? —, sabes que me gusta Forn.

Suspiro y al cabo de un rato entran mis padres.

— No te esperábamos Montt, ¿qué te cuentas hijo?

— Demos la bienvenida a los monarcas de la dinastía de la luz, los reyes de Windsor — se levanta y hace una reverencia.

— Tranquilo, no hace falta la reverencia, eres parte de la familia — dice mi madre.

— ¿Entonces quién es ese tal Forn?

Me pongo nerviosa y aprieto el filo el vestido.

— Lo quiero aquí mañana a las 14:00, comeremos con él.

Después de esa frase, mis padres se van y me quedo en el salón con Montt.

— Lo siento por tí Astrid, yo ya me voy.

Me da un beso en la frente y sale cerrando la puerta, me tiro en el sofá y me dejo dormir.

La princesa AstridDonde viven las historias. Descúbrelo ahora