Dos años antes...
—¿Sabes a qué aula tenemos que ir? —preguntaba nerviosa a su primo, mientras sacudía alegremente un folleto de bienvenida.
—¿Cómo quieres que sepa tu horario cuándo apenas conozco el mío? —contestó de mala gana.
—Pero dijiste que me ayudarías por ser mi primer día ¡Alan, tú ya conoces el lugar hace un año! —replicó Randie con gesto de desaprobación, mientras cruzaba los brazos contra su pecho.
—Está bien —soltó luego de un suspiro —: Vamos a ver tu horario —exclamó mientras examinaba el folleto y caminaba adentrándose en la Academia.
—¡Ay! —chilló tras caer al suelo, cuándo intentaba seguirle el paso.
Levantó la vista, pero no había nadie en frente, miró hacia el costado buscando a Alan, quien seguía inmerso pensando en el camino más rápido. Cuando Randie volvió a mirar al frente, una chica apareció de repente. Le extendió la mano para ayudarla, pero en ese instante Alan reaccionó y se acercó con fuerza para levantarla de un jalón.
—Perdone, señorita Camdor—se disculpó agachando la cabeza, tratando de disimular el temblor en sus manos.
A su alrededor los estudiantes se frenaron, miraban asustados la escena. Mantenían una distancia y no se atrevían a pronunciar una palabra.
—No es nada, no te preocupes —respondió Vianney —: ¿Estás bien? —preguntó dirigiendo su mirada a la chica con la que había chocado.
—Sí, muchas gracias por preguntar. Por cierto, soy Randie ¿Cómo te llamas? —preguntó extendiendo su mano, para luego quedar anonadada de los murmullos.
—Soy Vianney —se presentó con una sonrisa, mientras le estrechaba la mano con confianza. Los demás callaron.
—¿Cómo fue que no te vi? ¡Perdón! Aún soy nueva y distraída —comentó mientras tocaba el brazo de Vianney.
—No es tú culpa, estaba usando invisibilidad —respondió con calma.
—¡Guauuu! Eso es muy genial —comentó sorprendida.
—Bueno, me retiro —pronunció con una sonrisa antes de volver a desaparecer.
Alan estiró del brazo a Randie y corrió para llevarla lo más rápido y lejos de las miradas de quienes los rodeaban. Ella chillaba por el dolor que le estaba propiciando con su fuerte agarre, en ese momento frenó en seco para dedicarle una mirada que reflejaba enojo y miedo.
—Nunca, nunca de los nunca vuelvas a hacer eso ¿Entendiste? —le dijo mientras trataba de controlar su respiración y la soltaba gradualmente.
—Cálmate Alan, solo vámonos...
Continuaron caminando hasta llegar a la entrada del aula, cuándo un sonido grave resonó en aulas y corredores, era cómo un rugido y al mismo tiempo un lamento. Randie se sobresaltó y apretó el brazo de su primo.
—Es el timbre de ogro, ahora tengo diez minutos para llegar a mi clase antes de toparme con una barrera —le comentó.
—¿Una barrera? ¿Dónde? —preguntó confundida mirando a su alrededor.
—Ya lo verás, solo entra y mantente alejada de los problemas —respondió para luego despedirse con un beso en la frente de Randie y correr a su aula.
Al quedarse sola, Randie se percató que algunos estudiantes aún la miraban. Sin embargo, ignoró aquella extraña actitud y entró a su aula para acomodarse en un pupitre liberado. Con ansias esperaba ver aquella barrera de la cual su primo le había hablado, pensaba que era cómo una puerta transparente para abochornar a quienes lleguen tarde o tal vez una reja de energía para que escuchen la clase desde el exterior del aula.
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Werkinfer de las sombras
AventuraLa delgada línea entre el deseo y el poder es muy frágil, así cómo también el equilibrio que es sostenido por la humildad y la arrogancia, quienes pelean constantemente tratando de superar a la otra. La magia y la hechicería conforman un equilibrio...