Camaleonte traditore

550 39 79
                                    


Era una mañana calurosa, la suave brisa matutina apenas se dejaba notar, se dirigía como todas las mañanas a la puerta de la dueña de su alegría y su corazón.

Había estado ensayando lo que le diría esa mañana al verla con su camisón recién levantada, tenía expectativas de lo que quería hacer con ella en ese día, había pasado un tiempo desde que los Madrigal tenían un día sin tantas tareas.

Decidió que quería lucir apuesto, se dispuso a no usar su ruana y esta vez acomodar su cabello en una cómoda media coleta, recorto un poco las barbas de su rostro y se puso con orgullo y dulzura la pulsera de cintas de cuero trenzadas que tenían a la par, las que habían logrado entretejer juntos, como sustitución de un par de anillos, que esperaban algún día llegar a compartir.

Pasó a través del marco de la puerta en su torre, un fuerte murmullo se escuchaba en la parte de abajo, se preguntó por un momento si ya habría comenzado el desayuno, pero aún era muy temprano , y se acercó sigilosamente a la orilla de los barandales de Casita.

En la planta baja solo pudo divisar a su hermana Julieta llorando y siendo abrazada y consolada por una furiosa Pepa, también pudo ver a su mamá pidiéndole a Isabela que se llevará a Toñito, pues no quería que viera tal escena.

¿De qué estarían hablando y por qué no veía a los esposos de sus hermanas? Se preguntó confundido; pero antes de divagar realmente en una respuesta, fue tomado por los hombros y aventado hacia atrás azotando crudamente contra una puerta de madera. Justamente la puerta de su mariposa. El sonido fue tal, que lo aturdió sin esclarecer lo que ocurría a su alrededor.

Apenas recuperaba aire, cuando un enojado Agustín se abalanzó por encima de él, golpeando con sus nudillos la cara de su cuñado. No le daba ninguna explicación, ni le dirigía ni una sola palabra, solo atinaba golpe tras golpe.

De la puerta recién maltratada, salió una joven adormilada pero muy asustada por el fuerte golpe, su cara pasó de una mueca de confusión a una de terror en el momento que pudo ver al Tío Felix, separando a su padre de su amado, quien ahora sangraba de su rostro y sin poder hablar por la falta de aire en sus pulmones que tal golpiza le había propiciado, y que ahora era arrastrado por el pasillo y escalera abajo cual un muñeco de trapo.

Al ver a su padre pasar frente a ella, detrás de ambos hombres y con los nudillos enrojecidos, trató de correr y alcanzarlo, pero sus fuerzas parecían insuficientes.

Todo estaba pasando realmente rápido, logró llegar a la parte de abajo con todos allí, solo para presenciar cómo su tío, su amado tío, el hombre a quien más amaba era arrojado sin contemplaciones a los pies de su madre y de la Tía Pepa.

Las lágrimas de la chica no dejaban de salir, se sentía confundida e impotente, veía al hombre quien siempre la había hecho sentir protegida, ahora como alguien indefenso y que necesitaba ser rescatado de esa terrible situación.

Pasó por en medio de los hombres que ahora no reconocía como su familia, si no como unos bárbaros dispuestos a acabar con la vida de su Bruno.

Hincada frente al ahora cuerpo inerte rogaba que pararan, que lo dejaran en paz.

—¡Lo van a matar!, por favor, deténganse, déjenlo!— Empujando a su madre que intentaba apartarla de ese lugar. Su semblante era de una fiera defendiendo a su cachorro frente a un depredador.

—¡Basta Mirabel!— Resonó la voz de la matriarca. —Luisa, llévatela de aquí, y que no salga de su habitación— Su rostro era frío, sin expresión alguna. No dispuesta a dar ninguna explicación, y mucho menos de defender frente a nadie a su hijo ahora tirado como despojo en el suelo.

Juego del Engaño 🦋⏳ (MiraBruno)(CamiMira)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora