Introducción:
Buenas tardes a todas y a todos. Quiero felicitar a todas las personas que me han precedido en el turno de palabra. Maravillosas y acertadas palabras que comparto. Lo tengo difícil, pero espero que mi intervención esté a la altura.
Si hoy estoy aquí hablando es porque me puse muy insistente con Iago y con María, y cuando digo que fui insistente quizás se podría decir que llegué a ser pesado. ¿Pero saben qué? Yo creo que lo merezco, déjenme explicarme. En mi vida, no sé qué sucedió empezar a tener recuerdos o conocer a Iago. Y por eso aquí, casi 30 años después, quería seguir generando nuevos recuerdos memorables.
Antes de empezar, quería hacer una pregunta bastante seria:
¿Hay algún médico en la sala?...
Tengo un dolor y no parece bueno,
me duele el pecho, y la mente,
me tiembla la voz y la visión borrosa.
El corazón me pide consuelo,
todas las ideas me golpean fuerte,
y en estómago tengo mariposas.
¿Hay algún médico en la sala?
Creo que mi cuerpo ya no tiene carne,
me siento completo ahora,
floto sólo con mirarte,
no me pasa con ninguna otra.
Quiero llenar mi cabeza de recuerdos contigo,
Acercarme y hablarte de mis sueños,
llenarte la copa de un buen vino,
Y pasar la noche despiertos.
¿Hay algún médico en la sala?
Ya me voy, ya no aguanto,
te amo, te amo tanto...
Las palabras hacen resonancia,
sí me quieres, pide una ambulancia.
Que me pongan oxígeno tus labios,
que me armen de valor tus sonrisas,
contigo el tiempo va más despacio,
Tus abrazos se sienten como tiritas.
¿Hay algún médico en la sala?
Tengo el mundo patas arriba,
sólo quiero hacer de un instante el infinito,
de tu energía, un modo de vida.
Y si lloras, que sea de alegría.
¡Vivan los novios!
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Si mi corazón hablara
PoesíaLa gente de ciencias vemos el mundo de forma abstracta. A menudo, diseñamos dispositivos que crean campos electromagnéticos o dominamos las fuerzas de la naturaleza. Pero otras, en cambio, creamos belleza en edificios de palabras o perfectos engrana...
