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- Hange Zoë...

- ¿Hay algo de especial con mi nombre, señorita Ciccone?

Hange y _____ iban de camino al puesto de helado donde la castaña solía acudir a comprar el postre frío que tanto disfrutaba en los días calurosos del verano.

- Nunca lo había escuchado, solamente. -asintió, acomodándose el cabello ligeramente, acción que no pasó desapercibida para Zoë en lo absoluto.- ¿Es acaso su nombre Japonés y su apellido Griego? -cuestionó.

- Pero que acertada, así es. Mi padre era de Grecia, específicamente de Atena, mientras tanto mi madre era una Japonesa de Osaka. -Hange sonrió ampliamente, sintiéndose de maravilla por la inteligencia de la contraria.- Por su apellido puedo deducir que es de Italia.

_____ asintió levemente.

- Lo soy, pero recién me mudé hace unos meses hacia acá por intercambio.

- ¿Estudiante?

- Así es, estudiante de arquitectura, tengo veintiuno, los cumplí en marzo. ¿Usted a que se dedica? -inquirió curiosa.

- Bueno, doy clases de química y biología en el bachillerato que está en Brooklyn.

- Justamente la universidad de al lado es donde me encuentro yo estudiando, que grata sorpresa.

_____ sonrió de manera cálida, Hange correspondió aquél pequeño gesto por parte de aquella linda chica.

¿Qué estaba sintiendo?

En ese momento se frenaron, pues ya estaban en tal puesto. La castaña sonrió maravillada con las mejillas enrojecidas, saludando rápidamente al vendedor con un entusiasmo distinto al de un ser humano común, _____ notó que Hange era extrovertida por lo que observaba, lo cual le resultaba agradable y en cierto punto, adorable.

_____ saludó amablemente al hombre que mantenía ese pequeño carrito de helados, le pidió un helado de limón y mientras este lo servía se dispuso a buscar el dinero en su bolsillo, pero una mano la detuvo.

– Ni crea que dejaré que pague ese helado, señorita, después de todo yo la estoy invitando.

Hange sostenía con delicadeza la muñeca de _____, evitando que tomara el dinero. La de cabello cobrizo sintió un calor repentino invadir sus mejillas, podía jurar que estaban comenzando a enrojecerse ¿Cómo era posible eso? ¿Por qué se sentía de tal manera ante el tacto de aquella desconocida mujer?

La castaña pidió un helado de fresa, posteriormente recibió ambos y le pagó a aquél hombre quien con una sonrisa despidió a ambas chicas.

Se pusieron en marcha, caminando en silencio por el Central Park; no era un silencio incómodo, al contrario, la compañía era sumamente agradable para ambas y no necesitaban hablar para sentirse de tal manera.

Aún así, Zoë decidió romper el hielo, pues al ser sumamente curiosa, quería conocer a su menor.

– Cuénteme ¿Qué la trajo a estudiar aquí? Italia y sus alrededores son una maravilla... ¿Cómo llegó a elegir América? –cuestionó, brindando una mirada fija, sus ojos desprendían curiosidad pura.

_____ sonrió, nunca le habían hecho esa pregunta, ni siquiera sus amigos con quiénes compartía también hogar se la habían planteado.

– Todo es maravilloso por allá, pero quería sentir el sueño Americano, así mismo que aquí existe Broadway. De igual manera me convenció aún más el plan de estudios Americano, es totalmente... Distinto. –respondió, volviendo a comer un poco de su helado, algo nerviosa por la mirada ajena.– La misma pregunta le haré yo, señorita Zoë ¿Qué hace aquí? Siendo que pudo estar en Grecia o Japón, sobre todo Japón que es un país más desarrollado.

Hange se tensó.

– Uhm... Sinceramente, cosas que suelen suceder, no es nada relevante. –respondió con nerviosismo.– Pero bueno, con que le gusta el teatro musical, un día le invitaré a ver su obra favorita, claro, si desea volver a encontrarse con mi persona.

A _____ le extrañó que su mayor cambiara tan rápido de tema, sin embargo no insistiría, la había conocido apenas hace media hora y estaba en su derecho de no querer contarle su vida privada. Se sonrojó un poco por aquella invitación que como tal aún no estaba hecha, pero persistiría allí.

– Oh, por supuesto que aceptaré verle nuevamente, señorita Zoë... Será encantador. –sonrió levemente.

Hange hizo lo mismo, acto que derritió internamente a la de cabellos cobrizos, aquella sensación era nueva y de alguna manera le comenzaba a agradar que aquella desconocida fuera la encargada de producirlas.

Miró rápidamente su reloj, se le estaba haciendo tarde para volver con sus compañeros de hogar, frenó en seco y miró a la castaña con ojos avellana.

– Disculpe, señorita Hange... Se me hace un poco tarde y debo volver a casa con mis compañeros, pues tenemos ciertos pendientes por resolver. –comentó apenada, agachando la cabeza.

La mano cálida de Hange la sorprendió al momento en que se posicionó sobre su mejilla, era agradable sentirla allí, no quería despegarla por nada del mundo. Alzó su rostro y pudo observar con atención a su mayor, quien era también más alta.

Una nariz pronunciada, mejillas que podían verse suaves, unos ojos color avellana que con el sol resaltaban y se miraban simplemente perfectos pese a que llevana gafas, su cabello alborotado... Y finalmente su sonrisa, era preciosa.

– ¿_____? Tierra llamando a _____. –Hange la llamaba pero no reaccionaba.

– ¡Lo siento! Me distraje, ¿Había dicho algo?

– Que no debe preocuparse, vaya con cuidado a su morada. – retiró su mano de la mejilla ajena, sacó un papel junto con un bolígrafo, anotando unos dígitos en este rápidamente, finalmente se lo entregó a la más bajita.– Mi número, señorita Ciccone, así cuadramos la reunión en el teatro.

_____ tomó aquél papel en manos y lo guardó rápidamente en su bolsillo con una amplia sonrisa, asintiendo.

– Por supuesto, fue un placer coincidir con usted hoy, la estaré llamando. ¡Muchas gracias por el helado!

– Esperaré esa llamada con ansias, chica, y de nada, un placer.

La castaña sonrió y alzó su mano a manera de despedida, _____ hizo lo mismo y posteriormente se echó a correr con su helado debido a la prisa.

Hange estaba maravillada, esperando con ansias el momento en que se volvieran a encontrar.

Con su helado en mano, siguió caminando por el parque disfrutando del verano tranquilamente...

Que bello era coincidir con gente bella.




Continuará...

𝐌𝐀𝐆𝐈𝐂 | 𝙷𝚊𝚗𝚐𝚎 𝚡 𝙵𝚎𝚖 𝚁𝚎𝚊𝚍𝚎𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora