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X

El día era soleado y hacia un clima perfecto como para estar en la piscina durante horas sin preocupación alguna, Kara había decidido que entonces la vestimenta para su día sería un vestido veraniego largo y con tiros y lo acompañó con un par de decidida, sandalias a ocultar la enorme cicatriz que cruzó su pierna izquierda, acompañada de un par de Ray Bans negras su cabello rubio se movía al ritmo de la suave brisa de San Marino.

-           ¿Me dirás que sucede entre ustedes? – Alex preguntó, y Kara pensó guardar silencio con la esperanza de que así su hermana simplemente comprendiera que no le interesaba hablar del tema. –Ignorarme no te salvara de esta charla, Kara.

-           ¿Segura?

-           Tan segura como que soy lesbiana

-           O como que aún sientes cosas por Samantha –Alex gimió levemente, sintiendo la venganza de su hermana en la oración.

-           No es sencillo, la historia con Sam es muy larga y antigua, pasamos por muchas cosas, tú lo sabes.

-           Bueno, no lo sé todo y no me ves haciéndote un interrogatorio.

-           No te estoy interrogando, Kara. Solo quiero saber qué sucedió, no eres la misma.

-           No ha cambiado –protestó Kara. Alex guardo silencio un par de segundos mientras recibía los bocadillos que había pedido. La señora y el niño que estaban sentados a su lado murmuraron algo sobre la enorme cantidad de comida y Alex les sonrió rápidamente.

-           Que digas eso es una mentira completa –Kara miró a su hermana sosteniendo una gaseosa, bastante interesada ahora sobre lo que su hermana esperaba de ella. –O sea, tienes que ver desde mi perspectiva, ¿está bien? –Kara asintió

-           Lo intenté, pero no prometo nada.

-           Estos meses han sido extraños –comenzó Alex y Kara la miró arqueando una ceja entre sorprendida y retando a que continuara. –. Quiero decir, estuviste durante un año y medio encerrada en tu casa, apenas y me querías ver o recibir visitas, y luego tú... vuelves. No es que sea malo –añadió rápidamente ante la sorpresa de su hermana menor –Al contrario, me alegra saber que decidiste salir y volver a ver el mundo. ¡Demonios, te fuiste a Austria y ahora estas aquí! Viajaste en un par de meses más que en todo el año pasado, y estoy sinceramente feliz por ello.

-           ¿Entonces cuál es el maldito problema, Alex?

-           No es que haya un problema –respondió Alex

-           Claro que lo hay si tienes que hacer un verdadero drama de que empiece a viajar y sea feliz.

-           Solo me pregunto, por qué Lena – preguntó mirando a su Kara expectante. El rostro de Kara se frunció y tragó, decidió no retirar la mirada de su hermana mayor.

-           ¿Qué tiene que ver Lena en esto? – preguntó casi en un susurro

-           Según veo, todo –Kara giró los ojos y Alex se apresuró a decir–. Te saca de tu confinamiento, de repente eres feliz, viajas donde viaja, pasan la noche juntas, salen a todo lado ¡incluso fuiste a su casa! ¡en Irlanda! Ahora te peleas con ella y tienes la misma cara amargada y triste de un maldito Golden Retriver que ha perdido su juguete.

Kara desvió la mirada sin poder realmente mantener la mirada preocupada de su hermana mayor, pareciendo demasiado sincera en su interés, un interés y sinceridad que no había existido en mucho tiempo entre ellas, tal vez un par de años o un poco más y Kara no se lo recriminaba, no lo hacía, pero tal vez alguna vez sí lo hizo, pero ahora ya no era el caso, eran adultas.

LA ÚLTIMA CARRERA - SUPERCORP AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora