Hace poco tuve un viaje muy fuerte en lsd. Ya lo habia hecho antes y siempre me parecio mentira eso de que los psicodelicos puedan hacerte tener un profundo cambio en tu comportamiento o psique; pues me equivoque.
En principio me sentia muy tranquilo, había pasado 40 minutos y aun nada, si apenas los colores se volvieron más intensos. De repente a la marca de las 2 horas vino la Euforia. Estaba tomando un café y por más que quisiese no podia parar de reir, estoy seguro que incomode a mucha gente pero eso no me importaba, me sentia con tanta energia. Una hora después ése estado bajo y estaba tan platicador, me hice amigo de toda la gente de mi alrededor, realmente estaba disfrutando hablar con las personas, todos me parecian tan interesantes, tenia deseos genuinos de conocerlos, de saber sobre ellos.
Pero bueno, la parte importante viene despues. A las 4 horas bajamos a la playa. Habia escuchado que el lsd puede hacer que salgan las emociones reprimidas y eso fue justo lo que paso.
Me tumbe en la playa, me puse mis audífonos y lloré; lloré por todo lo que me pasaba, por todo lo que me paso y hasta lloré por lo qué pasaría. Justo como en la risa, por más que quisiese no podia parar de llorar, sentia tanta lástima por mi mismo, por todo el miedo que tenia, por lo enojado que estaba y sobre todo sentia lastima por todas las cosas que habia hecho. Si hubiera podido salir corriendo y disculparme con todas las personas a las que les habia hecho daño, lo hubiera hecho, ese sentimiento era genuino. Ojala pudiera parar todo el dolor, el mio, el de los demás. Lloré pensando que quiza nunca tendria las fuerzas para hacerlo parar, pero ¿Y si pudiera? ¿Y si me empezara a esforzar? ¿Y si por primera vez tratara de responsabilizarme, dejar de huir? Me he equivocado, me volvere a equivocar, pero no importaba, en ese momento no importaba nada, porque mientras siguiera aqui, podria disculparme con los demas, perdonarme a mi mismo y seguir adelante, siempre hacia delante que atrás ya no me quedaba nada.Frente a los que me acompañaban, en mucho tiempo, fui yo mismo, vulnerable como soy, les platique de todos mis miedos, mis inseguirades, lo que me hacia mal, de toda la culpa que sentia y me senti libre.
Ahí en la orilla de la playa, ahora entre lagrimas y risas, me senti tan pequeño, tan impotente y al mismo tiempo, tan feliz.