Sin más opción, Kibutsuji sigue al menor a través del jardín. Ver tantos colores lo asqueaba, parecía un jardín sacado de un cuento de hadas; pero no es nada a lo que no podría acostumbrarse.
Kagaya lo lleva hacia su habitación. Él comienza a bostezar. Sus bostezos son tan lindos que eso sólo lo hacía pensar en una cosa, devorarlo mientras estuviere durmiendo.
—Aquí dormirás —. Menciona el de ojos púrpuras dejando caer una manta al piso.
—¡¿Piensas dejarme durmiendo en el suelo?! —. Le responde ofendido.
—¿No es eso obvio? —. Habla mientras se arropa en la cama.
—¡Tú no puedes dejarme durmiendo aquí!
—Ya deja de quejarte y sólo duérmete.
—Es fácil decirlo cuando tú dormirás en la cama —. Rezonga sentándose en el suelo.
—Esta es tu última advertencia, si no te duermes ahora llamaré a los pilares.
—Isti is ti iltimi idvirtincii —. Le arremeda cruzándose de brazos y haciendo caras tontas.
Kagaya le lanza una mirada matadora y amenaza con levantarse de la cama para traer a los ya mencionados.
—Ahg, está bien, ya me dormiré —. Responde y se arropa con la manta que a penas alcanza a cubrir su cuerpo por completo.
...
A la mañana siguiente el mayor despierta estirándose en el suelo de la habitación. Desde hace tiempo que no dormía, ya que los demonios no necesitan hacerlo.
Dirige su vista hacia la cama, Kagaya no estaba ahí. ¿A dónde habría ido?
Dispuesto a averiguar donde se encontraba el menor, Muzan sale de la habitación, escucha ruido y se conduce hacia donde parecía venir el sonido. Estaba en la cocina. El de cabello lacio se encontraba de espaldas. Se veía tan apetitoso para el demonio, era una lástima que no podría comérselo.
—Oh, ya despertaste —. Habla el menor y se voltea con una sonrisa.
—Sí, buenos días o lo que sea —. Contesta con su usual tono seco.
—Tal vez deberías de tratar de ser un poco más amable, Muzan —le aconseja el de ojos púrpuras—. Te recuerdo que estarás conmigo por un buen tiempo.
—No lo creo, niño —responde con una sonrisa ladina—. Escaparé, ya lo verás.
Kagaya suspira, tratar con este demonio tan testarudo era cosa difícil.
—Bueno, a pesar de que me llames "niño" soy tu amo ahora, y debes tratarme cómo tal.
Muzan suelta una gran carcajada al escucharlo, su panza dolía de tanto reírse.
—Nunca te consideraré como mi amo, tú sólo eres un delicioso platillo que no puedo comer —. Esto lo dijo con una mirada deseosa mientras se lamía los labios.
El menor se puso notablemente más nervioso y se ruboriza de manera leve, había malpensado lo que dijo el demonio por un instante. ¿Se refería a él cómo "platillo" por su sangre, verdad? Esperaba que se refiriera a eso.
—Sonrojado te vez aún más apetitoso —. Comenta sin dejar de relamer sus labios al verlo.
—Detente ahora mismo o te pondré de nuevo la mordaza —. Advierte el menor casi temblando.
—Ahg, que amargado —suelta molesto y voltea hacia otro lado—. Y eso que te estoy halagando, sólo alguien con tan buena sangre tiene la oportunidad de ser comido por mí.
Kagaya se tranquiliza por un momento. Era un alivio saber que se estaba refiriendo a su sangre y no a... otra cosa.
...
Más tarde, cuando Kagaya le sugirió salir a caminar junto a él por los jardines de la sede, Muzan acepta sólo porque quería ver con mayor detalle la propiedad para tratar de idear un plan de escape; pero no sabía en lo que se estaba metiendo.
—Vamos, Muzan, camina —. Le ordena el menor jalándolo de la correa.
A veces el mayor pensaba cómo es que había terminado de esa manera. De ser el rey de los demonios, temido y aclamado por todos, a ser la mascota de un niñito que resulta ser el líder de los cazadores de demonios.
Los pilares los observaban desde la distancia, quienes no paraban de reírse al ver el rostro del demonio, pues parecía que era un gato rabioso en su fase más furiosa.
La caminata al fin termina y el menor se sienta en una banca dispuesto a leer un libro. Fue peor para Muzan ya que el menor le pidió que gateara como si fuera un animal, amenzándolo con lo mismo de siempre, llamar a los hashiras para que lo asesinaran. Así que no le quedó de otra que obedecer.
El demonio se queda en la misma posición, pues no tenía permitido pararse hasta que Kagaya se lo concediera. Desde esa perspectiva más cerca del suelo busca con la mirada algún agujero pegado a las paredes, donde le fuera posible poder huir cuando no tuviera la mirada de los presentes sobre él.
De repente, siente algo encimarse sobre su espalda. El menor lo estaba usando como taburete para apoyar sus pies. Muzan gira su cabeza hacia el de cabello lacio y le dedica una mirada aterradora, casi hasta parecía que estaba echando espuma blanca por la boca de la rabia. Aprieta los puños jalando el verde pasto y trata de controlarse, si lo hería le cortarían el cuello inmediatamente.
El grupo de pilares se ven asombrados ante el acto de el menor, estaba yendo demasiado lejos a sabiendas de que Muzan tiene un carácter bastante explosivo. Preocupados por su patrón se dirigen hacia él de la forma más rápida posible antes de que Kibutsuji estallara de ira y lo lastimara.
Sorprendentemente, Kagaya estaba muy tranquilo, seguía leyendo su libro con su típica sonrisa gentil. Los hashiras rodean al demonio y sacan sus armas con un rostro de preocupación, si el demonio llegaba a lastimar al patrón no se lo perdonarían nunca.
—Tranquilos, bajen sus armas —pide el menor con su voz calmada—. Muzan está bien ¿no es así?
Las miradas de todos se fijaron en el demonio, esperando su contestación. Y aunque no le gustara, Muzan tendría que decir algo que convenciera a los presentes de que estaba controlado, si reaccionaba de mala manera estaba seguro de que cortarían su cuello en ese instante.
—Sí, amo —. Suelta en un suspiro y baja la cabeza rindiéndose ante el menor, completamente humillado.
Los pilares estaban sumamente impresionados, no podían creer lo que habían escuchado. A ese punto se estaban preguntando si el demonio que tenían delante era en verdad Muzan Kibutsuji o era algún impostor.
—¿Lo ven? Todo está bien —. Habla el de cabello lacio sin dejar su lectura.
Mientras, Muzan estaba apretando los dientes, esforzándose por controlarse ante tal ofensa. Haría pagar al menor por esto algún día.
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𝐋𝐚 𝐌𝐚𝐬𝐜𝐨𝐭𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐚𝐭𝐫𝐨́𝐧 | Muzan x Kagaya
Fanfiction❝Me prometí que te mataría. Pero ahora que te tengo delante, tan indefenso, jugaré contigo un poco. Te torturaré y a pesar de eso, no creo que esto pueda hacerte pagar por las tantas muertes que provocaste❞. Muzan x Kagaya ______ Advertencia: Esta h...