— ¿Paul? ¡Ha vuelto! —. Dijo secando sus lágrimas rápidamente.
— ¿Qué hace aquí sola y ... llorando? —. Preguntó acercándose.
— No estaba llorando — Paul levanto una ceja — bueno si lo hacía, pero no importa.
— A mí me importa —. Respondió con seguridad.
— Se lo diré después, ahora quiero saber qué hace aquí, pensé que no volvería aún.
— Los negocios están bien y nunca he podido resistirme a las temporadas londinenses. Así que aquí estoy —. Dijo levantando sus hombros.
— Me alegra oír que todo marcha bien —. Dijo sonriendo.
— ¿Qué le parece si entramos y bebemos una copa? Ahora que Connor me abandonó, necesito un compañero de tragos o bueno en este caso compañera.
Harm rio y aceptó su propuesta, se habían hecho buenos amigos luego de ser presentados en la semana de campo de lady Holland. De hecho, cuando Paul se marchó a Francia por negocios, comenzaron a enviarse cartas.
— No es necesaria mi compañía, lord Harrison está aquí.
— ¿Si? —. Preguntó asombrado.
– Así es, Florence está ayudando a su hermana en la búsqueda de esposo y lord Harrison la ha acompañado.
— Eso es increíble —. Soltó mientras caminaban del brazo hacia el salón.
— ¿Qué es increíble?
— Que alguien que deteste los bailes esté en uno solo por acompañar a su esposa — dijo riendo — y es increíble a su vez, que se desviva por su esposa él, que decía odiar el romance.
— No se ría, ya le pasara la mismo a usted —. Dijo aguantando la risa.
— Usted también quiere reír milady. Además, yo no niego que me pueda enamorar, de hecho, una vez corteje a una dama y Connor me dijo que era una pérdida de tiempo, entre otras cosas.
— ¿Cortejó a una dama?
— Si, hace unos cuatro años.
— ¿Y qué paso? —. Dijo con mucha curiosidad.
— Nada, no nos casamos.
— Eso es obvio, me refiero a que pasó con la dama y porqué no se casaron.
— Bueno, apareció un conde y supongo que la idea de ser condesa le tentó más, que ser la esposa de un simple abogado.
— Eso es muy injusto —. Dijo furiosa.
— Tranquila, eso ya quedó atrás.
— Pero es que, ¿Cómo alguien pudo hacerle eso?
— Suele pasar cuando compites con hombres nobles — dijo sin darle demasiada importancia — ahora que le he contado eso, quiero que me cuente porqué lloraba afuera.
— Bueno, digamos que el hombre del que llevo enamorada unos años me ha rechazado cruelmente.
— Lo siento milady...
— Descuide, supongo que pasará.
— No me dejó terminar, lo siento por él, porque se está perdiendo de una mujer maravillosa, no obstante, usted se deshizo de un imbécil.
— Oh Paul, juro que lo abrazaría si no fuera indecoroso —. Dijo riendo.
— Descuide — dijo sonriéndole — me conformo con escuchar su risa.
— ¿Y cómo es que sigue soltero siendo así de caballeroso?
— No tengo idea, pero es injusto ¿Verdad? —. Dijo haciéndose el indignado.
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Una sinfonía perfecta © TL #2
Ficción históricaSaga: Temporada en Londres, libro #2 Harmony Evans única hija de los vizcondes de Hereford, nunca ha sido popular entre los caballeros de Londres. A punto de cumplir sus veintiún años y encontrándose en una tercera temporada social, Harmony demostr...