Capítulo uno.

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DESDE EL BALCÓN DE SU HABITACIÓN OBSERVA CÓMO EL JOVEN VARÓN DE hebras oscuras práctica en el campo de entrenamiento que está apartado varios metros del palacio principal, la única diferencia es que a los pocos nuevos caballeros están formados en tres filas horizontales siguiendo las órdenes del entrenador en otro lado del mismo campo, dándole una última mirada, giró sobre sus zapatos y entró sin cerrar la ventana, para salir de esta misma siendo seguida por sus damas de compañía, fuera de esta la espera un escolta que le asignó su madre cuando cumplió los seis años, quien al verla alejarse de la habitación, la siguió en silencio.

El sonido de sus tacones resonó en el extenso pasillo mientras se dirigía al despacho de la Emperatriz para hablar detalladamente sobre su revelar su identidad ante el Imperio ya que no ha hecho aparición durante todos estos años, solo saben la identidad de su hermano menor quien cuando tiene tiempo sale del Palacio, su madre tiene planeado su debut ante la sociedad y el Imperio, que será semanas antes de su cumpleaños y dar el aviso ese mismo día u otra fecha sobre el título de princesa heredera que por descendencia le corresponde al haber sido la primera en nacer.

La Emperatriz es una de los pocos–la primera–gobernantes que ha roto la tradición que un solo un varón puede ascender al trono aún fuese el segundo o último en nacer considerándolo estúpido, dicho por su propia boca, entonces decidió hacer un cambio aunque fuera en su Imperio, que una mujer también pueda tomar el trono por derecho de sucesión y además ganándose el favor del gobernante.

Y lo sabe, sabe que si su madre, La Emperatriz da a conocer la información sobre la nueva sucesión es más que obvio que habrá quienes están a favor, por lo cual habrá nobles y aristócratas que van a estar en contra de esa ley, lo que lleva a que van hacer todo lo posible en secreto porque no se cumpla la orden.

—Dentro de poco será mi debut. —Habló, llamando la atención de sus damas—. También será la primera vez que me muestro ante el Imperio, por lo que tanto los nobles, aristócratas y cuidados del pueblo sabrán quien es la persona que porta el cabello rojo como sangre o como el atardecer. —Llevó sus dedos a su mandíbula—. ¿Quién será? ¿Hombre o mujer? —Preguntó, repitiendo la pregunta que hace la gente—. Aquel cruel y despiadado caballero que llenó el campo de batalla con la sangre de sus enemigos, bañando su propia espada con esta misma. —Finalizó, con una sonrisa tensa.

—Lady Persephone. —Susurró, lo suficientemente audible Calista.

—Son solo rumores, señora mía. —Respondió, rápidamente Aria—. No les preste atención.

—Sí, nunca he prestado atención a los rumores a lo largo de mi crecimiento. —Comentó, tomando su vestido, levantando una parte de este mismo para no tropezar al subir los escalones—. Lo que me sorprende es cómo la gente llego a saber lo del campo de batalla. —Susurró, entrecerrando sus ojos.

Al llegar frente a la puerta de la oficina de La Emperatriz, los guardias quienes la custodian hicieron una ligera reverencia, levantó su mano para tocar la puerta, pero antes de hacerlo se abrió dejando ver al mayordomo, quien al verla la saludó.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2022 ⏰

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Princesa de rosas y espinas. ━━La Emperatriz Divorciada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora